La filosofía del yoga y la sostenibilidad de la vida en el planeta

2024-04-29

En un mundo donde la urgencia por adoptar prácticas sostenibles se hace cada vez más palpable, la sabiduría del yoga ofrece perspectivas enriquecedoras que pueden inspirarnos hacia un cambio profundo y consciente. Los yamas y niyamas, principios éticos fundamentales del yoga, son guías para la conducta personal y también poderosas herramientas para fomentar la sostenibilidad. Escribe Noelia Insa.

Foto de Ron Lach

1. Los yamas: principios para una vida sostenible

Los yamas, considerados los votos éticos fundamentales en la filosofía del yoga, nos enseñan a vivir en armonía no solo con nosotras/os mismas/os, sino también con nuestro entorno.

◊ El primero de estos, ahimsa (no violencia), es fundamental para entender la sustentabilidad. Ahimsa nos invita a reflexionar sobre el impacto de nuestras acciones en el medio ambiente, promoviendo un estilo de vida que minimice el daño a la Tierra y a sus criaturas.

Esto se traduce en prácticas como el consumo responsable, la elección de una dieta basada en plantas y el rechazo a la industria que promueve la crueldad animal y la degradación ambiental.

Ahimsa nos alienta a considerar cómo nuestras elecciones diarias, desde lo que comemos hasta cómo nos transportamos, impactan al planeta y a sus seres vivos.

Practicar ahimsa es, en esencia, vivir con la firme intención de generar el mínimo daño posible, abogando por un trato respetuoso y ético hacia todas las formas de vida y el medio que nos sustenta.

Satya (veracidad), otro yama, nos impulsa a ser honestas/os con nosotros mismos sobre los impactos ambientales de nuestras acciones. Esto puede significar enfrentarnos a nuestras propias contradicciones. Muchas personas aman a sus compañeros peludos y al mismo tiempo consumen carne. ¿Cómo puedo decir que amo a los animales y al mismo tiempo ignorar el sufrimiento que causan mis hábitos alimenticios? Esta «disociación» no es más que una falta de honestidad hacia uno mismo, es cerrar los ojos ante la verdad de nuestras acciones, lo cual va en contra de satya. Practicar satya significa ser sinceros sobre cómo nuestras acciones afectan al mundo y esforzarnos por alinear nuestras acciones con nuestros valores más profundos.

Otra implicación de satya es la que nos lleva a buscar la verdad en las afirmaciones sobre lo que compramos y consumimos. Esto puede significar investigar si las “etiquetas verdes” de los productos son genuinas o simplemente estrategias de marketing (greenwashing).

◊ Asteya  (no robar) nos recuerda que los recursos naturales son limitados y que debemos evitar la apropiación excesiva de estos bienes que deberían estar disponibles para tod@s, incluidas las futuras generaciones.

Implica no tomar más de lo que necesitamos, lo cual es vital cuando consideramos recursos limitados como el agua y la energía. El acto de tomar duchas prolongadas o usar más electricidad de la necesaria, incluso si podemos pagarla, es esencialmente un robo a aquellos que enfrentan escasez de estos recursos esenciales y a las futuras generaciones que también dependerán de ellos.

◊ Brahmacharya (moderación), tradicionalmente asociado con la abstención sexual, en un sentido más amplio, sugiere un enfoque equilibrado y moderado hacia todos nuestros recursos, promoviendo la sostenibilidad al evitar el exceso y la indulgencia.

Este principio no solo se aplica a la moderación en nuestras interacciones personales, sino también a la forma en que consumimos los recursos del planeta. En la práctica, brahmacharya nos alienta a cuestionar la necesidad real detrás de nuestros consumos, ya sea en nuestra dieta, donde podemos optar por alimentos menos procesados y más locales, o en nuestro uso de energía, eligiendo fuentes renovables y reduciendo el consumo innecesario.

Este enfoque consciente y moderado se extiende también al consumo de agua, al reciclaje y a la elección de modos de transporte más sostenibles como la bicicleta o el caminar, en lugar de vehículos que usan combustibles fósiles.

Practicar brahmacharya es, entonces, practicar la responsabilidad y el respeto por los recursos naturales, buscando vivir de una manera que preserve el equilibrio ecológico y promueva la armonía con el entorno.

Finalmente, Aparigraha  (no codiciar) nos enseña a limitar nuestros deseos de acumular más de lo necesario, lo cual es esencial para reducir el consumo excesivo y promover un modelo de economía circular.

Este principio nos invita a cuestionar profundamente la tendencia a acumular bienes y consumir más allá de nuestras necesidades reales. En la sociedad actual, este principio es especialmente relevante dado el auge del consumismo, donde la publicidad y las tendencias de moda nos empujan a comprar constantemente productos nuevos, a menudo innecesarios.

