¿De dónde viene el yoga? Para casi todos, de la India. Eso es lo que yo también creía cuando empecé a practicar āsanas y a meditar siguiendo las enseñanzas de Paramahansa Yogananda. Pero poco a poco fui tomando conciencia de la dimensión universal del yoga y de la existencia de muchas prácticas similares en otras tradiciones espirituales. Escriben Geneviève y Babacar Khane.

Halasana
La India ha tenido el inmenso mérito de haber mantenido viva la tradición yóguica y de haberla transmitido hasta nuestros días, mientras que en los países donde el cristianismo y el Islam hicieron desaparecer o transformaron las prácticas ancestrales, esta tradición solo subsiste de manera fragmentaria.
En el fondo, poco importan los orígenes históricos del yoga, porque la liberación o realización suponen trascender los orígenes y las culturas. El filósofo neoplatónico Plotino decía que es necesario ir más allá del pensamiento para establecerse en la contemplación o en la meditación.
Las investigaciones de Geneviève, mi esposa, no solo confirman la presencia del yoga en el Antiguo Egipto, sino que también subrayan la profundidad simbólica de la tradición egipcia y su parentesco con la tradición de la India.
El yoga faraónico
Cuando hablamos del yoga egipcio o faraónico, nos referimos a un conjunto de posturas que parecen más específicas del Antiguo Egipto, como la postura característica del dios Shu: de pie, el tronco en torsión y los brazos en forma de candelabro. Sin embargo, hay que relativizar: la actitud del candelabro está atestiguada en muchas partes del mundo. Es una postura característica de los orantes, de ciertos chamanes, de sacerdotes católicos durante la consagración y también de algunas divinidades. Se encuentra en diferentes lugares del mundo y en áreas culturales muy diversas.
A la inversa, las posturas llamadas de Haṭha Yoga quizás no sean tan específicas de la India como generalmente se cree. Se han descubierto numerosas representaciones de varias posturas esenciales del Haṭha Yoga en templos o tumbas del Antiguo Egipto. Así, podemos ver a dos jóvenes sentados en la postura del loto en una escena de juegos gimnásticos en la tumba de los visires Ptahhotep y Hakethetep en Saqqara, que data de alrededor del año 2400 antes de Cristo.
La postura de la cobra real fue representada hacia el año 1960 antes de Cristo en la tumba del visir Anteqofer y de su esposa Senet, sacerdotisa de Hathor.
La capilla roja de la Reina en Karnak y el templo de Luxor nos ofrecen magníficas representaciones de la postura del puente o de la rueda, que datan aproximadamente del 1470 al 1350 antes de Cristo. El templo de Denderah, fundado en el año 54 antes de Cristo por Ptolomeo XII Auletes, padre de Cleopatra, nos ofrece una hermosa representación de una divinidad en la postura del arado…
Aparte de algunos sellos descubiertos en Mohenjo-Daro que parecen representar a un personaje sentado con las piernas cruzadas, sería en vano buscar tantas pruebas de posturas del Haṭha Yoga en la India en tiempos tan antiguos.
Hoy día, aún se pueden observar en África posturas de yoga realizadas en el marco de rituales y danzas sagradas. Se pueden ver, por ejemplo, entre los Peuls de Guinea y entre las bailarinas de la sociedad secreta del Simbo en Costa de Marfil. Después de todo, ¿acaso la actitud característica de Shiva, Señor del Yoga, no es la postura de la danza?
Se pueden encontrar posturas similares a las del yoga en otras áreas culturales fuera de la India y de África. Según István Mészáros, en México existe un yoga basado en posturas, en particular Uḍḍīyāna bandha. En el Islam, los movimientos realizados por el orante durante las cinco oraciones diarias pueden considerarse como una forma condensada de una secuencia de posturas físicas que buscan favorecer la concentración y sostener el fervor.

Babacar Khane en la postura del candelabro.
Nuevas claves para comprender la simbólica faraónica
A las numerosas representaciones de posturas atestiguadas en Egipto, hay que añadir el significado espiritual de ciertos grandes símbolos faraónicos. Uno de ellos, el Sema Tawy, da testimonio de la importancia de la respiración. En nuestro libro El Yoga de los Faraones mostramos que este símbolo, omnipresente en el arte egipcio, evocaba no solo la soberanía del rey sobre Egipto, sino también su dominio espiritual. Para nosotros, el Sema Tawy es equivalente al término Haṭha Yoga, en el sentido de unión entre la energía Ha (solar) y la energía Ṭa (lunar). Lo más extraordinario es que, en el Egipto antiguo, la idea de unión se expresaba mediante un jeroglífico formado por la imagen estilizada de los pulmones y de la tráquea arteria. Era una manera sintética de expresar el poder unificador de la respiración.
Del dominio de la respiración a la meditación
En la mitología india, el aliento es evocado como el instrumento con el cual Dios creó el Universo. Cuando Brahma inhala, es la creación. Cuando exhala, es la disolución del Universo.
En la India, la meditación, llamada dhyāna, es considerada como nuestra verdadera naturaleza. La palabra meditación se dice neka en egipcio. En wolof –uno de los idiomas de Senegal– encontramos aparentemente la misma raíz en la palabra nek, que significa ser consciente, estar en equilibrio. En Egipto, como en la India, para alcanzar el estado de meditación, era necesario pasar por el dominio de la respiración. La práctica egipcia del cese del pensamiento se une a la noción de vacío sin comienzo, evocada por los Peuls según Amadou Hampâté Bâ.
