Mahavidyas 7/ Dhumavati, la antigua diosa del humo que todo lo devora, la disolución y la nada

2022-10-25

Dhumavati es la séptima mahavidya, y su nombre significa “hecha de humo”. Es también Dhumra Varahi, la humeante devoradora de los universos. Harmony Hannigan escribe esta sección y ofrece un precioso curso de ‘Las 10 Caras de la Diosa’ .

Dhumavati

Su nombre muestra que ella no ilumina sino que oscurece, dado que para revelar una cosa ha de ocultar otra. Al oscurecer lo conocido, Dhumavati revela la profundidad de lo desconocido y lo no-manifestado. (Puedes ver las anteriores Mahavidyas aquí) 

Ella es el estado primordial anterior al comienzo de la creación,
el último estado tras la reabsorción de la creación
que vuelve a ser el estado inicial previo a la próxima creación.

 Este estado para los tántricos se llama Dhumavati,
 … simbolizado por el humo remanente
cuando el fuego ya se ha apagado.

 Es el espíritu abuela,
 presente en nuestros sueños, ausencias, ilusiones y olvidos,
 para el yogui y la yoguini ella es el poder que destruye todos los pensamientos, ella es el mismo estado de Samadhi.

Aspecto

Es representada por la figura de la viuda, el principio femenino en ausencia de lo masculino. Shiva no está presente porque ella lo ha devorado. Se convirtió a sí misma en viuda; su hambre y sed insaciables son las que la llevaron a devorar a su marido junto con el cosmos entero.

Su aspecto externo muestra pobreza, indigencia y sufrimiento. Manifiesta todo aquello que tememos que nos puede pasar en la vida: es fea, malhumorada, enferma, vieja y está sola.

Con su apariencia de vieja bruja, su medicina es una invitación a mirar mas allá de nuestro aspecto y darnos cuenta de que lo que inicialmente rechazamos y nos resulta negativo y produce resistencias puede llevarnos a explorar mas allá de los limites de la creación manifestada que conocemos y obtener así la satisfacción definitiva.

Dhumavati está sucia, su piel es seca y arrugada con tonos grisáceos como el humo. Su cabello reseco, largo y graso, enmarañado, la ropa hecha harapos mugrientos que ha cogido de los difuntos. Su nariz torcida, sus orejas largas y sus dientes podridos nos recuerdan lo que no queremos ver, lo que hemos “corregido” en las culturas más occidentalizadas. Sus pechos vacíos le cuelgan hasta la cintura. Sus ojos oscuros y hundidos parecen penetrarnos; ella ve más allá, hasta el fondo oscuro de nuestro ser.

En una mano lleva una criba, un tamiz o una cesta de aventar que separa el grano de la paja y representa viveka, el discernimiento mental entre lo permanente y lo fugaz. En otras descripciones porta un cuenco-calavera para pedir limosna.

Con su otra mano nos muestra su bendición, ella es la madre del gran vacío oscuro y otorga protección y sabiduría. Dhumavati nos empodera interiormente para alcanzar lo más alto, y no hay nada que nos detenga una vez que estemos resueltos. Al final, nos señala el camino hacia la liberación.

La anciana y envejecimiento

 Dhumavati es la forma anciana de Kali. Ella es el sin-tiempo, aquello que no entra en el proceso del tiempo. No está presente en lo ordinario si no en el fondo, como el humo que nos ayuda contemplar lo invisible, lo que no es evidente.

Dhumavati nos ayuda a ser humo. A aceptarnos cada vez más cerca de nuestro plano etéreo.

“ (…) en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.” (Góngora)

 La anciana nos invita a contemplar la relación que tenemos con nuestro propio proceso de envejecimiento. Nos permite alejarnos de nuestra fisicidad, a desapegarnos del cuerpo y a aceptar el camino hacia la disolución consciente. En una cultura que premia la eterna juventud no es siempre fácil abrazar el proceso inevitable de envejecimiento de nuestro cuerpo.

Estados de consciencia

Cada noche nos deslizamos hacia el vacío de Dhumavati cuando dormimos, cuando se altera la relación entre sujeto y objeto.

En el estado de consciencia más profundo que llamamos turiya –que también podemos alcanzar mediante la meditación– accedemos al vacío que todo lo absorbe. Este estado también se llama nirvikalpa samadhi y representa el vacío de Dhumavati, del autoconocimiento. Lo alcanzamos cuando nos traga, cuando nos reabsorbe. Cuando reemergemos al estado de vigilia nuestra identificación con el ego se ve aligerada.

Reflexión

Aunque es fácil asociar a Dhumavati exclusivamente con la última etapa de la vida, existen ciclos dentro de los ciclos y el patrón muerte–renacimiento se puede ver en nuestra evolución psíquica. Cuando algo ha muerto dentro de nosotros por la razón que sea, esa profundidad de nada y separación puede ser un estado profundamente espiritual.

Dhumavati se compara con Alaxmi, el desfavorable. ¿Quizás podamos invocarla para poder ver los dones invisibles más profundos en los momentos de quebrantamiento y desolación?

Práctica

Aunque tu práctica de yoga se base en la forma y el perfeccionamiento de las posturas, es importante recordar que incluso este cuerpo y las posibilidades que te puede ofrecer están limitados en el tiempo. Practica con un mayor desapego a los resultados, sabiendo que un día este cuerpo se marchitará y que esencialmente las asanas son un apoyo para la mente.

Sostener esto te permitirá honrar en el presente con una mayor perspectiva. Pregúntate qué práctica te nutrirá a medida que envejeces. Si ya estás en un cuerpo maduro, pregúntate cómo puedes ajustar tu práctica para satisfacer tus necesidades en este momento y conectarte con la nada sagrada que surge en el descanso y en los estados más profundos de la meditación.

 

Harmony Hannigan ha comenzado la tercera edición de su formación on-line en torno a las Mahavidyas en octubre del 2022. 10 meses de sadhana con una comunidad de acompañamiento.

Próximamente ofrecerá un Curso de Meditación en Madrid. Contacto: namaste.nayanayoga@gmail.com
https://www.instagram.com/nayanayoga/