Consejos de Yoga para Terrícolas 1: Cómo empezar

2018-02-19

Parece que cuando hablamos sobre yoga siempre nos dirigimos a unos discípulos tremendamente motivados por la búsqueda espiritual de altos vuelos. Pero en la vida real lo que abundan son personas normalitas que aspiran a entender mejor cómo puede ayudarles el yoga a ser un poco más felices. ¿Qué hacemos con ellas? Escribe Pepa Castro.

De vez en cuando me escribe una jovencita y me pregunta cosas sensatas sobre el yoga con la inocencia lúcida de un niño. La llamo cariñosamente Terrícola por oposición a esos otros seres cósmicos que ya lo saben todo porque tienen conexión directa con el Universo. Tal vez por eso me cayó bien esta joven lega, así que me animé a contarle cómo creo yo que el yoga la puede ayudar a ella…

Mi Terrícola estaba empeñada en aprender yoga profano, nada que suene a celestial, aunque no sabía muy bien por qué, pues sus experiencias hasta ese momento no habían sido buenas. Así me las resumió:

  1. Se incorporó a un curso en una escuela de yoga de su barrio. Nadie le explicó nada previamente. No entendió ni la lentitud de los ejercicios, que le parecieron monótonos, ni los cánticos, que le parecieron raros. Salió con mucho estrés.
  2. Probó en otro centro multi-estilos que le recomendó una amiga. Profesora y alumnas con cuerpos diez, ritmo frenético y exhibición de acrobacias y outfits. Esa misma tarde, lo intentó en el mismo centro con otro estilo más “suave”: posturas descoyuntadoras de nombres impronunciables y órdenes en tono cuartel. Salió con ambivalentes sentimientos de incompetencia y de enojo.
  3. Le recomendaron un profesor particular que empezara explicándole cuál es el sentido del yoga. Tras 60 minutos de discurso sobre su método, mejorado del de su maestro, lo único que le quedó claro fueron cuatro cosas: 1) que todo era tan sencillo que justo por eso se volvía complicado; 2) que su ego la mantenía en un sueño; 3) que elevando su nivel de vibración despertaría a la verdad; 4) que necesitaba la ayuda de un guru como él. Ella desistió, aún más desolada.

Entendí bien los lamentos de mi pobre Terrícola sintiéndose una marciana. No comprendía nada. Le habían dicho que el yoga era algo muy sensato… y se topaba con un circo elitista,  extravagante y contradictorio, a veces como de monasterio y a veces como de Instagram. “Bueno -le dije-, son los tiempos que vivimos, pero no hagas mucho caso. Lo importante no es la oferta, sino lo que tú estés buscando”. Y de ahí salieron estos consejos de Yoga para Terrícolas:

Si quieres iniciarte en el aprendizaje de Yoga…

1.Indaga en tus motivaciones. Pregúntate qué crees que necesitas, por qué, de qué tipo son esas motivaciones. ¿Mejorar tu forma física, aliviar algún padecimiento, saber más en ti, mejorar tu calidad de vida, conocer gente con inquietudes similares, equilibrar tus emociones…? Haz una lista completa de tus motivaciones con toda honestidad y puntúalas por orden de importancia para ti. Obtendrás el mapa esencial de dónde estás y hacia dónde quieres ir.

2. Repasa tus tendencias naturales. El yoga es un laboratorio que te va a permitir conocer a fondo tus potencias y tus límites, pero hazte una auto-encuesta de partida sobre tus tendencias naturales: ¿eres más de acción que de estudio o viceversa?, ¿más tranquila/o que nerviosa/a?, ¿más espiritual que material? ¿más dinámica/o que relajada/o? En cada persona hay ritmos, impulsos e inclinaciones naturales. Cuenta con ellos a la hora de elegir el estilo de yoga, para que trabajen a favor.

3.Todas las motivaciones para querer empezar a recorrer el camino del yoga son legítimas. Y hay un gran abanico de estilos y escuelas de yoga que pueden adaptarse a ellas. Pero si tus preocupaciones se inclinan radicalmente por la forma y apariencia física, quizás te conviene decantarte por prácticas volcadas en el cuerpo, muchas incluso basadas en técnicas del yoga, como Pilates y otras.

4. ¡Empieza desde el principio! El yoga es todo un sistema de autoconocimiento muy completo integrado por una gran variedad de experiencias prácticas, algunas muy exigentes. La mayoría provienen del Hatha Yoga, el yoga más extendido en las escuelas, pero este a su vez puede admitir variedades de mayor o menor intensidad física (Iyengar, Ashtanga, Dinámico…), y también de mayor o menor intensidad espiritual. Infórmate previamente y comienza desde abajo en una escuela seria (¡no te metas en clases avanzadas de ningún tipo!) Pregunta, pregunta y pregunta. Es tu derecho y tu deber.

5. Tu principal reto es la paciencia. Es uno de los mejores entrenamientos del yoga. Resulta muy difícil acertar a la primera con la escuela, el profesor y el estilo que más se adapta a ti. Tendrás que probar clases, pero cuando sientas que lo que estás recibiendo resuena en ti, persevera, dale una oportunidad aunque algo te suene raro (no hay que esperar que el yoga te ilumine nada más llegar a la esterilla). ¡Y sobre todo sigue preguntando!

6. El camino del yoga te llevará hasta dónde tú estés dispuesto a llegar en tu búsqueda: tan cerca como tu bienestar o tan lejos como el despertar de tu consciencia y la liberación interior. Tú decides sobre tus intereses, prioridades y sobre la intensidad de tu compromiso. No permitas que nadie se inmiscuya. No toleres manipulaciones ni adoctrinamientos. Guíate, sí, por tu criterio e intuición a la hora de valorar la honestidad y la coherencia de quien te está mostrando el camino… pero valora también tu propia sinceridad y disposición para dar lo mejor de ti.

Te deseo suerte y también que trabajes con apertura, constancia e ilusión. Poco a poco descubrirás que el yoga te va ofreciendo sus frutos, unos muy evidentes y otros más sutiles y preciados, pero tan personales y valiosos que ni yo ni nadie podría anticiparte.

Pepa Castro es codirectora de la revista YogaenRed, líder del sector en lengua española.

pepacastro@yogaenred.com