Transformación real

2017-07-03

Vaya por delante que nadie tiene la potestad o el monopolio de la verdad y, desde luego, no pretendo yo arrogarme ninguna prebenda de conocimiento o sabiduría que esté por encima de otras opiniones o de otras visiones. La verdad es que últimamente me encuentro cada vez más socrático y suelo afirmar que «sólo sé que no sé nada». Escribe Juan Ortiz. 

Pero eso no quiere decir que, en mi propia experiencia y habiendo vivenciado esta realidad yóguica, no tenga una visión, y además sólo pretendo compartir esta mirada individual con el deseo de que me sea útil en mi propio proceso y que pueda servir, en alguna medida, a los demás.

¿Qué es entonces lo que yo vivo y lo que deseo compartir en este artículo? Pues ahí van algunas reflexiones personales:

1.En esta ensalada de variopintas y enormes propuestas de estilos de yoga, y casi todas arrogándose el poseer la técnica y el estilo más poderosos del yoga, ¿no será que, de manera inconsciente y casi sin darnos cuenta, hemos caído en las redes de aquello de lo cual hablamos constantemente que estamos intentando superar?

Hablamos de la espiritualidad, de la superación del ego y del consumismo, del mecanicismo de esta sociedad tecnócrata. Pero de manera sutil, el yoga está siendo abducido y estamos cayendo en el mismo consumismo y superficialidad que pretendemos superar. Hay un dicho que sugiere: “Dime de qué hablas mucho y te diré dónde está tu problema”. Así, prolifera un enorme mercadeo de yogas infinitos y revestidos de una aureola de santificación y de estar respaldados por múltiples federaciones y organismos y de santones suprahumanos que parece que son algo, pero  en el fondo… sólo hay humo y volatilidad.

En el otro lado están aquellos que han convertido el yoga en una gimnasia y un simple culto al cuerpo, con una obsesión por la alineación perfecta y correcta del cuerpo pero olvidando que el yoga es también la “alineación del alma”.

Hay un culto a la técnica, olvidando que la técnica es un medio y no un fin y aunque hay que cuidar la técnica y atenderla lo mejor posible, no es la pureza de la técnica lo que se pretende sino la pureza a dónde nos lleva la técnica… la vivencia real y sensata del Ser que somos y el Despertar de las conciencias adormecidas.

Todos los caminos son válidos si nos ayudan a subir adecuadamente a la cúspide de la montaña.

Yogas múltiples, negocios relacionados con utensilios y soportes para el yoga, moda y ropa para el yoga que incluso lanzan grandes y reconocidas marcas de moda, formaciones de yoga online o en directo donde se está más pendiente del aspecto administrativo o económico que de la propia formación en sí y del contacto profundo y transformador con los alumnos…

Seguramente el yoga mueve, como negocio a nivel mundial, enormes cantidades de dinero e intereses…

Quién se dedica al yoga tiene derecho a una compensación económica para tener una vida digna pero, cuidado, porque la frontera de lo justo y adecuado con el consumismo  y el mercadeo es muy frágil y muy fina y es bueno ser conscientes para no caer en ello.

Vive el yoga, comparte el yoga, pero con profundidad y autenticidad y no te dejes caer en superficialidades vacuas o en manipulaciones egóicas y ciegas.

Otras cuestiones importantes para avanzar en nuestro yoga y en la vida:

2. Silencio verbal y no autojuzgarnos o juzgar a los demás… ¿Quién soy yo para señalar el camino o la experiencia de los demás?¿Qué se yo de los motivos íntimos de cada quién? Las palabras o pensamientos son para construir la vida y nunca para denigrarla.

3. Respeto y confianza absoluta en nuestros padres, maestros o maestras, alumnos y personas que se acercan al camino del yoga para encontrar más luz en sus vidas; respeto y veneración por todos los seres humanos que han pasado por nuestras vida y a los cuales debemos sentirnos enormemente agradecidos.

4  Enriquecernos con nuevas aportaciones, pero nunca abandonar la base que sustenta nuestra senda espiritual… Cuidado con las mezclas y variaciones sin sentido que parece que nos acercan a algo más poderoso y, en realidad, nos alejan de lo profundo y sustancial.

5. Silencio interior, paz y sencillez.

6. Demostremos con hechos y no sólo con teorías.

7. Yamas y Niyamas como una ayuda imprescindible, pero nunca como una moralidad impuesta atenazante.

8. Acepta lo que la vida te pone delante y afróntalo con fuerza, sensibilidad y sabiduría.

9. No pierdas el tiempo con especulaciones banales; dirigete directamente como una flecha certera hacia la luminosidad básica esencial… Todo lo demás son espejismos.

10. Aum Tat Sat… Sé tú mismo… Sé tú misma.. Sé lo que realmente eres.

Juan Ortiz es fudador de Escuela Dhyana y autor del libro Yoga para la vida y para la realidad.

 

 

Espero que os pueda servir de algo y quedo a vuestra disposición.

 

Juan Ortiz.Escuela de Yoga Dhyana.Autor del libro: Yoga para la Vida y para la Realidad.