Corazón de Yogui: vivir con Yoga y no del Yoga

2016-06-09

No creo en los profesores de Yoga; la figura de profesor de Yoga es algo inventado, no se puede “enseñar Yoga” pues es una destreza personal y única. Pero sí podemos acompañarnos en nuestro camino y compartir. Escribe Patricia Sanagu.

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El verano está llegando con su radiante luz y poderosa energía de expansión. Los cambios de estación me recuerdan que todo está en constante movimiento, el ritmo de la vida va cambiando y algo nos empuja a reorganizar constantemente los hábitos que veníamos teniendo.

La vida se va moviendo como el agua. Nunca estática, en espirales, en círculos, con la fuerza de un torrente o la quietud de un lago. Entender la naturaleza del agua, es entender la naturaleza de la vida, un ir y venir falto de control, pero con una profundidad y un orden misterioso.

El agua no pregunta, no da explicaciones, el agua se mueve hacia su destino, el gran océano, pero no sabe cuándo llegará, por dónde pasará, cuándo se detendrá o cuando se dejará llevar con fuerza. Sólo sabe que un día llegará.

Cuando encuentra obstáculos para, y busca la manera de seguir. Cuando se estanca aprovecha para crear vida, cuando se mueve lo hace con conciencia, creando nuevos caminos o siguiendo los que ya existen. El agua siempre se mueve y en su movimiento crea belleza en forma de ondas y espirales.

El agua no se contiene, no se controla. Simplemente es.

Si hay algo que voy aprendiendo a lo largo de los años es que no puedo definirme, soy como soy dependiendo de las circunstancias, del momento de la vida en el que esté y de las personas con las que me relaciono. Unas personas hacen florecer en mí unas cualidades y otras hacen florecer otras… ¿Y quién soy? Soy como el agua, como la vida misma y como la naturaleza que se mueve y reinventa.

Soy todo al mismo tiempo.

Todas las posibilidades de la creación están en mí.

Y cuando hago yoga, me gusta pensar que cada una de las posturas que adopta mi cuerpo están enseñando a mi mente a adoptar diferentes formas sin resistencia, respirando y disfrutando. Quiero moverme como el agua, desde una sabiduría ancestral, adaptándome, sintiéndome, creando nuevos espacios.

La mente es plástica, somos infinitos.

El profesor, una figura inventada

Pero Yoga es una disciplina. Ha de producirse un compromiso con el Yoga para que despliegue toda su plenitud. Practica, practica, practica y van llegando resultados. No hay otra, no hay más que la práctica disciplinada y constante.

Como un amante el Yoga se va desplegando, se va mostrando, va adquiriendo importancia hasta que se muestra y entonces, no hay más que rendición. Rendición a la vida, rendición al fluir natural de las cosas, rendición a la naturaleza de las personas, y amor, amor a todo ello, por Ser tal cual Es.

Yoga me enseña a moverme como el agua que nunca conoce cuán largo es el recorrido hasta el Océano, pero sigue confiando y encontrando formas de llegar.  Como la naturaleza que requiere de un lapso de tiempo para que el verano se manifieste y, aun así, sigue moviéndose hacia el otoño.

Yoga te aporta éste entendimiento, pero requiere de un tiempo para llegar al corazón y hacer que se despliegue la veracidad de la vida desde el interior hacia el exterior.

Por eso Yoga no es un curso de formación, Yoga no es unas cuantas elegantes posturas, Yoga no es parafernalia, Yoga no es fitness, Yoga no se aprende en un mes, en 9 meses o en un año, Yoga no es enseñar alineamiento, Yoga no es teoría, Yoga no es flotar de vinyasa en vinyasa, Yoga no es una programación cerrada con un contenido limitado, Yoga no es una certificación ni un diploma. Yoga es la práctica constante y disciplinada, Yoga es el arte de cultivar un estado de la mente momento a momento por mucho tiempo.

No creo en los profesores de Yoga; la figura de profesor de Yoga es algo inventado, no se puede “enseñar Yoga” pues es una destreza personal y única.

Pero sí podemos acompañarnos en nuestro camino y compartir, por eso creo en los yoguis, en personas con voluntad y entusiasmo por su práctica. Creo en las personas valientes que no tienen miedo de mirarse a sí mismas y abrazarse y seguir mirándose. Creo en las personas que se entregan a un camino de por vida aun sabiendo que está lleno de obstáculos, personas que saben hacer de esos obstáculos un soporte para seguir avanzando. Creo en las personas que tienen la capacidad de adaptarse a los cambios como el agua, y que siguen moviéndose hacia el océano. Creo en las personas que viven entendiendo la pulsación divina y los ciclos que hace que todo esté en movimiento; creo en las personas que aún así saben mantenerse en su centro. Personas que respetan las diferencias y que saben guiar dando libertad.

Personas con presencia, que saben vivir.

Creo en las personas que inspiran.

Creo en la enseñanza que sucede desde el ejemplo.

Ser profesor de Yoga debería ser una consecuencia, no un objetivo.

Ser Yogui es el objetivo. Vivir con Yoga y no del Yoga.

Patricia Sanagu es profesora de Anusara Yoga y Mindfulness en Málaga. Creadora de la Formación De Yoguis

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