El Yoga en la sociedad del miedo

2022-03-10

Observando la crisis actual, es imposible negar el miedo, la incertidumbre y el temor al futuro que recorre entre las personas de todo el mundo, impactando desde nuestra vida material hasta la espiritual. Escribe Elsa Beatriz Acevedo.

 

Indudablemente la humanidad no es ni será la misma después de tantos conflictos armados y permanentes, tanto a nivel nacional, regional e internacional.

Conflictos que como es obvio afectan de manera profunda tanto a las estructuras económicas como a las políticas y de manera muy especial a las estrategias de desarrollo tanto endógeno como exógeno de cada sociedad.

Surge entonces la única alternativa de supervivencia para la humanidad: optar por el camino de la paz. De no no ser así, a la categoría de sobrevivientes de la pandemia tendremos que agregar la de los sobrevivientes de la guerra y su nefasta carrera armamentista.

Crisis sociales, económicas, ambientales… producto de un vivir en conflicto sostenido terminan por impactar fuertemente nuestra estructura mental y con ella la paz, bienestar y equilibrio emocional de todos y cada uno de nosotros, al tener que vivir y superar como sea posible la peor de las pandemias: la de la guerra y su amenaza nuclear permanente.

Todos debemos reconocer que el ciclo normal es envejecer, enfermar y morir, pero ¿por qué tenemos hoy tanto miedo a la muerte? Responder a este interrogante no es nada sencillo, se puede hacer de una y mil formas, lo cual constituye un enorme reto para el mundo del Yoga, exigiendo la debida contextualización de sus prácticas, contenidos, compromisos y proyecciones futuras.

Comienza así una danza compleja entre el universo de lo tangible y lo intangible que nos exige cada vez una mayor entrega, compromiso y proyección social de nuestras prácticas, haciendo del yoga una disciplina con un alto contenido de compromiso humanista.

Educados y condicionados a vivir dentro de una corporalidad con poca o ninguna conexión con el campo espiritual y social, nos llegó la hora de afrontar los inmensos retos y desafíos de la mayor crisis humanitaria que pudiéramos imaginar, para la cual debemos contar con el apoyo del yoga y sus prácticas desde el plano físico, mental, emocional y espiritual.

No obstante, el yoga en modo alguno representa la solución mágica ni mucho menos el punto final y la evasión o negación, a la actual crisis en la estructura ética, moral de valores y principios todo lo contrario, representa un valioso apoyo en la construcción de un nuevo paradigma alternativo de humanismo, paz, armonía, convivencia y coexistencia global.

El yoga no se limita a prácticas pasivas y contemplativas, mucho menos en este complicado panorama mundial cuando su rol es de infinito compromiso con el futuro de la humanidad, la educación, la ciencia, la cultura y el respeto ancestral por la naturaleza.

En estas condiciones el yoga pasivo da paso al yoga participativo, comprometido con la sociedad y con todos y cada uno de sus cambios. Habrá que vencer muchas resistencias, construir nuevos paradigmas basados en la armonía y la paz, porque la situación sencillamente ya no da espera.

Elsa Beatriz Acevedo Pineda. Investigadora sobre Ciencia, Yoga y Salud Integral

Asociación Colombiana de Periodismo Científico

elsabeatriza@yahoo.com