Saber dar y recibir en yoga

2025-12-09

Tu tiempo, tu sonrisa, tu amor y tu dedicación, ofrecidos a quien realmente lo necesita, valen más que cualquier regalo. Desde el yoga eso es lo que nos inspira Dāna, la caridad entendida no solo como altruismo sino como una herramienta espiritual para refinar el ego y cultivar la compasión. Escribe Ana Canelada.

El mes de diciembre se ha convertido en el mes de la solidaridad y la caridad. En colegios, asociaciones y organizaciones diversas se multiplican las iniciativas de recolección de alimentos, juguetes y enseres.

Que tantas acciones solidarias coincidan con la época invernal no es casual. En la mayoría de las culturas, cuando la noche se alarga surge la necesidad de cuidar al grupo, mantener el calor humano y proteger a otros.

No cabe duda de que la Navidad cristiana es el eje principal de las festividades de diciembre. En el relato cristiano, Jesús encarna la caridad, la entrega, la compasión hacia los vulnerables y el amor al prójimo. Pero más allá de las raíces cristianas de nuestro entorno, también otras tradiciones –como el judaísmo con Hanukkah o el solsticio de invierno en las culturas paganas– celebran la importancia de la luz frente a la oscuridad, la renovación y la unión comunitaria.

En los tiempos que vivimos, los eventos festivos hacen aún más visible la desigualdad social, lo que impulsa campañas de donación y gestos de generosidad.

Dāna, la caridad bien discernida

El Yoga, que impregna todo aspecto humano, también ofrece una visión particular del acto de dar: Dāna, la caridad, entendida no solo como altruismo sino como una herramienta espiritual para refinar el ego y cultivar la compasión. Dāna requiere discernimiento: no toda entrega es virtuosa ni toda ofrenda es adecuada.

La caridad no es únicamente material ni es limosna: es ofrenda.
Es tiempo ofrecido, escucha profunda, una palabra amable, una enseñanza compartida.
Y también es saber recibir sin culpa ni orgullo, sino con agradecimiento pleno.

La tradición yóguica –en los Yoga Sūtras, la Bhagavad Gītā, los Purāṇas y los Dharmaśāstras– recuerda que existen distintas formas de dar. La Bhagavad Gītā (17.20):

  • Caridad sátvica: nace del corazón, se ofrece en el momento adecuado, a quien lo necesita, sin esperar nada a cambio. Es la caridad que purifica.
  • Caridad rajásica: se da por orgullo, reconocimiento o interés.
  • Caridad tamásica: se da sin conciencia, a quien no lo necesita o de forma que puede causar daño.

¿A quién dar, entonces?

  • A quien realmente necesita y está dispuesto a recibir con dignidad.
  • A quien utilizará lo ofrecido para nutrir su proceso, su sanación o su aprendizaje.
  • A causas que promueven el dharma: el orden, el equilibrio, la verdad.

Porque, como en todo, se necesita claridad para actuar correctamente.

Dar no es repartir sin pensar: es discernir qué puedes ofrecer y qué no, sin agotarte ni crear dependencias.

Dar es confiar en que lo que se entrega con honestidad y limpieza, transforma. Lo que das de corazón, a la persona adecuada, encuentra siempre su lugar y su repercusión, aun cuando no la esperes.

Y así como se ha de dar, también hay que aprender a recibir: agradecer lo que llega desde el corazón, sin desprecios ni reservas.

En estas fechas que se aproximan, que de un modo u otro todos vivimos, deja que Dāna nazca desde el corazón y no solo desde el impulso materialista. Tu tiempo, tu sonrisa, tu amor y tu dedicación, ofrecidos a quien realmente lo necesita, valen más que cualquier regalo.

Cuando damos desde un lugar auténtico y consciente, fortalecemos ese tejido silencioso de fraternidad y comunidad que nos sostiene a todos.

Ana Canelada . Educadora de Yoga y divulgadora de su tradición filosófica.

El 13 de diciembre, de 10.45 a 13.00h, dará un taller de Pranayama que lleva por título “El refugio de la respiración”, en Villanueva del Pardillo. Toda la info en este enlace:  https://www.anacanelada.com/taller-pranayama