Seguimos desvelando el apasionante relato mitológico que nos lleva hasta la ubicación del Ajna, el chakra del poder, y el Tercer ojo, puerta del reino de los dioses… Que no por casualidad es nuestra llave secreta para activar la visión interior y la conciencia intuitiva. Escribe Pedro López Pereda.

Mitología hindú, imagen de Wikicommons
(Ver primera parte, segunda parte y tercera parte)
La creación de la puerta celestial
En el cuento mitológico sobre el origen del Tercer ojo que hemos presentado en el artículo anterior, Brahma creó, a partir de su propia esencia, tres grupos de técnicos para concebir el reino de los mortales.
- En primer lugar, formó el grupo de los operarios, al que llamó Tamas.
- Después creó al equipo encargado de dirigir y observar la obra, a los que denominó Rajas.
- Y por último dio origen a los proyectistas, designados con el nombre de Sattva.
- Esta analogía mitológica refiere que, cuando edificaban el plano físico, Brahma les encargó construir el hogar de los bodhisattvas en un lugar remoto, además de disponer una puerta secreta que uniera el reino de los humanos con el reino celestial. La puerta se abriría solo a aquellos devas (seres luminosos encarnados) que quisieran volver a conectar con ese plano celestial, siempre que hubieran alcanzado un nivel de conciencia lo suficientemente elevado como para permitirles recordar su lugar de procedencia.
Shakti y las esposas de Shiva
Nos vamos a permitir narrar un nuevo cuento mitológico en el que Shakti es la protagonista principal del descubrimiento de Ajna, el chakra del poder. Pero antes vamos a explicar de forma sencilla su relación con Shiva, sus esposas y con el propio yoga:
Sati y Parvati son las dos célebres esposas de Shiva, siendo la segunda la reencarnación de la primera. Ganga, la diosa del río Ganges, es también considerada consorte de Shiva en algunas tradiciones, ya que ella reside en su cabello (sus rastas). Otros nombres como Uma, Gauri o Bhavani son aspectos simbólicos de Parvati (y a veces de Sati). Por ejemplo, Uma se asocia con la belleza de Parvati y Gauri con su pureza y energía radiante.
En cambio, Shakti (o Śakti) es un concepto mucho más amplio. Significa «poder», «energía» o «fuerza». Shakti es la energía femenina divina que anima todo el universo y es la contraparte dinámica de la conciencia masculina divina (representada por Shiva). Todas las diosas, incluyendo a Sati, Parvati, Durga, Kali, Lakshmi y Saraswati, son manifestaciones o formas de la única Diosa Madre Suprema, conocida como Shakti Devi.
Sati es la primera encarnación específica de esa energía divina de Shakti. Dicho de otra forma, Shakti es la fuente, y Sati y Parvati son las encarnaciones de esa fuente, que acabaron desposadas con Shiva.
La primera esposa de Shiva, Sati, se inmoló en un fuego ceremonial por la vergüenza de que su padre insultara a su esposo. Todos los yoguis recordamos las diferentes variantes de Virabhadrasana, basadas en el dolor y la ira de Shiva en aquel momento, justo después de que su esposa pereciera presa de las llamas. Shiva se arrancó un mechón de cabello y lo arrojó al suelo, de donde surgió el guerrero Virabhadra, una criatura enorme y aterradora cuya misión era vengar la muerte de Sati. El temible guerrero destruyó todo a su paso, arrasando con la ceremonia y cortando con su espada la cabeza de Daksha (el padre de Sati). Las tres variantes principales de Virabhadrasana representan las diferentes etapas de la acción de este guerrero.
Parvati, la segunda esposa de Shiva (considerada la reencarnación de Sati), nació como hija de Himavat (el rey de las montañas o Himalaya). Tuvo que realizar grandes penitencias (austeridades) para ganarse el amor de Shiva que, como ya vimos, estaba inmerso en un profundo estado de meditación tras la pérdida de Sati.
