Vivimos demasiado de un yoga que, en el momento actual, tira de un modelo de espiritualidad destinado a escapar de la realidad y a ensalzar el individualismo. A la vez, todo el mundo quiere practicar yoga para recuperar la calma y la claridad mental en este mundo tan contradictorio y complejo. Escribe Mayte Criado.
En la sociedad actual, caracterizada por la individualidad y la abundancia de información, la espiritualidad y el estilo de vida que promueve el yoga está derivando en muchos significados e interpretaciones, casi tantos como practicantes.
Hay personas que sienten desconexión espiritual debido a la presión de la sociedad para lograr el éxito material y la gratificación instantánea. Hay otras muchas personas que buscan un sentido de propósito y felicidad en sus vidas, pero alimentan las modas y el consumismo mientras se declaran espirituales.
Vivimos demasiado de un yoga que, en el momento actual, tira de un modelo de espiritualidad destinado a escapar de la realidad y a ensalzar el individualismo. Al mismo tiempo, todo el mundo quiere practicar yoga para recuperar la calma y la claridad mental en este mundo tan contradictorio y complejo. Es un yoga destinado a la autopromoción; un yoga dedicado a mostrar una imagen de perfección, superioridad moral y una forma de diferenciarse de los demás.
Lo cierto es que la práctica del yoga se ha vuelto cada vez más popular y como resultado, la demanda de instructores/as de yoga capacitados y cualificados ha aumentado significativamente. Sin embargo, la formación de los profesores/as de yoga en el momento actual presenta una serie de desafíos y carencias que resultan perjudiciales para los/as practicantes. Sería oportuno entender que el futuro profesorado de yoga puede tener una oportunidad única si se sabe elegir la escuela adecuada para formarse.
Como formadora de profesores de yoga desde hace décadas, una de mis preocupaciones ha sido garantizar que los estudiantes puedan comprender y profundizar en la espiritualidad y el gran legado milenario del yoga como vía de realización integral, sin condicionar las creencias o el pensamiento de la persona. De hecho, los programas de formación de mi escuela disponen de espacios y tiempos no solo para capacitar al futuro profesorado de manera segura y efectiva incluyendo estudios teóricos y prácticos en temas como anatomía, filosofía del yoga, asanas, psicología, asana, vinyasa, pranayama y meditación, sino que impulsa los procesos de reflexión que generan una visión evolutiva y abierta para obtener conexión y vocación honesta. Esto es un rasgo muy importante que se ha ido perdiendo en la mayoría de las escuelas.
En el momento actual tan complejo, la formación especializada es además fundamental, ya que la práctica de yoga ha llegado a colectivos y contextos concretos, algo que en su historia no existía pero que necesita una respuesta dirigida y competente para adquirir los conocimientos que permiten un contacto seguro con las peculiaridades de las personas en diferentes situaciones. Muchos profesionales de la salud, como psicólogos y fisioterapeutas, también están interesados en la formación de yoga para complementar sus habilidades y ofrecer a sus pacientes un enfoque holístico de la salud y el bienestar. Por tanto, es imprescindible la experiencia y los conocimientos de quienes forman al profesorado.
En este sentido, el yoga está presente, cada vez más, en todos los ámbitos sociales y, como resultado, ser instructor/a de yoga es hoy día una de las profesiones más importantes y buscadas.
Hay que tener en cuenta que la formación del profesorado de yoga no está regulada, lo que significa que cualquier persona puede llamarse a sí misma «profesor/a de yoga» sin haber recibido una formación adecuada o habiendo realizado algún curso sin consistencia. Esto ha llevado a una preocupación generalizada por la calidad de la formación de los/as profesores/as de yoga y por la seguridad de los practicantes. Igualmente, han aflorado multitud de escuelas que forman instructores/as sin tener las competencias adecuadas ni una trayectoria probada.
Los estándares y la Yoga Alliance
En el mundo del yoga hay organizaciones, federaciones y asociaciones que intentan establecer estándares de formación para formar a profesores/as de yoga. Es el caso de la Yoga Alliance, que comenzó siendo una organización sin ánimo de lucro pero hoy día recibe críticas por sus intereses económicos. Sus estándares son los más importantes hoy día, y sin su registro, una escuela o un/a instructor/a no podría trabajar en muchos países del mundo. Su modelo de negocio se basa en la acreditación de profesores/as de yoga a través de un proceso que implica el pago de una tarifa por parte de los candidatos. Aunque esto no necesariamente es malo en sí mismo, algunos argumentan que la Yoga Alliance ha creado un sistema que beneficia principalmente a la organización y no necesariamente al profesorado de yoga ya que, entre otras cosas, favorece a los que tienen más dinero y recursos para cumplir con sus requisitos.
