En situaciones de crisis, y ésta que estamos viviendo a nivel internacional con la invasión de Ucrania lo es en grado extremo, todos y todas nos movilizamos para dar lo mejor de nosotros mismos. Escribe Asun Arrillaga.
“El conflicto en Ucrania me ha entristecido profundamente. Nuestro mundo se ha vuelto tan interdependiente que el conflicto violento entre dos países afecta inevitablemente al resto del mundo. La guerra está pasada de moda. La no violencia es el único camino. Necesitamos desarrollar un sentimiento de unidad de la humanidad, considerando a los demás seres humanos como hermanos y hermanas. Así es como construiremos un mundo más pacífico. Los problemas y desacuerdos se resuelven mejor por medio del diálogo. La auténtica paz viene por el conocimiento mutuo y respeto por el bienestar del otro. No debemos perder la esperanza. El siglo 20 fue un siglo de guerra y sangría. El siglo XXI debe ser un siglo de diálogo. Rezo por que la paz sea rápidamente restablecida en Ucrania” (Su Santidad del 14º Dalai Lama)
En situaciones de crisis, y ésta que estamos viviendo a nivel internacional con la invasión de Ucrania lo es en grado extremo, todos y todas nos movilizamos para dar lo mejor de nosotros mismos. Todos y todas, o al menos aquellos que nos sentimos involucrados en la paz y queremos que en este pequeño mundo que compartimos el bienestar y la buena convivencia sean la norma y no la excepción.
No somos políticos, no somos personas públicas, pero somos personas con formación para el crecimiento personal que pueden ir más allá de llevarse las manos a la cabeza. Podemos utilizar este revulsivo que estamos viviendo para sentirnos más responsables con nosotros y nosotras mismas, con los demás, con la vida y con lo que vale la pena defender.
Aquellos que estamos acostumbrados a la interiorización y a la meditación podemos utilizar nuestra práctica para visualizar las circunstancias actuales y avanzar en verlas más positivas. Este cambio de conciencia prácticamente es específico de prácticas de yoga y campos de actuación similares. Sólo desde el silencio interior, desde la profundidad de nuestro ser, destilamos esa comprensión profunda que nos abre a planos superiores de entendimiento y de saber hacer.
Meditar no es un juego descomprometido que no aleja de las circunstancias que nos rodean; meditar no es un ejercicio de desconexión con los demás. Puede haber un primer momento de práctica donde necesitamos por encima de todo entendernos y fortalecernos a nosotros mismos, pero esto es seguido, de forma natural, de volcar ese entendimiento y esa fortaleza también en las necesidades sociales.
Agresión a Ucrania: qué hacer
Hoy, aquí y ahora, nuestro entorno está soportando una agresión de un país hacia otro. La legítima defensa de los ucranianos nos desgarra a todos… ¿Qué podemos hacer? Hay que hablar de estas cosas, hay que incorporar la situación de Ucrania en nuestra práctica interior: que nuestra práctica valga para avanzar en la paz y en un futuro mejor, como el vuelo de una mariposa puede afectar al otro lado del mundo.
¿Somos capaces de sentarnos a meditar y visualizar una mejor comprensión de lo que pasa, abrazando lo que pasa, abrazando todo lo que pasa?, ¿somos capaces de ir más allá, meditando y visualizando un mundo mejor?, ¿somos capaces de trascender toda la energía pesada de violencia actual y encontrar resquicios y espacios de encuentro donde naturalmente los hombres y mujeres vuelven a ser hermanos?
Tanto miedo y tanto horror puede afectarnos y paralizarnos, pero no podemos quedarnos bloqueados. Podemos seguir respirando conscientemente, comprendiendo que todo cambia y que, como el vuelo de la mariposa, nuestras prácticas, mantras, asanas, cantos, etc, pueden ayudar, claro que pueden ayudar, a que el cambio sea a mejor. Podemos generar causas y condiciones sutiles que ayuden a conseguir efectos y consecuencias mejores. Como siempre, con humildad.
Todo es aprovechable a nivel energético; aprovechemos el impacto que la crisis actual de seguridad en Ucrania ha abierto en nuestros corazones para sentirnos más despiertos, abiertos y vivos. Más alineados y solidarios. Todo lo que hemos practicado hasta ahora nos deja mejor situados para aportar. El dolor que vivimos, que viven los ucranianos en primer lugar, puede ser un acicate para elevar el nivel de conciencia de nuestra respuesta. Desarrollemos mejor nuestro yoga del servicio… ¿Y qué es eso?… Nuestra propia práctica nos lo dirá.
Om shanti, Om paz
Asun Arrillaga es profesora de yoga.
Autora del libro ‘En tono al yoga’, prologado por Danilo Hernández.
Adquirirlo aquí:
https://www.mandalaediciones.com/terapias-corporales/yoga/en-torno-al-yoga.asp