Shri Vidya Tantra/ Los 5 errores al respirar

2025-06-23

Esta es la 4ª entrega de Shri Vidya Tantra, la integración de todo.

Vivimos dormidos en mente-cuerpo, sin celebrar completamente la consciencia y la vida dentro y fuera de este mismo mente-cuerpo. Tantra es un camino para despertar consciente y voluntariamente el poder de la Consciencia en ti, volver a sentir tu unión con la Consciencia cósmica y finalmente con la Consciencia trascendente, la propia Consciencia. Escribe David Rodrigo.

Shri Vidya Tantra

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Una respiración de Consciencia y armonía, además de aplicar Sushumna, debe ser consciente de que trasciende estos cinco errores y de que es:

1) Diafragmática, profunda, no superficial, no pectoral.
La respiración diafragmática se puede recuperar o profundizar practicando la postura del cocodrilo Makarasana 5-10 minutos al día: tumbado boca abajo, brazos doblados frente a la cabeza, que reposa en la muñeca derecha, de modo que la parte del tronco que presiona el suelo es el diafragma –no el pecho– y entonces solo puedes respirar diafragmáticamente.

2) Equilibrada, con el mismo tiempo de exhalación que de inhalación.

3) Fluida, sin sobresaltos.

4) Continuada, sin pausas inconscientes tras la exhalación o la inhalación; como un círculo.

5) Sin ruido.

Entonces, una vez abierto el nadi de Sushumna, el yogui puede despertar su Kundalini, el fuego primordial de Shakti –el poder de la Vida, la Consciencia en movimiento– dormido en su chakra raíz Muladhara’y guiarla hacia arriba a lo largo de Sushumna, atravesando los chakras hasta Sahasrara, que es como un loto de mil pétalos en la coronilla, y que te conecta así con la Consciencia cósmica.

La soledad existencial y la revolución

Tenemos un problema existencial. Mejor reconocerlo, verlo y trabajarlo. Es la soledad. Ésta se manifiesta de muchas formas: tristeza, depresión, angustia, ansiedad, inseguridad, miedo, incapacidad, falta de autoestima… que generan o impulsan gran parte de las enfermedades del cuerpo y de la mente.

Nos sentimos solos porque no reconocemos la Consciencia en nuestro cuerpo-mente, sino que sólo somos conscientes del instrumento (mente), de su efecto (cuerpo) y de sus objetos (el mundo exterior). La mente así se apropia de nuestro poder, la Consciencia; y el ego, de nuestro ser, la Consciencia. Y el alma sufre.

Eso es lo que significa que nos identificamos con el ego, que es una función de la mente que, si está bien coordinada por otra función de la mente, el intelecto, serviría para sobrevivir en la transacción en el mundo. Sin embargo, bajo el yugo del ego –la idea de ‘yo soy esto, esto es mío, yo hago esto, yo me siento así…’–, sin el discernimiento del intelecto puro, nos negamos y aislamos a nosotros mismos de uno mismo y de los demás, del mundo, de la vida.

El hábito mental de aferrarnos al ego nos mata y es con lo que matamos. Una revolución resplandeciente será enseñar Yoga y Meditación a todo el mundo y ya desde las escuelas para educar en la paz exterior e interior.

Al identificarnos con el ego es como si nos convirtiéramos en una pequeña isla, frágil y fácilmente inundable, en medio de un océano, a veces convulso, a veces más tranquilo. Así el universo es un campo de objetos que deseo para sentirme más completo, menos solo, más seguro, o con los que compito o incluso me enfrento para lograr aquellos objetos limitados que identifico como la fuente de mi bienestar y mi placer. No sabemos distinguir entre lo placentero (a los sentidos) y lo bueno, porque me eleva.

Lo más amado por todos somos nosotros mismos. El problema es que no sabemos quién somos, quién es nuestro verdadero ser, y, es más, estamos seguros de que somos lo que no somos (el ego). Por eso, proyectamos el sanar nuestra soledad con el amor a otros. Así, el amor es egoísmo, por nuestros problemas psicológicos y emocionales.

Y, por otra parte, lo que amamos externamente, si bien nos hace momentáneamente felices, también nos provoca soledad: cuando no estamos con las personas amadas, o incluso estando juntos.

El ego nos separa de nosotros mismos y de todo. Por eso sentimos una soledad existencial y buscamos la unión ‘yoga’ con objetos, personas y situaciones que, en distintos grados, nos dan felicidad: Unión con objetos que nos parecen bellos; unión con personas; con condiciones, ideas, emociones, acciones y experiencias.

Se trata de discernir entre lo definitivamente útil, porque me expande hasta mi ser permanente –el centro de la Consciencia en mí–, y lo inútil, porque me contrae; entre lo bueno y lo placentero –a mis sentidos, mi personalidad, mi ego–, que a menudo no coinciden.

Y seguir así, con este discernimiento de tu voz interior –tu intelecto puro, con el que conectas en tu calma meditativa– hacia la unión con tu paz interior; unión con tu ser permanente, unión con Shakti ‘la Diosa de la Vida’, el poder de la Consciencia; unión con Shiva, con la Consciencia pura. Fin de la búsqueda, fin definitivo de la soledad existencial.