Un ejemplo de comportamiento que no respeta aparigraha es el fenómeno del fast fashion, donde las prendas son diseñadas para ser utilizadas un corto período y luego descartadas, fomentando un ciclo continuo de consumo y desecho. Este modelo no solo es insostenible en términos de recursos y gestión de residuos, sino que también perpetúa una mentalidad falta de valoración por lo que poseemos.

Frente a esto, un comportamiento que respeta aparigraha podría ser comprar ropa de empresas que no fomenten el fast fashion, y ropa de más calidad que no haya que descartar tras pocos usos. Otra alternativa puede ser optar por la compra de ropa de segunda mano o participar en intercambios de prendas en lugar de adquirir constantemente artículos nuevos, reduciendo así la demanda de recursos vírgenes y la producción de desechos.

2. Los niyamas: cultivando la conciencia personal y ambiental

Los niyamas, orientados hacia la disciplina personal también contribuyen a un estilo de vida sostenible.

◊ Saucha (limpieza) no se limita solo a la limpieza personal, sino que también implica mantener limpio nuestro entorno, evitando la contaminación y apoyando prácticas ambientales saludables.

Practicar saucha puede manifestarse en acciones como reciclar diligentemente, usar productos de limpieza ecológicos en el hogar, o participar en iniciativas de limpieza de playas y parques locales. Este respeto por la limpieza también nos lleva a elegir productos que no contaminen ni el agua ni el suelo, como los cosméticos sin microplásticos o los alimentos ecológicos, que no emplean pesticidas perjudiciales.

◊ Santosha (contentamiento) nos alienta a encontrar satisfacción con lo que tenemos, lo cual puede reducir la presión sobre los recursos naturales al evitar el consumo innecesario.

Un comportamiento que refleja santosha podría ser el acto de reparar y reutilizar objetos en lugar de comprar nuevos, o simplemente disfrutar de actividades de bajo consumo como la lectura, caminar en la naturaleza, o meditar. Este principio nos enseña a encontrar la riqueza en la simplicidad y la autenticidad de nuestras vidas, reduciendo la necesidad de buscar siempre más.

◊ Tapas promueve la disciplina y el esfuerzo perseverante y puede ser canalizado hacia actividades que promuevan la sostenibilidad, como el voluntariado en programas de reforestación o la participación en grupos de acción climática.

Otro ejemplo podría ser comprometerse a no utilizar el automóvil para desplazamientos cortos, optando en su lugar por caminar o usar bicicleta.

◊ Svadhyaya (conocimiento, estudio), en el contexto de la sostenibilidad, podemos interpretarlo como educarnos continuamente sobre las cuestiones ambientales y cómo nuestras acciones impactan en el mundo.

Esto puede incluir desde leer libros y ver documentales sobre cambio climático y conservación, hasta participar en talleres sobre cómo reducir la huella de carbono. También puede implicar aprender sobre la biodiversidad local mediante excursiones guiadas que aumenten nuestra apreciación y comprensión del entorno natural.

Finalmente, Íshvara pranidhana  (devoción a una consciencia superior) nos recuerda que somos parte de un sistema interconectado y que nuestras acciones repercuten en todo el cosmos, fomentando un sentido de responsabilidad universal.

Este principio nos recuerda que somos parte de algo mucho mayor que nosotr@s mism@s y nos puede impulsar a acciones como dedicar un tiempo para meditar sobre nuestra conexión con la Tierra, practicar la gratitud por sus recursos, y comprometernos a actuar con responsabilidad hacia el medio ambiente. Practicar Íshvara pranidhana en este sentido implica vivir con un profundo respeto por la vida y un compromiso con acciones que apoyen la salud y el bienestar del planeta.

Adoptar los yamas y niyamas en nuestro estilo de vida no solo promueve un bienestar individual y social, sino que también sienta las bases para un futuro más sostenible. Al integrar conscientemente estos principios éticos en la toma de decisiones diarias, podemos inspirar cambios significativos que preserven y regeneren nuestro planeta. El yoga, con sus profundas enseñanzas sobre la interconexión de la vida, ofrece un modelo valioso y práctico para liderar este cambio imprescindible hacia la sostenibilidad.

Noelia Insa es profesora de Yoga Vinyasa Krama, formadora de profesores y escritora en revistas especializadas en Yoga. Con una amplia formación en filosofía del Yoga y como alumna del maestro Ramaswami y otros maestros del linaje de Krishnamacharya, Noelia comparte su conocimiento a través de cursos presenciales y online en Insayoga.com. Forma parte de un grupo de trabajo sobre la obra de T.K. Sribhashyam, hijo de Krishnamacharya, que se reúne periódicamente en la ciudad inglesa de Wells.

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