¿Qué es el Yoga en el siglo XXI?

2022-03-14

Creo que el Yoga en nuestra época sigue siendo en esencia lo mismo que era hace cientos o miles de años: un camino para aliviar el sufrimiento humano promoviendo el equilibrio y la armonía del ser individual (cuerpo/mente) consigo mismo y con su entorno. Escribe Noelia Insa.

La propuesta del Yoga para aliviar este sufrimiento es un viaje hacia adentro, de exploración y descubrimiento de una misma, para a través del autoconocimiento ser capaces de gestionar y orientar nuestra relación con nosotras mismas y con el mundo hacia el equilibrio.

Dicho esto, es evidente que la práctica del yoga ha experimentado muchos cambios a lo largo de los siglos, particularmente durante el siglo pasado y el actual. Podemos señalar entre otros:

  • ●  Cambio del modelo de enseñanza/aprendizaje: ha pasado de la transmisión oral de maestro a alumno, a utilizar otro tipo de soportes como las publicaciones primero, la radio después, y actualmente los medios audiovisuales como internet y sus redes sociales. Además, en la mayoría de los casos se imparte a grupos.
  • ●  Se ha hecho más inclusivo, siendo practicado por personas de todos los grupos sociales, nacionalidades, religiones y por individuos de ambos sexos. Es notable la predominancia de las mujeres.
  • ●  Se ha globalizado, extendiéndose desde la India a todos los lugares del mundo.

¿Cómo se adaptan los valores de Yoga a nuestra época y a sus necesidades reales?

Creo que hoy día el Yoga es más necesario que nunca.

El ser humano ha sentido desde siempre la necesidad de mirar hacia adentro, de hacerse preguntas sobre la naturaleza de su existencia, de la consciencia y la identidad. Asimismo, ha buscado siempre caminos para evitar o minimizar el sufrimiento de esta existencia y alcanzar una felicidad duradera. Se puede decir que el ser humano es un animal espiritual.

Sin embargo, en la actualidad esta necesidad se siente más acuciante que nunca. Porque hemos construido una sociedad que nos reclama continuamente hacia afuera.

Nunca antes el ser humano ha tenido a su disposición tanta información y conocimiento y, sin embargo, o quizá por este mismo motivo, nunca se ha sentido tan desorientado.

Por otra parte, creo que hay un profundo deseo de cambio. El siglo XX fue el más sangriento que ha conocido la humanidad. El siglo XXI empezó con trágicos acontecimientos que sacudieron profundamente los espíritus y las conciencias (la caída de las torres gemelas y otros atentados terroristas masivos).

Desde hace dos años, la pandemia global también ha estado sembrando el sufrimiento y la perplejidad en tod@s nosotr@s. Y cuando empezábamos a recuperarnos de la pandemia, estalla una guerra sin sentido (como todas las guerras) en el continente europeo, volviendo a sembrar el dolor en nuestros corazones.

Ante el desconcierto que han provocado estos hechos, el ser humano necesita un nuevo paradigma, uno que nos libere del desequilibrio. Necesitamos una práctica que nos aporte estabilidad en medio del caos.

El Yoga, como disciplina cuyo objetivo es la serenidad de la mente, es un gran antídoto contra la confusión y la incertidumbre.

¿Hay errores o incluso anatemas que invaliden sus prácticas?

Creo que hay que encontrar el equilibrio entre el respeto a la esencia del yoga y la innovación.

De hecho, el Yoga lleva evolucionando desde sus inicios hasta ahora. Las técnicas del Hatha Yoga supusieron en sí mismas una innovación frente al yoga anterior.

¿Han desaparecido o se han transformado nuestras aspiraciones espirituales?

Pienso que las inquietudes espirituales del ser humano siguen siendo las mismas que hace miles de años: responder las grandes preguntas (¿quién soy, de dónde vengo, qué es todo esto?), comprender el Misterio, reducir el sufrimiento, sentir la armonía con el resto de los seres y con la naturaleza y alcanzar el bienestar del ser a través de este equilibrio.

En la actualidad es posible que muchas personas no sientan estas inquietudes, debido a que vivimos en un mundo que orienta toda nuestra atención al exterior.

¿Tiene sentido hoy hablar de despertar espiritual?, y esto ¿nos aleja o nos acerca al Yoga en la actualidad?

Si atendemos a la filosofía clásica del Yoga y del Samkhya, el objetivo del yoga es reducir los movimientos mentales (pensamientos y emociones), para llevarnos al estado de samadhi, que es un estado de la consciencia desde el que se puede comprender la verdadera naturaleza del Ser. No es una comprensión intelectual, sino otro tipo de comprensión.

Según las doctrinas del Yoga, cuando la persona alcanza esta realización, deja de actuar movida por los kleshas o causas de dolor, y sus acciones, libres de estas ataduras, ya no generan nuevos karmas. Por lo tanto, cuando la persona entiende la verdadera naturaleza de su ser, cesa el ciclo de las reencarnaciones (samsara), es decir, la persona alcanza la liberación (kaivalya). Este es el objetivo último y trascendente del Yoga como filosofía.

Ahora bien, para muchas de las personas que hoy día practican yoga, el objetivo de la iluminación puede sonarles muy lejano, y buscan en el yoga objetivos más tangibles y terrenales como el alivio del estrés, de los dolores crónicos, aprender a gestionar las emociones; en resumen, bienestar y salud física, mental y emocional.

Todas las técnicas del Yoga, si bien han sido ideadas y diseñadas a lo largo de los siglos con el objetivo de permitir al ser humano alcanzar la liberación espiritual, tienen como “efecto secundario” la salud y el equilibrio físicos y mentales. Me recuerda a un pasaje del Evangelio: Buscad el Reino de Dios, el resto se os dará por añadidura. San Mateo, 6, 24-34

En suma: si se puede hablar de nuevo paradigma en el Yoga, ¿cómo puede éste ayudarnos a evolucionar personal y socialmente?

Creo que el ser humano ha evolucionado y está evolucionando desde la vida corporal o física, a la vida mental, y desde esta última a una vida superior, supramental, que podríamos también llamar espiritual.

Y esta evolución se puede ver tanto en el individuo como en la Humanidad en su conjunto.

Todas las técnicas y métodos del Yoga, tienen como objetivo guiarnos para alcanzar esta forma superior de vida.