Todo lo demás, los tumultos, altibajos, acciones, esfuerzos, prácticas, discernimiento, todas las uniones, eran preparativos para esto.

La gran unión ‘yoga’ de tu Consciencia individual con la Consciencia cósmica –el poder de la Consciencia manifestada–y con la Consciencia en sí –la Realidad suprema, una, eterna, infinita, libre– se hace en el Tantra mediante la práctica no sólo de despertar, sino también de guiar la Kundalini –el poder de la Consciencia, la Diosa Shakti– dormida en ti, embriagada tras el éxtasis creativo.

Tres mentes, tres escuelas

La mente humana, como toda la Naturaleza –la manifestación de Shakti, el poder de la Consciencia–, está compuesta de tres atributos principales ‘gunas’:

I. Sattva: luz, paz, felicidad.

II. Rajas: apego, acción, sufrimiento, y

III. Tamas: inercia, oscuridad, estancamiento.

Hay tres principales escuelas de Shri Vidya Tantra en función del deseo que sirven y, por tanto, de dónde sitúan el objetivo de su práctica. Este deseo y objetivo venerado como un dios responde a qué atributo ‘guna’ o tipo de mente predomina en sus devotos y practicantes. Y, según esto, practicarán un segmento de chakras u otro.

Los siete chakras principales de este modo se dividen en tres grupos de dos chakras y un tercer chakra que siempre es de transición entre un tipo de mente (y entre una escuela de Shri Vidya Tantra) y otro. Los practicantes de cada una de estas tres escuelas practican el método de su escuela, pero no niegan las otras dos, que son como las tres puntas de un tridente:

1) Escuela Kaula: Se concentra en muladhara chakra Raíz –donde duerme la Kundalini-; Svadhistana chakra, en la zona de la pelvis y en Manipura chakra, en la zona del estómago. Estos tres chakras son el segmento del dios Rudra (otro nombre de Shiva). El objetivo de esta escuela Kaula es la satisfacción de los deseos mundanos, el éxito en el mundo externo y material. Es la mente más tamásica o animal del ser humano.

2) Escuela Mishra: Trabaja concentrándose en manipura chakra (estómago), Anahata chakra –en el corazón, el centro de tu pecho–, y Vishuddha chakra, en la garganta. Estos tres chakras son el segmento del dios Vishnu. El objetivo de esta escuela Mishra es una combinación entre el deseo mundano y la devoción para acercarse a la realidad trascendente de la Diosa. Se continúan teniendo fuertes deseos mundanos pero se reconoce una realidad trascendente que se empieza a amar. Es la mente más rajásica o humana del ser humano.

3) Escuela Samaya: Se concentra en los chakras superiores: Vishuddha chakra (garganta), Ajña chakra (tercer ojo) y Sahasrara chakra, por encima de la coronilla. Estos tres chakras son el segmento del dios Brahma. El objetivo de esta escuela Samaya es realizar ‘la Diosa siempre está en mí, yo estoy siempre con la Diosa omnipresente’.

Esta experiencia de ‘siempre estoy con la Diosa’ es el primer nivel de samadhi (samprajñata samadhi), según los Yoga Sutras de Patañjali, el codificador de la ciencia del Yoga. Cuando tu ser interior, todavía en el campo mental, ha dado la vuelta a su mente –de los objetos de los sentidos y su experiencia mental a su esencia trascendente, la Consciencia misma en ti– y sólo tiene ojos para la Diosa de la Vida y experimenta así amor, felicidad, seguridad, creatividad. Este es el cuarto tipo de mente en los Yoga Sutras, mente ekagra ‘concentrada’.

Esta es la mente más sáttvica o divina del ser humano. Pero todavía hay dualidad (tú y la Diosa) y, por tanto, separación, condición, limitación (espacio, tiempo, causalidad). Aquí la libertad no es todavía absoluta. Veremos cómo seguir más allá, que es más aquí, en el centro de la Consciencia en ti.

Próxima entrega: A la Diosa no se le exige

→ Consulta. Si tienes cualquier duda sobre la enseñanza y la práctica que indica este o cualquier otro artículo de David Rodrigo puedes escribirle directamente a: escuela@delavidaplena.com
Otros artículos: https://www.yogaenred.com/category/david-rodrigo-articulos/

David Rodrigo, maestro de Meditación, Filosofía y Autorrealizacion desde la tradición del Advaita Vedanta y el Yoga Meditación y su experiencia directa. Cofundador de la Escuela de la Vida Plena – Vivir tu Consciencia infinita, no sólo tu mente-cuerpo.

Formación y acompañamiento (online y presencial):
1) Luz en la mente, Aprende a Meditar con éxito – Meditación, el Método Completo. Más info AQUÍ
2) Bhagavad Gita desde dentro – Estudio y práctica tradicional en profundidad. Más info AQUI
3) Liberación – Mandukya Upanishad, con los versos de Gaudapada. Más info AQUÍ

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