El yoga y la gestión de las emociones humanas

2023-10-10

Hace tiempo impartí una serie de clases sobre yoga y emociones, y aquello me dio ocasión para reflexionar mucho sobre la relación entre la filosofía del Yoga y los estados emocionales y sobre cómo puede nuestra práctica habitual de yoga ayudarnos a gestionarlos. Escribe Noelia Insa.

¿Te has preguntado alguna vez qué son las emociones humanas? ¿Para qué sirven? ¿Son procesos mentales o sensaciones físicas? ¿Son los pensamientos los que causan las emociones o es la emoción la que antecede al pensamiento?

En este artículo quiero compartir contigo algunas de mis conclusiones.

Básicamente, las emociones son mecanismos evolutivos de la especie para asegurar su supervivencia. En este sentido, las emociones básicas como el miedo, el deseo o el rechazo se encuentran también en la mayoría de los animales no humanos.

Las emociones han evolucionado para ayudarnos a enfrentar desafíos y adaptarnos a nuestro entorno. Desde el miedo que nos alerta de peligros hasta el amor que fortalece los vínculos sociales, el ser humano ha refinado estos impulsos básicos hasta un grado notable de sofisticación.

Las emociones y el Yoga clásico

Según las filosofías del Samkhya y el Yoga, existen dos principios en el Universo: purusha, la consciencia, y prakriti, la materia. La consciencia es eterna e inmutable, no está sometida al cambio ni al tiempo. Sin embargo, prakriti, la materia, está en perpetuo cambio. Esto se debe a la interacción de tres fuerzas primordiales o gunas:

  • Sattva, que es la claridad, el equilibrio, la estabilidad.
  • Rajas, el movimiento, la agitación.
  • Tamas, la pesadez, la inercia, el letargo.

El juego de estas tres cualidades mantiene la naturaleza en continua transformación y tiende siempre a su perpetuación. Por lo tanto, desde la filosofía del Yoga, podríamos interpretar las emociones humanas como un producto de la interacción de estas tres energías (rajas, tamas y sattva), orientado a asegurar la pervivencia de prakriti. Las emociones son el resultado del juego de los gunas en el conjunto psicofísico que es el ser humano.

Sin embargo, el Yoga clásico no tiene como meta la continuidad de la naturaleza sino la liberación de la consciencia. El Yoga tiene como objetivo liberar a la consciencia de la prisión de la materia. Por eso, lo que pretende el Yoga es trascender las emociones: llevar a la mente a un estado de calma, libre tanto de pensamientos como de emociones (samadhi).  Ese estado mental es el único que nos permite comprender que nuestra verdadera naturaleza no es la materia sino la consciencia. Y solo cuando alcanzamos esta comprensión, el espíritu se libera.

Otra cosa que me parece interesante destacar es que, en la filosofía del Yoga, tanto el cuerpo como la mente forman parte de prakriti, la materia. Y así, las emociones, como eventos que suceden en prakriti, afectan al conjunto cuerpo-mente que es el ser humano.  Tanto el Yoga como el Ayurveda nos ofrecen técnicas para influir en la mente a través del cuerpo y viceversa.

Las emociones y los kleshas o causas de sufrimiento

El Yoga clásico reconoce cinco kleshas o causas del sufrimiento humano. Las cinco cosas que obstaculizan la claridad mental y producen dolor al ser humano (kleshas) son descritas en el texto de los Yoga Sutra del sabio Patánjali. Es fácil ver su relación con las emociones:

  1. Avidya: la comprensión defectuosa. Este obstáculo es el que genera todos los demás. Pensar que yo soy este cuerpo y esta mente y no la consciencia que observa inmutable es avidya. Este error genera el miedo, el rechazo, la ira, etc. como mecanismos para proteger la supervivencia del cuerpo-mente. Si tú sabes que le pase lo que le pase a tu cuerpo-mente, no importa, porque tu verdadero Ser seguirá existiendo, entonces, ¿qué miedo puede afectarte?
  2. Asmita: el sentimiento del yo. Es la falsa impresión de que el que observa y lo observado son la misma cosa. Confunde el sentimiento del yo y sus experiencias (lo observado) con el verdadero Ser (el observador). De la necesidad de defender esta falsa idea del yo, es decir, de nuestro ego, surgen emociones como el enfado, la ira, la soberbia, etc.
  3. Raga: el apego. Este nace del deseo de repetir experiencias que han satisfecho un deseo y nos han proporcionado felicidad en un momento dado, con la falsa convicción de que pueden proporcionarnos la felicidad definitiva. Raga está en la base del amor romántico y otros tipos de amor, y es la causa de emociones como el deseo, la envidia, los celos, etc.
  4. Dvesha: la aversión. A la inversa que lo que ocurre con raga, las experiencias desagradables generan aversiones que perduran incluso en ausencia de la experiencia o el objeto que las produjo. Dvesha es la causa del odio, el rechazo, el disgusto, el rencor, las fobias, etc.
  5. Abhinivesha: se trata del apego al propio cuerpo que causa el miedo más difícil de superar, el miedo a la muerte. Este miedo es la madre de todos los miedos. Como decía al principio, todas las emociones básicas están orientadas a asegurar la supervivencia, es decir, arraigadas en este miedo ancestral a la muerte y en la necesidad de perpetuación.

Las nueve emociones del Yoga tántrico

Ya en el siglo IV o V d. C., un texto escrito por el sabio Bharata Muni sobre arte dramático describe ocho emociones: el amor (shringara), la alegría (hasya), el asombro (adbhuta), el enfado o ira (raudra), la valentía (virya), la tristeza (karuna), miedo (bhayanaka) y el disgusto (vibhatsa). Más adelante, en el siglo XI, el filósofo Abhinavagupta introdujo una más: shanta, la calma.

En la tradición tántrica, se dice que estas nueve emociones o rasas, son un tipo de energía, parte física parte mental, que actúan como vínculo entre el cuerpo y la mente.

La rasa sadhana, literalmente, “disciplina emocional”, es una práctica para ganar control sobre las emociones, a través de una mejor comprensión de las relaciones entre ellas y cómo les afectan los diferentes aspectos del entorno, y mediante ejercicios para entrenar el control emocional e incrementar la comprensión de cada rasa.

Las emociones y los gunas

Como decía, los gunas son las tres cualidades principales que dominan la materia: sattva, rajas y tamas. Cada emoción está dominada por un guna.

  • Sattva: la calma.
  • Rajas: el amor, la alegría, el asombro, la tristeza y el enfado.
  • Tamas: el disgusto y el miedo.

Todas las técnicas del Yoga se orientan a llevar al cuerpo y la mente a un estado sátvico.

Las emociones y los doshas

De acuerdo con la filosofía hindú, el mundo fenoménico es un juego de cinco elementos: tierra, agua, fuego, aire, y akasha (éter o espacio). En nuestro cuerpo, estos cinco elementos toman la forma de los tres doshas (humores, energías):

  • Kapha: es la combinación de tierra y agua.
  • Pitta: es la combinación de fuego y agua.
  • Vata: contiene aire y éter.

Kapha produce emociones armónicas. Sin embargo, cuando no está en equilibrio produce tristeza y disgusto.

Cuando pitta está equilibrado nos hace inteligentes y brillantes. Sin embargo, cuando no lo está produce la ira, el enfado y otras emociones relacionadas.

Vata en equilibrio nos conduce a la calma. Pero un Vata desequilibrado nos lleva al miedo, la tristeza, el enfado y el disgusto.

Las emociones y los chakras

Los chakras son centros de energía sutil localizados a lo largo de la columna vertebral. Cada chakra se corresponde con un elemento, así como con un deseo básico, ciertas características de comportamiento y un estado de desarrollo espiritual. De una forma muy resumida:

  1. El primer chakra, muladhara, se localiza en la base de la columna, su elemento es la tierra y su deseo básico es la seguridad.
  2. El segundo chakra, svadhishthana, se localiza por debajo del ombligo, su elemento es el agua y su deseo básico es el placer.
  3. El tercer chakra, manipura, se sitúa en el plexo solar, por encima del ombligo, su elemento es el fuego y su deseo básico el estatus social.
  4. El cuarto chakra, anahata, está en el centro del pecho, su elemento es el aire y su deseo básico el equilibrio.
  5. El quinto chakra, vishuddha, situado en la garganta, su elemento es akasha (espacio), y su deseo básico es el conocimiento.
  6. El sexto chakra, ajna, se localiza entre las cejas, su elemento es mahatattva (el elemento supremo donde todos los demás están presentes), y su deseo básico es la iluminación.
  7. El séptimo chakra, sahasrara, se sitúa en la coronilla y está más allá de los elementos y de los deseos.

