Series YogaenRed/ Yoga y Tarot – 7: Dhanurasana, el Carro

2021-08-23

El sentido del ásana toca la esencia del origen mágico del Yoga. Igual que los arcanos del Tarot, los ásanas cuentan mucho más de lo que muestran. Seguimos presentando los arcanos y su correspondencia con ásanas, a fin reflexionar sobre la geometría sagrada de nuestro cuerpo y su lenguaje oculto. Escribe esta serie, ya publicada anteriormente, Carmen Viejo.

arcano7Palabra clave: “Sadhana”

Dijo Arjuna: “Cuando las riendas de mis caballos estén en Tus manos, ¿de qué debería preocuparme? Estando las riendas del carro de la vida en Tus manos, ¿por qué habría de preocuparme la muerte?”. (Mahabharata)

El carro es el medio para “volver a casa”. Representa la dedicación de la vida encarnada al perfeccionamiento. Al carro lo mueven los cinco caballos de los sentidos; toma sus riendas el discernimiento (viveka) o la inteligencia del iniciado para separar lo temporal de lo eterno; y orienta la dirección un auriga especial, el Ser o Maestro Interior.

Todos los fenómenos físicos se conducen a la perfección a través de la héptada, según declaraban los pitagóricos. Siete son los días de la semana, como reflejo de la culminación de la creación. Siete las notas musicales que permiten la existencia de la música. Siete los colores del arco-iris que componen la luz en su totalidad. Siete cada período del proceso de perfeccionamiento.

En todas las culturas de la humanidad existe esa leyenda en la que un carro alado o de fuego transporta al héroe al hogar de los dioses, una vez culminada su obra o misión. Y representa el método seguido, estudiado y practicado por el iniciado para transmutar la naturaleza mortal en inmortal.

Correspondencia en ásanas

La Sadhana yóguica lleva al practicante a habitar y perfeccionar las siete estancias energéticas, psíquicas y espirituales representadas por los siete chakras: uno por cada área en la que el ser humano puede lograr la consciencia y el orden de su microcosmos.

Pada Prasarana, es la “postura de piernas separadas”. Con una pierna bien doblada y la segunda extendida hacia atrás, las ingles descienden, el tronco se inclina recto en prolongación a la pierna, la columna se alarga hasta la nuca, mientras las manos descansan en el suelo a ambos lados del pie. Adquiere el cuerpo así la forma de un caballo bien dirigido, con las siete estancias o chakras alienados, y la mente siguiendo el camino sin reaccionar frente a lo externo, consciente de su dirección.

Estamos en Janu Hasta Pada Prasarana cuando las manos se retiran del suelo, en la misma  postura, y presionan la rótula, abriendo bien los hombros y omóplatos; el alargamiento y estiramiento aumentan, intensificando ese alineamiento de los chakras y añadiendo el factor del equilibrio mental que desarrolla discernimiento.

En Chelasana, o “postura del Discípulo”, el practicante se postra de rodillas y extiende sus brazos hacia delante, descendiendo la frente y el pecho hacia el suelo. Se reduce el cierre de la cifosis dorsal, en un reconocimiento de la naturaleza animal de la que partimos para transmutarla a espiritual. Quien monta en el carro debe saber que es el Camino o Sadhana quien dirige, y amar el Camino como buen peregrino.

Dhanurasana, o “la postura del Arco” es el momento en que la calabaza se convierte en carroza dorada… Hacer del cuerpo humano la nave capaz de elevarnos a la esencia cósmica; y de la vida consciente, un viaje de retorno a la fuente. Dhanurasana es una postura clásica y bien conocida que conviene dirigir hacia la flexibilización de hombros y dorsales, hacia la apertura del  corazón para iluminar el avance y suscitar confianza y alegría interna. Así avanza el carro del iniciado.

Supta Padahastasana, “En posición tendida, manos a los pies”, muestra cómo llevar las riendas. Podemos utilizar una cinta que una las manos a los pies para facilitar la postura y recordarnos que las riendas se toman con suavidad, sin afán de tirar o agarrar, sino para poner en comunicación a los elementos del carro: los sentidos o caballos y quien discierne. Las piernas van elevándose y estirándose por tramos, comprobando que no tensamos ni los hombros ni las cervicales y respirando en las pausas. Se busca que el ascenso de piernas revierta en abrir el corazón, liberar las cervicales y alinear los siete chakras. Entonces, quien toma las riendas puede cerrar los ojos y conectar en meditación con el auténtico Auriga que guía.

Nota: Estudio y efectos de Pada Prasarana, Janu Hasta Pada Prasarana, Chelasana, Dhanurasana y Supta Padaprasarana, en páginas 78, 79, 103, 108 y 147 de Yoga. Teoría, práctica y metodología aplicada, de Manuel Morata.

Carmen Viejo Heredero (Ahimsa)

Carmen ViejoProfesora de Yoga, Licenciada en Ciencias de la Información y titulada por la Yoga Vedanta Academy (Escuela de Sivananda) y por la Asociación Española de Practicantes de Yoga (Escuela Manuel Morata).

Información:  carmenviejoheredero@gmail.com es