Yoga Sūtra / La acción (karma), por Martyn Neal (1ª parte)

2025-10-20

Comenzamos una serie de artículos que el maestro Martyn Neal, con sus sencillez natural y agudeza habituales, tras décadas de experiencia, ha dedicado al crucial asunto del karma… Es una suerte poder leer a uno de los principales discípulos directos de T. K. V. Desikachar en Occidente y, por supuesto, seguir aprendiendo. Así que, vayamos a ello… Escribe Martyn Neal. Traduce  Ilde Leyda.

Hace un tiempo comencé esta serie de artículos sobre el yoga de los ocho aspectos (ashtanga yoga). El autor del tratado le dio esta denominación –literalmente, ocho “miembros”– porque, al igual que en el ser humano con sus cuatro miembros, su cabeza, su columna, etc., cada parte desempeña un papel en el seno de un todo, al servicio del buen funcionamiento del conjunto. La interdependencia de las ocho facetas es el auto mayor para la eficiencia de un enfoque único: estar en el estado de yoga. Este “método” que Patañjali elogia, sería bautizado por otros como el rāja yoga, el yoga de los reyes. Con eso y con todo, nos puede hacer pensar en el cuscús real, ¡si bien es cierto que se trata de un plato de otra cultura!

Las grandes ramas del yoga son: rāja, bhakti, jnāna y karma –respectivamente: real, devoción, conocimiento y acción–. “Y, ¿qué hay del hatha yoga?” –me diréis–. Este yoga del sol (ha) y de la luna (tha) unidos es explicado en un texto del siglo XIV: el Hatha-yoga Pradīpikā. El hatha yoga es presentado como una forma de alcanzar las alturas del rāja yoga –algún tipo de preparación…–. Se afirma que estos cuatro yogas tradicionales se corresponden con las disposiciones mayores de los seres humanos. Aquellos que se inclinan por la devoción abordan el bhakti yoga, aquellos a los que les gusta profundizar en el estudio y el conocimiento se basan en el jnāna yoga, aquellos motivados por la acción invierten en el karma yoga, ¡y aquellos que lanzan una vasta red acometen el rāja yoga de Patañjali!

En varios artículos anteriores he insistido en el papel central de la meditación y, entre otros aspectos, he destacado el doble alcance del estado de meditación. De una parte, un momento privilegiado de interiorización en el que uno elige un objeto para entrar en relación con él más profundamente y, por otra parte, los actos de la vida cotidiana como un campo inmenso de investigación y de ejercicio del estado meditativo. En este contexto, me ha parecido interesante abordar a continuación la cuestión de la acción (karma) que Patañjali aborda en particular en el segundo capítulo del II.12 al II.16, en el tercer capítulo en el sūtra 22 y en el séptimo sūtra del cuarto capítulo.

Como preámbulo, antes de pasar al estudio de estos fascinantes sūtra, quisiera compartir con vosotros algunas orientaciones y perspectivas principales acerca de la cuestión de karma extraídas de la enseñanza recibida de Desikachar y maduradas en mis propias experiencias en tanto que profesor al igual que en las largas horas consagradas a la meditación sobre el acto, sus motivaciones y sus consecuencias.

Los actos de un ser humano jamás son sin causa ni consecuencia. La idea misma de karma implica todo esto. Además, las consecuencias de un acto estimulan las causas de nuevas acciones. Por ejemplo, si deseo tener dinero y juego a la lotería, la consecuencia podría ser ganar o perder. En función del resultado obtenido podría encontrarme desanimado y parar, o motivado para volver a tentar a mi suerte, etcétera. Se trata de un fenómeno circular y existen numerosos factores que entran en juego. Os presento un primer esquema simplificado para tratar de entender el fenómeno.

 

esquema

Patañjali expone en el cuarto capítulo, en el sūtra 10, la noción de āshisha, el deseo de vivir o la esperanza de estar vivo, que él califica de eterna (nitya). Resulta vano tratar de comprender el origen de esto, así como los mecanismos asociados denominados vāsana (tendencia profunda) y samskāra (condicionamiento). Para designar este deseo de vivir, Desikachar empleaba a menudo el término iccha –una fuerza que hace querer actuar y obtener cosas–. Se trata de la motivación o el deseo y es el punto de partida de toda acción.

