Una vida entera defendiendo en todos los foros de audiencia un yoga limpio de gimnasia y calistenia. Ramiro hoy sigue al frente de esa batalla, y ya denuncia como responsable a ese yoga gimnástico vaciado de contenido que está labrando su propia tumba frente al pilates en auge. De eso hablamos, y de lo que ha aprendido en su incesante búsqueda a lo largo de 65 años. Es una entrevista YogaenRed.

(Ver primera parte)
YogaenRed: Volviendo a cómo está el mundo, nos acordamos mucho ahora de eso que tú siempre has dicho, que somos homoanimales. Actualmente, ¿crees que vamos camino de evolucionar?
Ramiro Calle: No. Algunos raros casos individuales lo lograrán, solo algunos casos. Todos los maestros a los que he ido preguntando desde mis comienzos me han dicho que son pesimistas en este sentido. Si no cambia la mente humana, no cambia nada.
YeR: Pero, ¿y estas escuelas de pensamiento que dicen que llevamos la divinidad dentro de nosotros? ¿Cuándo vamos a despertar a eso?
R. C.: Hay dos tipos de yoga muy peligrosos, y no nos damos cuenta. Uno, podemos llamarle el yoga religioso, que defiende que Dios está dentro y que no hay que hacer nada porque ya estamos liberados. Un Bhakti yoga buenista excesivo, que para eso me quedo con la iglesia católica. Y el otro es el yoga calisténico, el yoga gimnástico, que se está labrando su propia tumba sin darse cuenta. ¿Sabéis por qué? Porque como lo han vaciado de contenido mental, emocional, de autoconocimiento y autorrealización, se lo está comiendo el pilates.
YeR: Es también nuestra percepción, que el pilates ganando espacio al yoga en estos últimos años…
R. C.: Se está comiendo el pilates, con máquinas sobre todo, al yoga porque está demostrando que, a nivel terapéutico, como está más controlado es muy riguroso, muy enfocado. Está venciendo al yoga altlético porque éste produce lesiones, y el pilates está curando. Sobre todo la gente de más edad, que hacía yoga gimnástico (que no Hatha yoga), se pasan al pilates con máquinas. Es que, claro, hay que ofrecer más… El yoga no es sólo gimnástico, no es calistenia.
YeR: Entre las cadenas de lowcost yoga abiertas a todas horas y los centros elitistas, cada vez hay menos escuelas de barrio, de esas en las que hemos empezado la mayoría y que llevaban profesoras/es que creían en lo que hacían…
R. C.: Exacto. Entonces queda ahí un terreno del medio, el de esos pequeños centros que se las ven mal para sobrevivir porque no se pueden permitir esos precios de gimnasio y horarios ininterrumpidos. Además, ahora todo tiene que tener un lado frívolo, de inmediatez, de postureo y frivolidad.
Hay un chico que me ha entrevistado por YouTube y es un gran experto en biomecánica de las posturas de yoga, con 15 años enseñando, y me reconoce con honestidad que él no sabía lo que era el yoga hasta que habló conmigo. Me dijo que nunca había oído hablar de dhyana, ni de samadhi, ni de concentración, ni de mudras. Y, sin embargo, se recorre España dando clases de yoga, que él mismo ahora dice que ni siquiera piensa que es yoga.
YeR: Toda la vida luchando contra ese desconocimiento, ¿verdad, Ramiro?
R. C.: Ahora que estoy en tantos videopodcasts tan célebres aprovecho para decirlo, que no hay que equivocar calistenia o gimnasia con yoga. Para que el que quiera, lo oiga.
YeR: La verdad es que llevas toda la vida buscando, Ramiro, investigando, hablando con expertos, maestros, médicos… Empezaste muy joven, a los 15 años. Llevas 60 años enseñando, ¿no?
R. C.: Más, pues tengo 82. Llevo exactamente 65 años investigando, transmitiendo.
YeR: ¿Sientes que has saciado tu sed de conocimientos, de sabiduría? O, dicho de otro modo, ¿has encontrado las respuestas que esperabas a esos grandes interrogantes de la vida que ocuparon la tuya?
R. C.: Lo que sé, como ya se ha dicho, es que no sé nada. Lo que sé es que hay dos cualidades que son las únicas realmente importantes: compasión y humildad. Lo que sé es que el pretender que nuestro limitado cerebro pueda comprenderlo todo es tan petulante como que el tornillo de un portaaviones crea que puede entender el funcionamiento de todo el aparato. Lo que sé es que nuestro cerebro es limitado, nuestra mente es limitada.
Podemos hacer mucho por mejorar nuestra calidad de conciencia, por desarrollar cualidades positivas, por no ser gobernados por los celos, la rabia, la envidia. Podemos mejorar, pero lo que no podemos tratar de hacer es comprender lo incomprensible a esta limitada mente, a este ego neurótico. La gran labor de un buscador espiritual es desenmascarar su ego, pasar del ego al ser. Esa es la gran labor.
No perdernos en conjeturas filosóficas: la otra vida, la reencarnación… No. Aprovecha esta vida para ser mejor persona y para desarrollar tu sentido de cooperación con las otras criaturas y, por supuesto, con todos los animales.
Y lo que sé es que hay muros que no podemos traspasar. Buda lo llamaba lo incognoscible. Hay que ser humilde, rendirte y decir. he llegado hasta aquí, pero no puedo ir más allá.
Y lo que hay que evitar, yo también lo sé, es dogmatizar, pontificar, sectarizar, todo eso que no nos lleva a ningún lado y que son de nuevo juegos del ego, porque el peor orgullo es el orgullo espiritual; ese es el peor. Por eso me duele, sí, que gente que está en la espiritualidad se vuelva mercenaria. Entiendo que políticos, o la gente que está en el mundo de televisión, en el cine, desarrolle ese narcisismo, pero alguien que está en el zen, en el yoga, en el budismo, no puede permitirse desarrollar esa autoimportancia.
Damos infinitas gracias a Ramiro Calle por su tiempo y sus palabras.
Ramiro Calle es pionero de la enseñanza del yoga en España y el más importante escritor orientalista. Autor de numerosas obras, ha estudiado en profundidad los efectos terapéuticos de las psicologias orientales y de los aportes de la meditación al psicoanálisis, la psicoterapia y la neurociencia. Ver su canal en Youtube.
