El yoga y la caza de brujas

2019-03-07

Muchos profesionales y centros de yoga han entrado en sutil o sonoro cabreo por la campaña de la administración española contra las pseudoterapias, en cuya lista negra se ha incluido al yoga. La pregunta es: ¿tenemos motivos para preocuparnos? Escribe Pepa Castro.

El aquelarre, de Goya

Como Ramiro Calle y otros veteranos del yoga saben bien, el yoga siempre ha estado mal visto entre los poderes conservadores: la Iglesia y la “ciencia oficial”, ésta representada por poderosas asociaciones corporativas y grupos de presión. En ambos casos, los motivos que subyacen bajo los ataques al yoga han tenido más que ver con el miedo a perder un terreno (espiritual o terapéutico) que consideran exclusivo, que con la defensa de la fe o la ciencia “verdaderas”.

Ahora, son gobiernos socialistas, primero con Zapatero y ahora con Sánchez, los que se erigen en defensores de los ciudadanos desvalidos frente a la amenaza de lo que dan en llamar “pseudoterapias”. Y la mayoría de los partidos políticos y de los medios de comunicación aplauden encantados esta singular caza de brujas.

Para salvar al pueblo de las tinieblas del medioevo y sus curanderos y brebajes, es el propio inquisidor el que confunde y deja patente su profunda ignorancia, al meter en el mismo saco disciplinas serias y que sirven al bienestar y la preservación de la salud con inventos de la “Nueva Era” que en nada se le parecen. Y, como en la historia real de la siniestra Santa Inquisición, hacen pagar a justos por pecadores.

¿Pero no era una actividad deportiva?

Como era de prever, en ese loco intento de separar, entre 139 actividades (ver lista abajo) que van desde la abrazoterapia al zero balancing, el grano de la paja, y de distinguir lo que funciona de las patrañas, es fácil perderse. Y más fijando algo tan impreciso como la “evidencia científica” como criterio validante o invalidante de esas supuestas terapias.

¿Qué tiene que ver la numerología con el yoga? ¿O las constelaciones familiares con la acupuntura? Otra cuestión pintoresca es que muchas de esas “cosas” (como las llamó el ministro Duque) que integran la lista negra de las pseudoterapias ni siquiera pretenden curar nada. Tampoco el yoga. Los propios profesores de yoga saben que no son terapeutas ni deben sentirse como tales; sin embargo, hoy día son los médicos quienes, cada vez más, aconsejan que practiquen yoga a sus pacientes con problemas de espalda o de estrés.

Legalmente, para bien o para mal el ejercicio profesional del yoga está calificado en España dentro de la familia de actividades físicas y deportivas, no dentro de la familia sanidad. Lo cual significa que técnicamente el yoga no puede ser considerado como terapia, ni verdadera ni falsa, ni sus instructores calificarse de yogaterapeutas, por más que hayan centrado su especialización en los efectos beneficiosos del yoga sobre la fisiología y la salud en general (que son “efectos secundarios” en el camino del autoconocimiento).

Sentido común

Que los abrazos, la música o la risa sientan estupendamente a todo el mundo, nadie lo duda. Pero ya es más difícil que alguien en su sano juicio pretenda curarse un apendicitis a base de achuchones, letanías o carcajadas; no es cuestión de “ciencia”, sino de sentido común.

Por otra parte, ya existen leyes suficientes para intentar impedir que los desaprensivos, cantamañanas y curanderos engañen y perjudiquen a los enfermos más crédulos o desesperados. Lo cual no significa que no vaya a haber siempre personas deshonestas dispuestas a jugar con la salud, el dinero y la dignidad de los demás utilizando todo tipo de supercherías.

Pero sobre ese punto, la “lista negra” de las pseudoterapias no aporta nada que sirva para que los ciudadanos formen sus criterios; sencillamente mezcla, enreda y confunde.

Desacreditando el yoga

En el spot publicitario (verlo aquí) de la campaña anti-pseudoterapias que ha promovido la administración, un dependiente de una tienda pretende arreglar la pantalla del móvil de una joven invocando algo que suena como mantras, seguido de la frase: “Si no estás dispuesto a jugártela por un móvil, ¿lo harías por cuestiones más importantes como la salud?”. Y concluye: “No te dejes engañar por las pseudoterapias, ante la duda, comprueba”.

Es una campaña bastante burda que desacredita sin necesidad al yoga, milenaria, respetable y saludable actividad que practican cientos de miles de personas en todo el mundo con plena satisfacción y seguridad.

