La semilla del amor

2014-12-05

María Luisa Jiménez Marqués, compañera de Ramiro Calle, escribe un texto sobre Babaji Shivananda, que formará parte del libro de este sabio El misterio del planeta, que prepara la editorial ELA. Lo comparte Ramiro Calle.

babaji

María Luisa ha escrito un precioso y sentido texto para incluirlo en la obra que he entregado para su publicación  pero que ya quiero compartir con vosotros, como avance significativo de las aportaciones y testimonios que recogerá El misterio del planeta, obra de Babaji Shivananda en la que está trabajando con todo esmero y diligencia Basilio Tucci, el editor de ELA y propietario de la emblemática librería Argentina.

María Luisa me acompañó a visitar numerosas veces a Babaji a Benarés, y gustaba de permanecer horas y horas sentada a su lado, en estrecha y reveladora comunión. En la fotografía aparecemos junto a Babaji: María Luisa, Jesús Fonseca y yo. A continuación su texto nacido de lo más profundo de ella misma:

«En una sociedad competitiva como ésta, donde impera el superhombre y se potencia el individuo socialmente activo y socialmente productivo, doy gracias al universo por su generosa aportación con la presencia de criaturas sensibles, compasivas, amorosas, sumamente reconfortantes y luminosas como lo era Baba Shivananda. Ejemplo primoroso de la acción pasiva, de incalculable valor. Productor incansable de buenos sentimientos y emisor de una luz pura y cegadora.

«Ser maravilloso donde los haya, que todo lo llenaba con su sola presencia, contagiando su paz y llenando de amor el corazón. Alguien con la capacidad de ser, estar y vivir. Con la sencillez y grandeza sólo digna de un Príncipe de los Cielos. Todo lo impregnaba de su calma y su bondad. Sumamente divertido e ingenioso, a la vez que puro, beatífico y profundamente amoroso.

«Recuerdo con suma nostalgia aquellos encuentros junto al Ganges, donde generosa y pacientemente nos dedicaba su tiempo deleitándonos con su eterna sonrisa e iluminándolo todo con esos impresionantes y cristalinos ojos ambarinos que a todo el mundo enamoraban. Mirada difícil de olvidar la de mi entrañable y querido amigo del alma, que tenía la virtud de poseer una mente lúcida y un corazón muy tierno.

«Baba Shivananda era de esos Seres que hacen el mundo más bello, y conocerle incrementa el sentido de tu vida. Es de esas criaturas de cuya semilla brota el fruto del Amor. Es activo y productivo en los niveles más sutiles, aquellos que gobiernan el mundo del espíritu, la verdadera esencia del Ser.

«Se hace difícil superar su ausencia en este espacio terrenal, pero todos lo que hemos disfrutado del privilegio de su amistad le llevamos en nuestros corazones, allí donde se instaló para siempre y siempre permanecerá».