Formarse… ¿para enseñar o para vivir?

2025-09-29

¿Y si aprender no fuera acumular sino desprender y desaprender? Cuando nos sumergimos en el mundo del yoga y el crecimiento personal parece que siempre nos falta algo: otro curso, otro título, otra técnica que por fin nos complete… Pero ¿es eso lo que necesitamos? Escribe Nita Miralles.

En los últimos años se han multiplicado las propuestas formativas. Cursos, másteres, retiros, certificaciones… Todo al alcance de un clic. Y, sin embargo, ¿no te pasa que cuanto más estudias, más sensación de carencia aparece?

Cada vez escucho a más personas que, después de acumular títulos, sienten el mismo vacío: “He aprendido técnicas, pero sigo sin saber qué hacer con todo esto. Me siento confusa, perdida. Sé ajustar posturas, pero no sé cómo habitarme a mí misma».

La experiencia de muchas personas es paradójica: después de meses o años de estudio, sienten que dominan técnicas, metodologías o secuencias, pero siguen sin encontrar claridad sobre sí mismas que esperaban descubrir.

Invertimos años en largas carreras académicas, en trabajos en los que intercambiamos casi todo nuestro tiempo por un salario que a menudo sentimos mediocre, en formaciones que nos prometen poder enseñar a otros o “ser profesionales”.

Pero ¿cuánto invertimos en una formación para nosotros mismos, que no tenga como meta inmediata un título o una salida laboral, sino aprender a habitar nuestra vida de otra manera?

La pregunta es incómoda, pero necesaria: ¿formamos para acumular conocimiento y técnicas, o para transformar la mirada con la que vivimos?

El problema no es falta de información. El problema es que nunca nos enseñaron a escucharnos de verdad. Sabemos recitar los Yoga Sutras, pero no sabemos qué hacer con el miedo que sentimos al caer la noche. Podemos enseñar a otros a respirar, pero seguimos viviendo con el corazón en apnea.

Quizá la solución no sea sumar sino atreverse a restar

A quedarnos con lo esencial.
A vivir la filosofía no como teoría, sino como carne y hueso.
A practicar el yoga no como secuencia perfecta, sino como un laboratorio para reconciliarnos con nuestro cuerpo.
A mirar dentro y descubrir que el viaje más radical no tiene mapa: empieza y termina en ti.

Creo que el futuro de las formaciones en yoga y filosofía pasa por otro lugar. Por espacios que no solo transmitan contenidos, sino que acompañen a cada persona en su proceso de autoconocimiento real. Donde el cuerpo no sea un objeto a entrenar, sino un lugar de reconciliación; donde la filosofía no sea teoría antigua, sino sabiduría aplicada a la vida cotidiana; donde las horas de estudio tengan sentido porque se conviertan en experiencias que permanecen.

En mi propia trayectoria he aprendido que cuando alguien se transforma de raíz, eso se refleja después en todo: en cómo enseña, en cómo acompaña, en cómo los estudiantes o pacientes perciben autenticidad y se quedan. No por un título, sino por la manera en la que esa persona habita lo que transmite.

La importancia de hacerlo en comunidad

Hay procesos que uno debe iniciar en solitario: la terapia, la lectura, la práctica personal. Y son valiosísimos. Pero hay algo que solo el grupo permite: la práctica de lo aprendido en el vínculo, en el roce, en la fricción. Ahí es donde realmente se pone a prueba lo que creemos haber integrado.

Seguro conoces el proverbio africano: «Si quieres ir rápido, ve solo. Si quieres llegar lejos, ve acompañado”. Añadiría que solo quizás vayas rápido, pero ¿hasta dónde puede llegar uno solo? ¿Y para qué?

Un grupo no es solo compañía, es un acelerador sostenido en el tiempo. Porque nos espeja, nos confronta y nos sostiene. Por eso creo que el futuro de las formaciones pasa también por generar comunidades de aprendizaje donde la transformación individual se multiplica en lo colectivo.

Con esa convicción nace el Viaje del Ser, una formación atípica de dos años en filosofía sapiencial, yoga, teoría polivagal, biomecánica, marketing, somático, y todo con base en el autoconocimiento, que comienza este octubre. Una propuesta no para coleccionar títulos, sino para vivir desde el sí: con más autenticidad, serenidad y libertad.

Nita Miralles es filósofa, escritora y profesora de yoga experta en biomecánica, dolor y lesiones. Más información sobre el Viaje del Ser aquí.