El nuevo paradigma del Yoga

2022-02-10

En los últimos años han ocurrido dos eventos, uno de alcance mundial y el otro en España, que han puesto de manifiesto ciertos cambios en el Yoga que yo misma no alcanzo a valorar. Escribe Mayte Criado.

El primer ministro de India, Narendra Modi, en la celebración del Día Internacional del Yoga.

 

Uno es la declaración del Yoga como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por parte de la Unesco en 2016, y el otro, circunscrito a nuestro territorio, la publicación de una Cualificación Profesional de Instrucción en Yoga en 2012.

He participado en los dos procesos porque creí en su momento que podía ser una forma de ofrecer dignidad a todo eso que se nombra cuando se nombra el Yoga, que es un camino espiritual, una filosofía —o muchas filosofías conciliadas—, pero también para muchas personas es otras muchas cosas: una nueva terapia, una gimnasia y un ejercicio físico consciente, una religión, una propuesta para el autocrecimiento, un conjunto de técnicas que pueden ayudar al éxito y a la consecución de objetivos, una forma de trascender e iluminarse… No acabaría nunca de añadir todo lo que, de alguna manera, se ha ido encajando como Yoga.

Pero estos dos eventos que he nombrado conviven con el hecho de que el Yoga cada día tiene más seguidores y más éxito, y quisiera poner de relieve algunos aspectos para introducir la reflexión de si hay un nuevo paradigma en relación al Yoga:

  • — El Yoga mueve en los EE.UU. unos 20.000 millones de dólares entre 2018 y 2020.
  • — Tiene cada vez más éxito en el mundo derivado, entre otras razones, de la violencia y la crisis social por un lado, y la decadencia de las religiones tradicionales por otro.
  • — Hay un interés exponencial, especialmente en la mujer, de bienestar y salud, de autocuidado y belleza y también de ostentar un cierto estatus consumiendo productos asociados al Yoga y a la Meditación.
  • — Por otro lado, el Yoga está sirviendo para afrontar con cierto éxito los retos de la sociedad moderna. Se está usando para reducir incluso el estrés o aliviar dolencias comunes.
  • — La propia UNESCO muestra la imagen del Yoga con fotos de personas jóvenes en posturas imposibles y con vestimentas fitness para colaborar en el imaginario occidental de lo que llama “la unificación de la mente, el cuerpo y el alma para mejorar el bienestar mental, físico y espiritual”.
  • — Algunos gobiernos, como el de la India, que no se pone de acuerdo en si el Yoga es un deporte olímpico o no lo es; o sin ir lejos en España y ahora en Italia, que están ya “regulando” la actividad del Yoga asociándolo a epígrafes para el pago de impuestos, pero también legislando sobre las características que debe poseer el profesorado o los centros.
  • — Según un artículo publicado en noviembre de 2021 por Expresswire, la gran demanda del Yoga está impulsada porque se utiliza en muchos sectores como el fitness, la salud preventiva o el bienestar. El crecimiento del mercado del yoga tendrá en los siguientes años un aumento significativo.

Hay que recordar que el Yoga llega a Occidente para promover una nueva forma de integrar la espiritualidad en nuestras vidas. Los valores universales que propone y que son los pilares en los que se ha desarrollado durante siglos llegan, de alguna manera, para servir como respuesta al dogma o a la creencia ciega. Pero la meditación express y el yoga de las posturas terminan convirtiéndose en una moda banal y un bien de consumo masificado.

La banalización del Yoga, lo opuesto a la búsqueda de lo trascendente

La imagen del yoga físico actual, el Hatha Yoga, muestra cuerpos increíbles en posturas imposibles que llaman al reto atlético y a la exhibición estética. La imagen de la Meditación también sobrepasa sus objetivos sobre la propia realización en esta existencia dual para proponerse como método posmoderno de alivio del estrés y de consecución del éxito profesional y productivo. Ni rastro de la espiritualidad que transmite la posibilidad de transformarnos a través del autodescubrimiento. Nada que hable del sentido de la vida y mucho menos de la muerte, que han sido siempre los temas clave del camino yóguico.

Muchas personas ven en esto una especie de profanación del Yoga. Otras tantas, se conforman con esa visión del yoga relajante que desestresa y sienta bien. Algunas están convencidas de que en el contorsionismo y la delgadez de las mujeres expuestas como imagen del Yoga también hay consciencia y, quizás, la misma esencia de antaño. Los hay que ven la moda del yoga como algo muy positivo por la difusión que ofrece. Quienes piensan que «algo es algo» o que todo es válido y correcto.

Ya no existe (salvo en organizaciones muy tradicionales) aquella concepción del maestro que acoge a su discípulo por años y años, o del discípulo que lo abandona todo para profesar lealtad ciega a su maestro y seguir sus enseñanzas toda la vida. La mayor parte de estos maestros y discípulos eran hombres, y lo cierto es que la llegada de la mujer al Yoga también ha dado al traste con muchas tradiciones y patrones culturales ancestrales. No sé si realmente tanto como para decir que un nuevo paradigma del yoga está viendo la luz, pero desde luego hay cambios sustanciales.

Cuanto menos, hay reflexiones importantes sobre cómo se están adaptando los valores del Yoga a nuestra época y a sus necesidades.

¿Dónde se ha quedado, o mejor dicho, hacia dónde se ha movido ese Yoga asociado con la mística, con el camino de autodescubrimiento e iluminación?

¿Tiene sentido hoy hablar de despertar espiritual? Y todo esto ¿nos acerca o nos aleja del camino del Yoga en la actualidad?

Seguiremos hablando de ello y buscaremos respuestas…

Nota: Te invito a ver el próximo ‘Encuentro de yoga’ sobre el tema: este sábado 12 de febrero a las 11:00, hora de España, en los canales Youtube de la Escuela Internacional de Yoga y YogaenRed.

Mayte Criado. Fundadora y directora de la Escuela Internacional de Yoga