Yoga Academy/ El lenguaje y valores del profesor de yoga (y 2)

2025-12-02

¿Cómo transmite un profesor de yoga a sus alumnos la importancia de unos objetivos sobre otros? La clave se encuentra en las palabras que emplea en sus instrucciones para inspirar ese “algo más” que un practicante espera de su práctica. Los yama y niyama pueden ayudarle en esta tarea. Escribe Mayte Criado.

(Ver primera parte)

Para mí, la clave se encuentra en el lenguaje, en las palabras con las que reviste el profesor sus instrucciones, en el cuidado de los términos que elige para abordar la técnica e inspirar ese “algo más” que un practicante espera de la práctica del Hatha Yoga. Es indudable que el profesor tiene la llave para abrir determinadas puertas en los alumnos a través de sus indicaciones.

Bastaría con recordar los principios de Yama y Niyama para reconvertir el lenguaje de los profesores en una herramientas de gran calado evolutivo, capaz de reconvertir la experiencia de la práctica de ásana en un auténtico espacio para el autodescubrimiento y el contacto con uno mismo.

Seguimos desgranando su inspiración (recuerda, los primeros en la primera parte)…

–  Aparigraha, no pretender ninguna realidad diferente

«Repitamos, repitamos, repitamos (y así no nos equivocamos» 

«Este es el mejor camino y no hay que mirar a otro lado…»

Estamos muy habituados al “autocastigo” y también al apego a ciertas maneras de ejecutar o de sentir. Cuando no obtenemos las metas que nos hemos fijado o no podemos responder en la práctica de yoga con el ímpetu que se nos supone, solemos poner de relieve los extremos a los que nos vemos también sometidos cotidianamente.

Es una pena que las instrucciones de un profesor de yoga impulsen esas actitudes en vez de hacer lo posible por liberarnos de ellas. Se opta por un lenguaje en “piloto automático” fomentando por una parte el que los alumnos se aferren a una única posibilidad, siempre la misma, y por otro, se alimenta una visión de torpeza, dureza e incapacidad para avanzar. Pero la práctica de yoga debería despertar en nuestra mente la generosidad y la bondad con nosotros mismos. El profesor nunca tiene que olvidarlo.

Saucha, la pureza 

Para transmitir indicaciones que generen facilidad y centramiento, no solamente es necesario cuidar las palabras, también la actitud detrás de cada frase; una vivencia que refleja la limpieza de mente y la claridad en la acción del propio profesor. Cuando las instrucciones son enrevesadas, rimbombantes o cargadas de técnica, los alumnos se apegan a lo complejo como quien se refugia en la dispersión, nada más lejano de una auténtica práctica de yoga que busca siempre la simplicidad, la desnudez y la limpieza.

Santosha, la autoaceptación y el contentamiento

Nada más genuino en cualquier ser humano que la búsqueda de la paz interior. A cualquier practicante que se le pregunte por su búsqueda a través del yoga responderá con algún tipo de frase similar. ¿Cómo puede el profesor generar en sus clases algo que inspire al alumno esa quietud, ese sentimiento de permanecer feliz con lo que es?

Sus palabras son la clave, sus frases, su manera de aplicar la sensibilidad en lo que dice o argumenta. No existe una herramienta más significativa que las indicaciones que éste ofrece para incorporar en el alumno la posibilidad de sentir sus posturas mediante una mirada de aceptación y conciencia.

Tapas, la voluntad

Ni la sensibilidad, ni el respeto, ni la paz interior, ni la compasión con uno mismo son actitudes alejadas de la determinación, la voluntad y la disciplina. Para el profesor, un vocabulario activo, capaz de despertar las capacidades naturales de sus alumnos, tendente a inspirar la voluntad que otorga al alumno su propia presencia en la postura o en el movimiento, es siempre una fuente de claridad y transmite la esencia de la práctica del Hatha Yoga.

Svādhyāya, la autoindagación

Un profesor de yoga que se aplica a sí mismo, con voluntad y entrega, los procesos de revisión sobre sus tendencias a la hora de impartir una clase, sus patrones adquiridos que se repiten con insistencia, sus manías y también sus tics en la forma de hablar, es desde luego un profesor capaz de transmitir al alumno variadas opciones para que éste explore igualmente en su cuerpo, en su mente, en su manera de responder a las indicaciones y en generar caminos durante la práctica de ásana, para conocerse a sí mismo.

Isvara Pranidhāna, la entrega profunda al sentido de la vida

Isvara Pranidhāna sintetiza en su esencia todas las referencias anteriores. Ningún lenguaje que genere dureza, dispersión o que lleve al alumno al colapso, al agotamiento o a la insensibilidad, puede nunca “tocar” lo profundo. Es imposible. Tampoco es posible conectarse con la propia esencia o, como lo queramos llamar, con un sentido espiritual y transformador.

Mayte Criado. Fundadora de la Escuela Internacional de Yoga.
www.escueladeyoga.com 91- 4166881 – 648 078 824 / info@escueladeyoga.com