Entrevista a Swami Satyananda Saraswati: «Enseñar es una gran responsabilidad, no un acto egoico»

2019-10-14

En estos tiempos de inquietud y confusión generada por la creciente adulteración del yoga, hablar con Swami Satyananda Saraswati es como acudir a las fuentes vivas de esta tradición en busca de respuestas. Y nos las ha dado claras y contundentes; entre ellas, apelar a la responsabilidad de los formadores. Es una entrevista YogaenRed.

Este barcelonés nacido en 1955, que vivió media vida en India y fue discípulo de Swami Muktananda, sigue muy en activo entregado a impartir esas enseñanzas de yoga e hinduismo que conoce y practica con coherencia y profundidad. (Ver enlaces a entrevistas anteriores debajo y web Advaitavidya).

Las declaraciones de Swami Satyananda no tienen desperdicio alguno. Las hemos dividido en claves:

1ª clave: El yoga hoy, situación alarmante

P: Usted es testigo en primera línea de la evolución del yoga en España. Nos gustaría conocer su valoración: a la vista de todo lo que se ofrece ahora por yoga, ¿qué se está perdiendo?

R: En esta civilización en la que vivimos todo se comercializa, y en el yoga ha pasado lo mismo. Lo más alarmante es que está perdiendo sus raíces. Evidentemente, hay enseñanzas muy válidas pero otras se desvinculan completamente de la madre, que es el hinduismo. El yoga es un dharsan, una escuela filosófica, una visión tradicional del hinduismo, y su meta no es la postura perfecta; es el samadhi, la absorción.

Por supuesto que el profesor puede ayudar al alumno que tiene dolor de espalda o que está nervioso, pero debe ser un guía para llevarlo un poco más allá. El yoga nos lleva a otro estado de conciencia, y a veces esto se anula, no se presenta de ninguna manera, y se queda en ejercicios muy bonitos. En todos los textos clásicos de yoga se dice que las posturas en sí no tienen tanta importancia, y lo que sí la tiene es el estado interior, el silencio interior que van generando los ásanas, que purifican el cuerpo y equilibran el prana. Esto va haciendo que la mente sea más sátvica, más luminosa, y a partir de aquí accedes a estados de plenitud.

Si obviamos todo esto, nos queda un yoga muy pequeñito, y es una pena porque podríamos obtener mucho más. Pero aquí viene la responsabilidad de los formadores. Hay cantidad de formadores de profesores, pero ¿su vida es yóguica suficientemente?, ¿tienen el conocimiento suficiente, se han sumergido en él? Porque no es lo que sabes; es lo que vives.

Esto no es una valoración sino una observación, lo que veo.

Por una parte, me alegra que el yoga se haya difundido, pero por otra no deja de ser un poco triste hasta qué punto ha perdido en muchas ocasiones su raíz y su poder cuando se presenta como un ejercicio. Hoy nos encontramos con muchos gimnasios que ponen el yoga como si fuera una gimnasia más. Hay toda esta mezcolanza, unas personas con buena fe y otras no sé si por sacar algo de todo esto…

2ª clave: La responsabilidad de los formadores (y lo que cuesta sostener un centro)

P: ¿Qué se puede hacer por mejorar este estado de cosas?

R: Creo que los que hacen formación tienen aquí una gran responsabilidad, lo que pasa es que en esta civilización todos tenemos prisa; alguien hace un curso intensivo de seis meses y ya es profesor. No solo esto, sino que monta un centro y no funciona porque no tiene suficientes clases, los alquiles son caros, hay que pagar impuestos… ¿Qué va a hacer para sostenerlo? Inventarse un curso de profesores, que da ingresos. Y ya tenemos a una persona con relativamente poca experiencia explicando lo que ha oído, o sea, como decía mi maestro, la sopa de la sopa de la sopa.

Creo que ustedes tienen una función importante en esto: intentar a través de su medio, que llega a muchas personas, buscar esta excelencia por parte de todos los que estamos enseñando.

Enseñar es una gran responsabilidad, no un acto egoíco sino algo que tú ofreces, pero no todo el mundo lo vive así. Si enseñas algo solo para vivir de ello… debe de haber algo más, y ahí es donde está la gran responsabilidad de enseñar lo que tú sabes, lo que ya has digerido, para enseñarlo con poder, con fuerza.

P: ¿Las escuelas deberían insistir más en ofrecer esos valores?

R: Yo creo que sí. Deberían insistir mucho más en los yamas y niyamas, y que el enseñante sea la expresión del yoga… Porque si no practica intensamente, ¿qué va a compartir?; solo la superficie, la parte más externa.

