Soñando con la India, un cuento de yoga para niños

2019-02-26

El mundo es enorme y muy rico. En él habitan gran variedad de especies vegetales. Hay grandes y majestuosos paisajes, y grandes y hermosas obras de arte que ha hecho el hombre inspirándose en la naturaleza. También hay gran variedad de personas y personalidades, diferentes razas, diferentes culturas, diferentes culturas y diferentes maneras de vivir. Escribe Patricia Sanagu.

El mundo es infinitamente rico en variedad, en colores y formas, y… ¡merece la pena conocerlo!

Merece la pena conocer que no todo el mundo vive como nosotros. Así que, en mi afán de conocer, me propuse viajar de la manera mas práctica que encontré: ¡soñando!

No gastaría nada de dinero, cada noche visitaría un lugar diferente y si quería repetir podría hacerlo fácilmente. Una vez tomada esta decisión, por las noches me iba pronto a la cama para poder viajar en mis sueños a muchos lugares fascinantes. Y descubrí muchas maravillas, muchos tesoros y conocí a muchas personas interesantes, muchos extraños animales y mucha vegetación exuberante, así como paisajes que me hacían pensar que vivíamos en un paraíso y éramos muy afortunados: ¡la tierra hay que cuidarla!
Pero sin lugar a dudas el país que más me impresionó fue la India.

Allí encontré a mujeres de seis brazos montadas en tigres, encantadores de serpientes, faquires que caminaban sobre una tabla con pinchos, niños montados en elefantes (« ¿cómo se subirían ahí arriba? ») y hombres que sentados con las piernas cruzadas podían quedar ahí días y días sin comer ni beber, y personas tan elásticas que podían ponerse una pierna de bufanda en los días fríos.
¡La India era como estar dentro de un circo gigante! Allí todo era posible! Me encantan las cosas diferentes.

Pero lo que más me sorprendió es que allí la gente no envejece, se mantienen eternamente jóvenes y sonrientes. Justo cuando me proponía a descubrir a qué se debía ese misterio sonó el despertador, y abrí los ojos encontrándome de nuevo en mi habitación.

Me pasé todo el día preguntándome:

  • – ¿será el agua que beben?
  • – ¿será su comida?
  • – ¿serán horas de sueño las que se pasan sentados con las piernas cruzadas?
  • – ¿estarán en contacto permanente con la naturaleza que nunca envejece tampoco?
  • – ¿será que no se preocupan de las cosas de la vida y se mantienen con una actitud relajada?

Esa noche comí muy rápido y me fui a la cama lo antes posible!

Y nada más cerrar los ojos le pedí a mi corazón que me llevara a la India otra vez para descubrir el secreto de la eterna juventud…

Recorrí las calles, grité por las esquinas, pregunté a la gente, leí todos los periódicos en busca de alguna pista… finalmente, agotada, me senté a orillas del Ganges, el río más importante de India.

Y allí sentada, con un nudo en la garganta y los ojos brillosos de contener las lágrimas de frustración, escuché una voz:
«Para conocer grandes secretos uno tiene que demostrar siempre que es digno de tener ese conocimiento y perseverante en su búsqueda ».
Digno (corazón puro) y perseverante (de verdad quiere saber)… sonó en mi mente…

Miré a los lados y vi una serpiente que se me acercaba lentamente.

« Soy Lola -ya no me sorprendió que los animales me hablaran, ¡había visto tantas cosas sorprendentes!-.
« Hola Lola, ¿cuál es el secreto que esconde la India para mantenerse jóvenes y sonrientes? ».
« El Yoga » – me dijo.
« ¿Qué es eso? »
« Yo te lo enseñaré »
« Perfecto! »

Y así fue como Lola me enseñó el arte del Yoga.

Y yo os lo enseñaré a vosotros.
-« No, no no! -gritó Lola. No puedes enseñarselo a nadie que no demuestre ser digno. El secreto del yoga ha sido transmitido por siglos de maestros a discípulos y los discípulos son elegidos estrictamente por los maestros. Tu no puedes enseñárselo a cualquiera!
-Pero serpiente Lola, todas las personas son dignas y tienen buen corazón. Todas las personas merecen cosas buenas por igual y estar libres de sufrimiento, y yo quiero compartir con mis amigos las cosas que sé. Así seremos todos más ricos y más afortunados. ¡Quiero compartir con mis amigos y divertirme aprendiendo con ellos! Si no comparto, no podré divertirme.
Lola asintió.
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Patricia Sanagu / www.patriciasanaguyoga.com
(skype) patricia.sanagu
(whatsapp) 676 491 896