Incluso algunos expertos han señalado que los requisitos de formación establecidos por la Yoga Alliance son demasiado laxos y no necesariamente garantizan la calidad de la formación recibida por los/as profesores/as de yoga. Una pena. Esto hace que tampoco el registro en la Yoga Alliance sea garantía de una adecuada formación.
Elegir una buena formación no es fácil, pero es necesario hacerlo con responsabilidad por el bien de los/as practicantes y del propio yoga que anhela recuperar su esencia. ¿Cómo saber dónde obtener una formación adecuada? Creo que lo primero que conviene tener en cuenta es lo que los/as practicantes de yoga buscamos en el contexto actual.
Lo que necesitamos del yoga hoy día
> Necesitamos, más que nunca, dar sentido a nuestras vidas, encontrar conexión con lo que verdaderamente somos; expresarnos desde nuestra esencia interior y descubrir nuestra naturaleza esencial. Esto significa que el profesorado debe vivir, con mayúsculas y en primera persona, los procesos que hacen emerger este estado de conciencia.
Transmitir el yoga no solo consiste en ofrecer conocimientos o técnica; requiere una inmersión total en la propia realidad, un cultivo de la comprensión vital capaz de transformar la propia existencia y, por tanto, capaz de ofrecer a los demás el espacio de contemplación imprescindible para adquirirla. La práctica del yoga es una vía poderosa para lograr estos objetivos y profundizar en el camino espiritual.
> Los practicantes de yoga necesitamos mejorar la flexibilidad, la movilidad y la fortaleza del cuerpo para prevenir lesiones y mejorar nuestro rendimiento. Así que es conveniente que el profesorado tenga conocimientos y experiencia para adecuar la propuesta a nuestras peculiaridades y expectativas sabiendo que el yoga debe obtener la conexión cuerpo-mente como principio generador de conciencia. No todas las escuelas ofrecen un programa que pueda ir más allá de las secuencias conocidas y del yoga protocolizado. La creación de secuencias y su adaptación personalizada es fundamental.
> Además, hay muchas personas que llegan al yoga por el estrés, la ansiedad y las tensiones acumuladas. Poder generar en los demás la calma y el equilibrio que recuperan los estados orgánicos y naturales del cuerpo y de la mente, requiere un profesorado que pueda entender el funcionamiento de las herramientas de yoga como reguladores de la energía y de las emociones.
> Del yoga esperamos libertad, por eso se da en llamar camino de liberación. Su objetivo fundamental es liberarnos del sufrimiento y de los patrones egocéntricos e inconscientes que nos atan a una vida frenética y sin sentido. Tanto los/as practicantes como los/as instructores de yoga que he formado durante más de 25 años, me han ayudado a percibir esta práctica como una fuente de sabiduría capaz de proporcionarnos la información que necesitamos para relacionarnos con la vida. El dolor, la infelicidad, la injusticia, el miedo y lo inesperado, son puertas inigualables para llevarnos hacia las profundidades de nuestro ser. Aun cuando la práctica de yoga parece algo que simplemente se suma al consumo de actividades que realizamos, aun así, si encontramos un/a buen/a profesor de yoga descubriremos en todos los sentidos, que es posible transformar nuestras vidas si nos transformamos a nosotros/as mismos/as.
Requisitos del profesor/a
La grandeza del yoga no puede ahogarse en las manos de personas inexpertas o escuelas advenedizas.
–Una formación de profesores/as de yoga auténtica y de calidad debe proporcionar a los estudiantes las habilidades y conocimientos necesarios para enseñar el yoga de manera inequívoca, efectiva y auténtica.
–Debe contar con una base sólida de conocimientos, estar enfocada en la seguridad de los/as practicantes y proponer una práctica real que derive en comprensión y profundización.
–Tiene que contar con un apoyo continuo y personalizado y. por supuesto, con la ética y la responsabilidad que respeta la diversidad.
–El yoga es una práctica que requiere compromiso y dedicación a largo plazo. Un/a buen/a profesor/a de yoga debe estar alineado/a con su propia práctica personal y su desarrollo continuo. Debe estar dispuesto a compartir su pasión y dedicación con sus estudiantes y motivarlos a seguir adelante en su propio camino de yoga.
Mayte Criado. Fundadora de la Escuela Internacional de Yoga
www.escueladeyoga.com 91- 4166881 – 648 078 824 / info@escueladeyoga.com