3ª clave: Meditar puede llevar al autoengaño… si no sigues un camino

P: Incluso la meditación parece que se ha puesto “de moda”. ¿Cualquier forma de meditar, cualquier acto pretendidamente meditativo, es válido?

R: Si uno no sigue un camino, la meditación puede ser tal vez un pequeño momento de silencio, pero no forma parte de algo mucho más grande. En el hinduismo tradicional, uno sigue un camino, una enseñanza, un linaje. Aquí hay una bendición, un poder que tú absorbes, digieres y te transforma.

A veces al occidental no le importa tener profesores de dibujo, de conducción… pero tener un maestro espiritual, le cuesta más; es una contradicción, porque es un mundo muy sutil donde el autoengaño, el ego, puede irse escondiendo repetidamente y que pienses que estás muy elevado cuando ni siquiera has empezado el camino.

Hemos de darnos cuenta de que, si queremos usar la meditación adecuadamente, esta ha de ser parte de algo, no es al por mayor. Hay distintas meditaciones, la Zen, la del budismo Mahayana, la del Tantra, la del Radya yoga…. y cada una tiene una shakti, un poder transformador, y este poder viene de los maestros que la comparten, del linaje que la acompaña.

A veces pregunto a personas que están en el yoga qué camino siguen, y me dicen que la espiritualidad en general. Pero es que la espiritualidad en general no existe; hay caminos que llevan a unos lugares determinados, no siempre al mismo.

Y luego cuando vemos la meditación que se comercializa solo para encontrarte un poco mejor o para ser más productivos… entonces sí que ya nos alejamos de lo que debe ser.  Meditamos para autoindagar la plenitud de nuestra esencia, no para trabajar mejor o para estar menos estresado. Esos son solo subproductos a los que no se les debe dar tanta importancia.

4ª clave: Meditar, mucho más que un método antiestrés

P: Recientemente ha impartido un seminario sobre la meditación desde el yoga y el tantra. ¿Se puede aprender a meditar correctamente en unas horas o en un fin de semana?

R: No, pero si alguien siente una conexión con este proceso en su interior, es el principio. Todos debemos empezar en algún momento. Sea una hora o diez días, también sería insuficiente. A veces queremos aprender… pero la meditación solo te enseña ella misma con los años… y con las miles de horas que has meditado.

Que uno se sienta un poco mejor por haberse sentado, no cambia nada; sigues teniendo un personaje muy pesado. La meditación quiere llevarte más allá de este personaje.

P: Háblenos de ese proceso de purificación…

R: Es una parte del proceso meditativo, purificar, limpiar el contenido psíquico de la persona, pero también, según se va purificando, va quedando la observación de lo que uno es. Y lo que uno es no tiene nada que ver con nuestro cuerpo o con nuestra mente; es la plenitud.  El logro de la meditación es impresionante… y la usamos para algo muy pequeñito como encontrarnos algo mejor.

Es un poco como el yoga: deberíamos volver a poner la palabra yoga y meditación en su lugar adecuado.

5ª clave: Maestros que nos irritan y coherencia hinduista

P: Pero a veces se nos aconseja que simplemente nos sentemos en silencio. ¿Una mente colgada en el vacío nos lleva a algo?

R: Puede hacer que te sientas mejor. Unos momentos de estar en ti mismo siempre te ayudan; incluso observar tus pensamientos y saber qué te gusta y qué no de ti siempre es positivo. Pero esto no es un camino por sí mismo. En los Shiva-sutras hay una frase que dice: “El guru es el medio”. El maestro te enseñará tu infinitud y también aquello que te impide conocer tu infinitud; tu propia mente no te lo va a mostrar nunca. En oriente es tan normal que un maestro te enseñe, desde la libertad… Aquí pensamos en un maestro como si fuera alguien que tomara posesión de nuestra vida, y es al contrario.

P: Se dice que yoga no es un camino religioso, y sin embargo usted lo aborda desde el hinduismo.

R: Pero es que el hinduismo no es una religión, sino que su nombre es Sanata dharma, el dharma eterno. No viene de ningún libro sagrado, de ningún mesías o profeta, de ninguna creencia ni de tener fe; es la observación del orden cósmico, rita, y esto nos lleva a observar también lo que somos.

La meditación hindú forma parte integral del hinduismo, es su hija, tal como la meditación budista es hija del budismo. Pero es como que estos ismos nos irritan… Sí, la meditación es una práctica espiritual hindú, ¿por qué no? ¿Y por qué no puedo practicarla, comprenderla y profundizar en ella si la siento válida? Igual que un cristiano profundiza en los métodos de divulgación cristiana. Es sentirse parte de algo… Hacerlo simplemente a mí manera muchas veces es un autoengaño; el ego se siente muy satisfecho pero ¿qué fruto va a dar esa práctica?