La analogía mitológica del ascenso de Shakti hasta la puerta celestial
Dicen que la arcaica mitología relataba que, antes de la creación de este mundo físico, la Conciencia (Shiva) y la Energía (Shakti) estaban totalmente unidas. Cuando se creó el reino de los mortales, Shakti, preocupada por el sufrimiento que padecían los mortales, se separó de Shiva y descendió al plano físico para ayudarlos en su crecimiento interior. Para ello se convirtió en una serpiente, de nombre Kundalini, y se enroscó en la base de la columna vertebral de los humanos, lugar en el que se ubica el primer chakra (Muladhara), donde quedó latente.
Cuando los primeros yoguis empezaron a profundizar en sus prácticas detectaron la presencia de Shakti en Muladhara y consiguieron estimular su energía “dormida”. Después, cuando la Energía divina despertó, fue ascendiendo por los chakras principales para volver con Shiva (la Conciencia).
Cada chakra por el que Shakti ascendía se correspondía con una cualidad del Universo. Al acercarse a Svadhistana percibió que su energía se había mezclado con la sensibilidad que emanaba el chakra Manipura. De esta mezcla nació una capacidad de frecuencia superior y de color naranja que se llamó creatividad. Poco después Shakti se acercó al corazón humano y sintió la sensación más hermosa que había experimentado en el plano físico. Allí su energía se transformó en la fuerza más poderosa del Universo: el amor. A este centro tan poderoso le llamó Anahata y, cuando lo atravesó, la imagen de Shiva retornó a su esencia en forma de algo desconocido para ella: el recuerdo.
En su búsqueda de Shiva tuvo que atravesar el estrecho que separaba el tórax humano del mundo sáttvico, el hogar de los sabios.
Pasado el estrecho de Vishuda, encontró la puerta del reino de los dioses que había mandado construir Brahma para unir, y al mismo tiempo separar, el mundo físico con el reino espiritual. Shakti la llamó Ajna, el chakra del poder, y cuando descubrió que en ella la energía seguía dos caminos, uno ascendente y otro descendente, la calificó como el loto vibrante de los dos pétalos.
El ultimo reto de Shakti era abrir la puerta que la separaba de Shiva. Buscó la llave incansablemente, pero no la encontró, y aquella noche permaneció junto al umbral de la puerta, con sus pensamientos repartidos entre la imagen de Shiva y el amor que brotaba de su corazón.
¿Qué significa Ajna?
La palabra Ajna proviene del sánscrito y, como todas las palabras en sánscrito, tiene diversos significados. Entre todos ellos destacan “el centro del conocimiento interior” o “el punto desde donde se recibe la instrucción divina”, aunque nos quedamos con la mejor: “el lugar donde Shakti recibió la Luz celestial”.
Esta última interpretación es la que más se ajusta al contenido de este texto.
Ubicación física de Ajna
El chakra Ajna está asociado a la intuición, la percepción interior, la claridad mental y la sabiduría, cualidades que definen este centro y a la capacidad de recibir el conocimiento superior. Es un centro electromagnético que se ubica en el interior del cráneo donde convergen los canales sutiles Ida, Pingala y Sushumna.
Está localizado cerca de la glándula pineal (epífisis) y mantiene una relación importante con ella. Su campo cuántico lo podríamos situar en la región del tálamo (una zona muy profunda y central del encéfalo). Es la parte central del sistema nervioso).
Aunque la función más conocida de la cercana glándula pineal es la producción de melatonina, actualmente se ha descubierto que esta glándula produce dimetiltriptamina (DMT), una sustancia psicoactiva que puede estar relacionada con los sueños y las experiencias extracorporales, aunque su función exacta en el cerebro aún está siendo investigada.
La glándula pineal tiene una conexión nerviosa clave que se relaciona con estructuras que se encuentran en el cuello, ya que recibe su principal inervación simpática del ganglio cervical superior. Esta relación es fundamental en la realización de ásanas.
Este ganglio cervical superior se encuentra frente a las vértebras cervicales C2 y C3, justo delante del músculo largo del cuello, y entre sus funciones está la de controlar la dilatación de la pupila (vuelve a aparecer una relación con un tercer ojo). Esta vía es crucial para la glándula pineal, ya que transmite información sobre la luz ambiental desde el ojo hasta ella. La información de que disponemos, no demostrada científicamente, es que Ajna está relacionado con la glándula pineal, con el ganglio cervical superior y con la glándula pituitaria o «glándula maestra» del cuerpo, cuyo funcionamiento influye en el equilibrio hormonal general, y se cree que está relacionada con la percepción de otras dimensiones o estados de conciencia.
