Mudras: Atmanjali Mudra

2014-01-02

Atmanjali Mudra es el gesto de la oración en las tradiciones orientales. La gente en la India, Japón, China, Tailandia, Sri Lanka utilizan este mudra de oración y salutación.

Atmanjali Mudra

Coloca las manos juntas ante el chakra del corazón y deja una pequeña cavidad entre las palmas de las manos. Al principio o al final de la meditación quédate de pie o sentado durante un momento con los brazos abiertos y levantados al cielo.

El gesto de unir las manos ante el pecho refuerza el recogimiento interior y proporciona armonía, equilibrio, calma, tranquilidad y paz. Este gesto activa y armoniza la coordinación de los hemisferios derecho e izquierdo del cerebro. Refuerza una meditación de ruego, una súplica a la divinidad, el cumplimiento de un deseo de tu corazón. Con este gesto expresas asimismo tu respeto y agradecimiento. En la India es también un gesto de saludo o de agradecimiento; con él se le manifiesta al otro el respeto que nos inspira.

Los antiguos celtas y germanos se ponían en contacto con sus dioses levantando los brazos. Este gesto tan poderoso, prohibido durante la cristianización, fue más tarde introducido de nuevo, aunque sólo para los sacerdotes y los monjes, y no para el pueblo llano. ¿Quién debe ostentar el poder?

Como ya hemos dicho antes, sosiega nuestros pensamientos y de esta manera da discernimiento. Siempre hay cierta fuerza detrás de unos pensamientos serenos, una fuerza que regenera la resistencia física y estabiliza, clarifica y fortalece el ánimo.

Imagina que estás en un lugar sagrado cargado de fuerza. Quizá conozcas un lugar de este tipo que tenga un significado especial para ti. Puedes acceder a él en todo momento desde su recogimiento; o visualiza un lugar que responda con exactitud a sus necesidades. Imagínatelo con tanta exactitud como te sea posible. En los lugares sagrados se percibe una energía particular; intenta sentirla también en tu interior. Este mudra te inducirá al recogimiento. Si formulas una petición o una pregunta, una alabanza o un agradecimiento a su debido tiempo, y si permaneces receptivo, recibirás la ayuda adecuada. Para terminar, quédate todavía unos momentos en silencio, sumérgete en la paz y la alegría de lo divino.