P: Es por eso que usted recomienda ceñirse a las practicas que tradicionales que derivan del hinduismo…

R: Si uno siente esta conexión… ¿Quieres hacer yoga de verdad? Pues cíñete a los maestros de yoga hindúes y a los textos, porque de aquí viene toda la sapiencia, no hace falta darle muchas más vueltas.

6ª clave: Ni yoga agnóstico ni todo lo nuevo es mejor

P: Entonces, no existe el yoga agnóstico…

R: Sí, pero no hace falta que le llamen yoga. Yoga es una palabra hindú; tú tomas la palabra de esta tradición y luego creas algo nuevo. Hazlo, pero no usurpes una palabra que tiene una tradición y un contexto muy claros. El yoga es un dharsan, una visión ortodoxa que acepta la de los rishis védicos como veraz, como una posibilidad de ser experimentada; así lo dicen las Upanisads: el yoga, por medio de su ascesis, quiere llegar a este estado. Si sacamos al yoga de ese contexto, pierde fuerza.

Pero es cierto que vivimos en una España en que la palabra religión nos irrita; la palabra espiritualidad casi también, y tradición también… Somos muy irritables… pero hemos de empezar a ser un poco más serios si queremos seguir un camino de verdad. Hay antiquísimos caminos de transformación y sapiencia, ¿por qué no dejar que estas aguas puras nos laven y nos ayuden? ¿Por qué esta individualidad tan patológica que estamos desarrollando, como si lo nuevo fuera mejor?

Hasta Krishna en la Bhagavad Gita le dice a Arjuna que no le enseña nada nuevo. Los maestros de las Upanisads, hace miles de años reconocen que solo transmiten lo que los antiguos ya decían… Mis maestros nunca me enseñaron nada que fuera nuevo. Yo no espero nunca nada nuevo…

P: Las innovaciones se han dado más bien en el yoga físico, empezando por los maestros hindúes más conocidos…

R: Ese darle más importancia al tema físico no nace en Occidente, sino de toda una generación de maestros hindúes; algunos viajan aquí y empiezan a desligar la parte más profunda y meditativa del Hatha yoga poniendo todo el foco en la postura y en un yoga cada vez más duro, más fuerte y más físico en cierta manera.

Hace 40 años, cuando yo empecé a hacer yoga, las clases eran distintas, hacíamos los ásanas de uno en uno y permanecíamos en ellos; casi no había secuencias, relajabas un poco y volvías al ásana contrario para nivelar… Y llegó este otro concepto a causa de esos maestros que lo fueron cambiando y también porque Occidente pedía un poco más de movimiento, como si fuera gimnasia… Y entre unos y otros, aquí estamos.

7ª clave: Yoga para resacralizar la vida y transformar el mundo

P: ¿Cómo recomienda usted llevar el yoga a la vida actual, a la vida cotidiana?

R: Esta sociedad se ha hecho tan extravertida, tan hacia fuera, que el yoga bien utilizado sería como volver a sacralizar nuestra vida, nuestra comida, nuestros sueños, la forma en la que tratamos a los demás, a los animales, al entorno, a la naturaleza. Si viviésemos con ahimsa, satya, asteya… las bases del yoga, la sociedad podría transformarse mucho; primero vendría la transformación de uno mismo, pero luego sería un impacto muy fuerte en todo lo demás. Esa es la grandiosidad del yoga tradicional.

Esta conversación puede ser un compartir de corazones profundo, respetuoso y viendo la divinidad que hay en el otro, o puede ser una charla vulgar. ¿De qué depende? De nuestro estado yóguico. Si me hago uno con el yoga, si me elevo con el yoga, si me hago más luminoso, esta luz se mueve conmigo, estoy transformándome y transformando lo que me rodea. Desde el yoga sería la oportunidad de resacralizar este mundo del que solo miramos las manchas del suelo.

P: Para acabar, ¿qué quisiera lograr con su trabajo de impartir enseñanzas?

R: No espero ningún logro, sino que disfrutemos y que pueda haber persona que pueda reconocer y valorar esta profunda enseñanza y avivarla en su interior. En mi vida yo con esta enseñanza he sentido una gran plenitud, y si alguien puede reconocer esto, para mí es lo mejor que le pueda ocurrir. Simplemente esto.

Entrevistas anteriores:

https://www.yogaenred.com/2014/09/22/entrevista-swami-satyananda-el-ser-humano-sigue-aspirando-a-la-plenitud/
https://www.yogaenred.com/2016/06/09/entrevista-con-swami-satyananda-saraswati-lo-mas-importante-del-yoga-se-aprende-en-silencio/