Esta fuerza solicita una tendencia (vāsana), la cual emerge en la mente consciente (vyakta). Este aspecto, almacenado en la parte oculta de la mente, podría compararse, grosso modo, con un rasgo de carácter –y tenemos un número incalculable de ellos…–. Pero el rasgo de carácter no ejecuta el acto. El acto requiere de los hábitos (samskāra) para poderse materializar. Ambos están íntimamente ligados, uno siendo innato (vāsana) y el otro adquirido a lo largo de la vida (samskāra). Los condicionamientos son así desarrollados en el curso de la existencia a medida que las tendencias innatas son solicitadas por las circunstancias de la vida de cada cual. La repetición de estos gestos o formas de pensar vuelve el hábito más fuerte. De la misma manera, la solicitud regular de un rasgo de carácter lo fortalece. ¡Se trata de un vasto tema y de una gran cantera para el investigador en el camino del yoga! Así se cumple el acto (karma) y engendra una consecuencia o “fruto” (phala) que realimenta el circuito: deseo – tendencia/hábito – acción – fruto, etcétera. Bien entendido, los conocimientos y la reflexión no están ausentes en este proceso, mas la fuerza del hábito y su rapidez de ejecución a menudo relegan a la reflexión a un papel menor. Volveremos sobre este punto.

Propongo algunos ejemplos para ilustrar los elementos del esquema. Si el coche no arranca, pero uno tiene que ir a algún sitio, uno desea (iccha) que funcione. Y puede que sea una persona práctica o, por el contrario, muy poco práctica (ambos son vāsana) y de ese modo habría en el primer caso desarrollado hábitos (samskāra) del mecánico, como desmontar las bujías (karma) o, en el segundo caso, el hábito (samskāra) de pedir ayuda, como llamar al taller (karma). Una posible consecuencia (phala) del desmontaje de las bujías sería constatar que están sucias.

Inmediatamente tomo el cepillo metálico y las limpio una a una (karma) sin lastimarme la mano que sostiene el otro extremo de las bujías, puesto que ya lo he hecho muchas veces (samskāra). Imaginemos que, una vez que las bujías vuelven a estar en su sitio, el motor no se pone en marcha todavía (phala). Si soy optimista (vāsana) voy a intentar otra maniobra como un golpe de martillo sobre el motor de arranque (karma) y ¡así marcha (phala)! Sin embargo, si soy pesimista (vāsana), puede que me enfade (vāsana) y como, cuando me enfado, tengo el hábito (samskāra) de golpear alguna cosa, ¡si, por casualidad, golpeo el motor y el coche arranca, ya estoy contento! (phala)…

Quiero (iccha) complacer a un invitado ofreciéndole un dulce con el café. Igual que en la historieta del coche, puede que yo sea alguien práctico o alguien muy poco práctico (vāsana). Hago un pastel (karma) gracias a ciertos hábitos (samskāra) adquiridos en la cocina, o bien, si no soy bueno cocinando (vāsana), cuando tengo ganas (iccha) de un pastel, estoy condicionado (samskāra) a ir a una pastelería y comprar uno (karma). Si soy distraído (vāsana) en la cocina y emprendo muchas cosas a la vez (samskāra), mi pastel puede quemarse (phala). Queriendo (iccha) igualmente tener un dulce que proponer junto con el café, me dirijo a la pastelería a por uno (karma) y mi invitado está feliz (phala) ¡y yo también!

            Continuará próximamente…

• Martyn Neal fue alumno de T. K. V. Desikachar en 1983 y continuó sus estudios de yoga con él mediante visitas regulares a Chennai, India, hasta enero de 2014. Desikachar falleció el 8 de agosto de 2016.

•  Ilde Leyda empezó a practicar yoga en 2001. Durante más de diez años fue alumno de Cristina Sáenz de Ynestrillas, alumna de Claude Maréchal y de T. K. V. Desikachar. Comenzó ya a dar clases en 2003. Y, desde 2019, prosigue su formación con Martyn Neal. Imparte clases de grupo y particulares, así como talleres dirigidos a quienes quieran profundizar cada vez un poco más en este método milenario de cuidado, conocimiento y mejora personales.

Ha traducido al castellano la tan bella como profundamente inspiradora obra What are we seeking? de T.K.V. Desikachar y Martyn Neal.
Puedes contactar con él a través de ildeyoga@gmail.com y/o del número 653379095.