Tilopa, yogui tibetano, decía: «No pienses, no imagines, deja que la mente permanezca en su estado natural».
El verdadero silencio es la superación del pensamiento. El cese del pensamiento se vuelve posible gracias al control de la respiración lenta. En el Antiguo Egipto, el fiel pedía a la divinidad que le ayudara a dominar su respiración. El control de la respiración es una base fundamental en el camino hacia la unión interior y la unión con Dios que es el yoga.
Para los diolas Adiamat de Guinea-Bisáu, la relación individual entre Dios y el ser humano se manifiesta a través del aparato respiratorio, eje biológico del cuerpo humano. Dios anima constantemente la respiración del hombre. Las variaciones en la respiración modifican los estados de conciencia del individuo y son la causa de las enfermedades. El ser humano debe evitar los cambios de humor, la ira, el miedo, que alteran el ritmo respiratorio.
El origen del yoga se confunde con los orígenes del universo o de la vida
La tradición india sitúa la aparición del yoga en el alba de la creación, o en la aparición de la vida animal.
Según la versión desarrollada por el Swami Hariharananda, el proceso de evolución hacia la realización espiritual comienza desde el Big Bang, al inicio de la inspiración de Brahma, el creador: «Los sabios indios constataron que la metempsícosis obedece a leyes. Está escrito en las escrituras hindúes que existen 9.400.000 categoría de matrices divididas en diferentes tipos: 900.000 son acuáticas, 1.100.000 son subterráneas, 1.000.000 son aéreas, 3.000.000 son vegetales, 3.000.000 son animales, y 400.000 son humanas. De ello se deduce que, según el proceso evolutivo, el alma debe viajar a través de todas las matrices antes de alcanzar la forma humana (1)».
La tradición india involucra a tres deidades manifestadas: Brahma, el creador; Vishnu, el protector del universo; y Shiva, el destructor y el iniciador del renacimiento.
Según esta misma tradición, el yoga nos viene de Shiva. Un día, mientras Shiva impartía una iniciación, un pez se coló discretamente y escuchó lo que decía Shiva. Comenzó a practicar lo que había oído de Shiva y vio que esta práctica le hacía mucho bien. Entonces difundió la ciencia del yoga a su entorno. Y al final de su tiempo, pasó la antorcha a la tortuga, que hizo lo mismo. La tortuga transmitió esta enseñanza al jabalí, que luego paso el relevo a Narasimha, el hombre león, nuestro intermediario entre el animal y el hombre, y cuarto avatar de Vishnu. El hombre león simboliza, como el esfinge, el paso del animal al hombre (2). Despues del hombre vino el enano Vamanâ. Se dice que fue el enano quien inició a la humanidad en el yoga.
Según esta leyenda, el nacimiento del yoga comienza durante la era del pez, y sigue el hilo de las diferentes etapas de la vida animal: del pez a la tortuga, luego al jabalí, al hombre león y finalmente al hombre. La leyenda de los avatares de Vishnu es, en cierto modo, un resumen simbólico de la evolución animal. Sugiere que el origen del yoga se confunde con los orígenes de la vida. Algunas escuelas sufíes entonan este canto: «Del mineral renazco vegetal, del vegetal me vuelvo animal, del animal me vuelvo humano, y del estado humano me fusiono con la divinidad única y suprema».
El yoga estaría inscrito en el ADN de los seres vivos, esté expresado o no. Si el hombre nació en África, como afirman los paleontólogos, es lógico pensar que las primeras formas de yoga debieron aparecer en África.
Punto común a todas las vías
Contrariamente a lo que a veces se lee, el yoga no es una religión, sino un conjunto de técnicas cuyo objetivo es ayudar al practicante a alcanzar el dominio de sí mismo indispensable para la vida espiritual.
La presencia del yoga en el Antiguo Egipto confirma que esta disciplina no está vinculada específicamente al hinduismo, sino que posee un aspecto universal. Los yoguis de la India insisten en la noción de Ishta Devata, la divinidad elegida: dirigen su contemplación no a una divinidad impuesta, sino a una divinidad escogida. Un cristiano que practica yoga puede enfocar su meditación en Jesús, como hacen los hesicastas. Un musulmán puede concentrar su respiración y su mente en el nombre de Alá, como hacen los sufíes.
La India sistematizó la enseñanza de métodos de unificación interior, pero se pueden encontrar las bases en las prácticas comunes a diferentes tradiciones espirituales.
(Continúa en una próxima segunda parte)
Nota 1: Swami Harharananda, Kriya Yoga, Editions Adyar, 43
Geneviève y Yogi Babacar Khane. Articulo publicado en la revista Le Journal du Yoga, n°260, traducido del frances al espagnol por Natty Esmeralda DIOP
El próximo curso de Babacar será en Toledo los dias 28, 29 y 30 de noviembre en la Casa de Espiritualidad-Hospedería de los Carmelitas Descalzos. Toledo
Tema: “Yoga y control de las emociones”
https://toledo.contemplarlavida.com/