La llave de la puerta Ajna, un kshetra denominado: El Tercer ojo
Cuenta la historia mitológica que, al día siguiente, cuando Shakti buscaba la llave de la portada del reino celestial, una voz interior le dijo que dicha llave estaba en el lugar sagrado.
Así que buscó en el entorno de Ajna un espacio con energía espiritual especial o una zona de alta vibración. En el hinduismo, el budismo y el jainismo, a un lugar físico cargado de una fuerte energía espiritual se le denomina kshetra.
La palabra sánscrita kshetra tiene múltiples interpretaciones en español, aunque lo común es referirlo a un espacio físico sagrado unido a la invocación.
En su ascenso, Shakti había comprobado que cada uno de los chakras principales tenía un kshetra o setran, un área superficial en el cuerpo físico relacionado con cada uno de estos lotos, y que los yoguis los utilizan como foco para la meditación y también para percibir la energía del propio chakra. Se puede imaginar como un punto, pero realmente se percibe como un campo circular de extensión variable. El término «setran» no es un término muy conocido dentro del vocabulario del yoga; se conoce más el termino kshetra.
Un kshetra (en nuestro contexto), se refiere a la manifestación externa del chakra y al área de trabajo superficial donde éste se percibe en toda su energía, se estimula y se armoniza.
El conocimiento de la ubicación de los kshetras y sus funciones es crucial en algunas prácticas de yoga y meditación por varias razones, pero la más importante es que el chakra es muy intangible y es más fácil para el practicante concentrarse en el centro kshetra para dirigir allí todo su trabajo y atención.
El bindi y el Tercer ojo
El kshetra de Ajna es conocido como Bhrumadhya, que en sánscrito lo podríamos traducir por: Bhru, que significa «ceja», y Madhyá, que se traduce por «centro». Por lo tanto, el Bhrumadhya es el centro de la ceja o el entrecejo, de tal forma que se localiza en el centro de la frente, justo entre las cejas. En esa zona es bastante sencillo sentir la energía del chakra. En la India es donde tradicionalmente se aplica el bindi.
El bindi es un pequeño círculo de color que se coloca entre las cejas, en India y en otras partes del sur de Asia, y tiene significados espirituales y culturales. Proviene de la palabra sánscrita que se traduce como «gota» o «punto» y representa el «tercer ojo», simbolizando la intuición y la conexión espiritual. Su significado puede variar según el color; por ejemplo, el rojo tradicionalmente lo usan las mujeres casadas, aunque hoy en día se usan diversos colores sin un claro significado.
Lo que realmente nos interesa es que al estimular el área del kshetra de Ajna (a través de la concentración, la respiración, con mudras o con el chakra palmar), se activa el tercer ojo y se abre la puerta celestial.
No es nada difícil percibir el color violeta del chakra, sentir dolor, calor, frío u otras sensaciones en esta zona, lo que nos indican que estamos percibiendo la actividad y el estado de desarrollo de Ajna.
Trabajando con el tercer ojo, con su energía, con la meditación, con ásanas o pranayama… podemos activar la capacidad de abrir con nuestra llave secreta este centro profundo que activa la visión interior y la conciencia intuitiva.
Dicen que cuando Sakthi encontró el kshetra de Ajna abrió la portada suprema y vio su maravilloso interior, por eso a este kshetra lo llamó el Tercer ojo, el ojo de la sabiduría eterna desde donde se ve Sahasrara (el loto de los mil pétalos, la conexión con lo divino).
Allí, Shakti (la Energía) se unió con Shiva (la Conciencia) y el ciclo de generación, transformación y crecimiento se completó.
(Continuará)
Pedro López Pereda. Creador del centro Namaskar de yoga y autorrealización en la línea de Antonio Blay. Presidente de la Fundación Yoga y de la Asociación Yoga Meditativo. Miembro de la Asociación Nacional de Profesores de Yoga. Maestro de Reiki.
Ha publicado, entre otros libros: El mandala oculto (2017), El cuenco vacío (2018) y Las leyendas del Yoga. El origen mitológico de la meditación, el pranayama y las posturas de yoga (2021).