Los políticos y periodistas que aplauden esa campaña de desprestigio tendrían que saber que nadie que conozca mínimamente el yoga clásico puede poner en duda que aporta bienestar real a las personas que lo practican. A ningún profesional serio de yoga se le ocurre tratar de “curar” enfermedades graves, ni con mantras ni con ásanas ni con nada. Su acción se limita a enseñar a practicar unas técnicas muy experimentadas y contrastadas a lo largo del tiempo y los estudios que, entre otras muchos beneficios, pueden mejorar funcionalidades naturales del organismo, coadyuvar al alivio de síntomas y molestias y preservar y reforzar el equilibrio psicosomático. Y siempre se apoyará y vinculará al criterio o el diagnóstico previo de un profesional de la salud (sirvan como ejemplo los principios de la Asociación Española de Yoga Terapéutico).

Las consecuencias

Personalmente creo que todo esto va a quedar en nada, y que al final las cosas van a volver donde estaban, que quizás no sea el sitio ideal pero sí el mejor posible. Esto es:

–Mucha gente va a seguir teniendo prejuicios hacia el yoga, con campaña contra las pseudoterapias o sin ella. Son esas personas de pensamiento cuadriculado y escasa facilidad para ver más allá de lo evidente.

–Mucha gente va a seguir creyendo los cuentos y milongas que les venden todo tipo de charlatanes e iluminados, todos fuera del yoga pero también alguno “acoplado” que no irá muy lejos en su empeño.

–El resto de la gente, seguiremos decidiendo lo que nos conviene en base a la información, la formación y el discernimiento sobre la fiabilidad de las técnicas disponibles y la competencia y honestidad de los profesionales que las ejercen.

Pepa Castro es codirectora de YogaenRed, líder de las revistas de yoga y meditación en lengua española.

Ya sabes, puedes opinar o escribirme a: pepacastro@yogaenred.com

Anexo:

73 técnicas que se pueden considerar pseudoterapias según el gobierno:

Análisis somatoemocional, análisis transaccional, ángeles de Atlantis, armónicos, arolo tifar, ataraxia, aura soma, biocibernética, breema, cirugía energética, coaching transformacional, constelaciones sistemáticas, cristales de cuarzo, cromopuntura, cuencos de cuarzo, cuencos tibetanos, diafreoterapia, diapasones, digitopuntura, esencias marinas, espinología, fascioterapia, feng shui, flores del alba, frutoterapia, gemoterapia, geobiología, geocromoterapia, geoterapia, grafoterapia, hidroterapia del colon, hipnosis ericksoniana, homeosynthesis, iridología, lama-fera, masaje babandi, masaje californiano, masaje en la energía de los chacras, masaje metamórfico, masaje tibetano, medicina antroposófica, medicina de los mapuches, medicina ortomolecular, metaloterapia, método de orientación corporal Kidoc, método Grinberg, numerología, oligoterapia, orinoterapia, oxigenación biocatalítica, piedras calientes, pirámide vastu, plasma marino, posturología, pranoterapia, psicohomeopatía, psychic healing, quinton, radioestesia, rebirthing, sincronización core, sofronización, sotai, tantra, técnica fosfénica, técnica metamórfica, técnica nimmo de masaje, terapia bioenergética, terapia biomagnética, terapia de renovación de memoria celular (cmrt), terapia floral de California, terapia floral orquídeas, terapia regresiva.

66 terapias aún en evaluación:

Abrazoterapia, acupresión, acupuntura, aromaterapia, arteterapia, auriculoterapia, ayurveda, biodanza, caballoterapia o hipoterapia, Chi-Kung o Qi-Gong, constelaciones familiares, cromoterapia, crudivorismo, drenaje linfático manual, enfermería naturista, fitoterapia, Gestalt, hidroterapia, hipnosis natural, homeopatía, kinesiología, kundalini yoga, linfodrenaje, luminoterapia, macrobiótica, magnetoterapia, masaje ayurvédico, masaje estructural profundo, masaje tailandés, medicina naturista, medicina natural china, meditación, moxibustión, musicoterapia, naturoterapia, osteopatía, panchakarma, pilates, programación neurolingüística, psicoterapia integrativa, quiromasaje, quiropraxia, reflexología o reflexología podal o reflexoterapia, reiki, respiración consciente integrativa, risoterapia, sanación espiritual activa, seitai, shiatsu o shiatsu namikoshi, sonoterapia, tai chi, técnica Alexander, técnicas de liberación emocional, técnicas de relajación, terapia craneosacral, terapia de polaridad, terapia florar de bach, terapia floral de Bush, terapia herbal, terapia humoral, terapia nutricional, vacuoterapia, visualización, yoga de polaridad, yoga, zero balancing.