Cuando una persona reside primordialmente en uno u otro chakra está sobre todo dominada por el deseo básico que corresponde a ese chakra. La mayoría de las personas se mueven entre los tres primeros chakras, y en ocasiones también acceden a los chakras superiores.

No hay una correspondencia unívoca entre las emociones y los chakras. Sin embargo, el chakra dominante de cada persona determina un nivel de desarrollo espiritual y esto a su vez repercute en cómo se manifiestan las emociones en esa persona. Por ejemplo, el amor de una persona dominada por el segundo chakra será un amor sensual, el de la persona dominada por el cuarto estará relacionado con la familia, mientras que el de una persona del sexto chakra será más universal.

Cómo trabajar las emociones con nuestro “yoga cotidiano”

Como hemos dicho, tanto el Yoga como la antigua ciencia médica del Ayurveda proponen modelos como los de los chakras o los doshas, que pueden servirnos como orientación para conocer y gestionar mejor las emociones humanas.

Se trata siempre de modelos integrales, a partir de los que podemos trabajar al mismo tiempo el cuerpo y la mente.

Hemos dicho que el objetivo de las distintas prácticas de Yoga es conducir el cuerpo y la mente a un estado sátvico, de calma y equilibrio, que es el único que nos va a permitir progresar espiritualmente, y, en consecuencia, ser capaces de gestionar nuestras emociones con ecuanimidad.

¿Qué técnicas del Yoga nos ayudan a conseguir esto?

  1. Los yamas y niyamas, los preceptos éticos que deben regir la vida del/ la practicante de Yoga, reducen el rajas (la agitación, el estrés) procedente de nuestra relación con el mundo y con nosotros mismos. Es decir, si vivimos conforme a estas reglas, reduciremos el estrés y la ansiedad que nacen, con frecuencia, de nuestras relaciones.
  2. La práctica de asana,( y con asana me refiero a asanas, vinyasas y mudras, es decir, posturas, movimientos y posturas estáticas), también reducen rajas. Teniendo en cuenta que no existe una verdadera separación entre el cuerpo y la mente, también la parte física del Yoga nos ayuda a mejorar nuestra salud mental y emocional.
  3. El pranayama reduce tamas, el letargo, la pesadez, porque activa la energía sutil del cuerpo.

Conclusión

Etimológicamente, la palabra emoción proviene del prefijo latino ex-, ‘hacia afuera’ y el verbo también latino movere, ‘mover’. La etimología de la palabra es reveladora: las emociones son fuerzas que nos mueven hacia afuera, que nos impulsan a actuar en el mundo.

Sin embargo, el Yoga no nos reclama hacia afuera sino hacia dentro. Por eso, se dice que Shanta, la calma, es la única emoción yóguica. Shanta es la emoción “NO emoción”, porque no nos empuja hacia afuera ni nos mueve a actuar sino que nos permite quedarnos pacíficamente observando. Esta es la actitud propicia para la meditación.

Como decíamos, todas las técnicas del Yoga se dirigen a cultivar Shanta, la calma, tanto física como mental. Pero mientras conseguimos una calma rotunda y permanente, las propuestas yóguicas nos ayudan también a conocer y gestionar mejor nuestras emociones humanas.

Noelia Insa es profesora y formadora de yoga Vinyasa Krama, el método de Yoga del maestro T. Krishnamacharya  y creadora de insayoga.com.
El año próximo empezará la segunda edición de la Fomación de profesores y estudiantes de Yoga Vinyasa Krama con Steve Brandon.