Yo quiero ser profesor de yoga (1ª parte)

2019-09-10

El planteamiento es este: tú quieres ser profesor de yoga, pero debido a la variada oferta del mercado tienes un lío de tres pares y no puedes decidir qué formación elegir. Imagina que, por esos “graciosos” azares de la vida, me pidieses que te asesorara, y yo, desde mi entender limitado y experiencia, indagase en tus expectativas para encontrar juntos la opción que más se adapta a ti…   Escribe Jose Manuel Vázquez.

 

Respetando todas las alternativas, pero con la ironía y el sentido del humor que la ocasión requiere, podríamos empezar a vislumbrar una elección más o menos razonable. Seamos realistas y empecemos a imaginar…

Veamos este recorrido ilustrado…

Si me dices que quieres hacerte profe de yoga porque notas la necesidad de ayudar a los demás, te diré directamente que llegas tarde. El mundo del yoga está saturado de “salvadores”; además te va a costar encontrar seguidores: los practicantes de yoga han evolucionado mucho y cada vez hay menos demanda de lo que ofreces. En tu caso, estudiar una profesión relacionada con el sector sanitario, psicológico o social podría ser buena idea; pero si por lo que sea la idea no te acaba de convencer, se me ocurre que algo más rápido y fácil que puedes probar, y es ofrecer tus servicios a una ONG. Estarán encantados de recibirte. Ahora mismo hay muchísimas; lo que también puede ser un problema para elegir una y volveríamos a estar como al principio. La ventaja es que atienden todo tipo de causas y será raro que no conectes con alguna. Con un poco de suerte y algo de tu parte, te sentirás realizado/a y el universo te agradecerá que hayas tomado esta decisión. No dejes tu práctica de yoga, te será de mucha utilidad.

También puede ser que estés cansado/a de tu actual trabajo y que me comentes que necesitas un cambio profesional en el que tengas mayores incentivos vitales y del que no te sientas tan esclavo; tu trabajo no te llena y necesitas tiempo para hacer las cosas que realmente te gustan… En fin, lo de siempre. Entonces es cuando yo te recuerdo que aunque lo de ser súperprofe de yoga mola mucho y realmente somos muy guais, modestia aparte, este trabajo tiene algunos inconvenientes “sin importancia” en los que a lo mejor no has reparado y que sumados se te pueden hacer bola.

Mira, nosotros también nos levantamos a las 7:00 de la mañana, incluso antes, para ir a trabajar; se nos va el tiempo de un lado a otro para impartir una hora de clase, con suerte dos; la mayoría de contratos son precarios o inexistentes; tenemos que pagar seguros sociales, facturas y todo lo demás, como cualquier hijo de vecino. Además no te puedes poner malo, no te puedes quejar, hay que ser agradable con los alumnos pesados y aguantar a algún que otro jefe acomplejado. En fin, lo mismo que te pasa ahora, pero añádele que la dieta vegetariana que requiere esta profesión no ayuda a sobreponerte a tanto golpe de realidad.

Algunas opciones que se me ocurren para ti, que a lo mejor te pueden dar buen resultado, son: cambia el sistema desde dentro, afiliándote a Comisiones Obreras (todavía existen) o en su defecto a un partido político de izquierdas; apúntate a unas clases de canto, pintura o escritura creativa, por aquello de desarrollar tu vocación frustrada; o ahorra, para hacerte un viajecito exótico con tu amigo/a del alma a algún paraíso espiritual donde hacer exactamente lo que te salga del svadisthana. También hay psicólogos muy buenos que ayudan a tomar decisiones con conocimiento de causa, prueba. Desde que el yoga se ha convertido en una profesión, esto ya no es lo que era. Aterriza; el yoga como actividad personal es una cosa y como profesión es otra.

Formaciones para todos los gustos

Muy diferente es que ya seas un/a influencer emergente, con un blog sobre vida sana y tengas canal propio en Youtube donde das consejos para cuidar el planeta o similar. En ese caso te puedo recomendar una formación con algún/a profesor/a mediático/a de yoga masivo de los USA que te caiga genial. Si tiene marca de ropa de yoga propia o presta su imagen a alguna importante, mejor que mejor. Copia todo lo que haga y vete allí dónde él/ella vaya, porque te va a venir muy bien aprender cómo hacer lo mismo que él/ella, pero en mejor, con ese toquecito tan tuyo. Cobran una pasta y están siempre ideales, no se les puede pedir más. Son un ejemplo para todo un sector de la sociedad, al que por cierto tú perteneces. La verdad es que no sé cómo lo hacen, no te puedo dar más información al respecto.

Solo me resta desearte mucha suerte; aunque no lo parezca, parece que has elegido un camino difícil. Pero si él/ella ha podido, ¿tú por qué no? Se me ocurre a bote pronto que si te gusta leer además podrías comprar por Amazon un libro de Sigmund Freud publicado en 1921 llamado Psicología de las masas y análisis del yo, un clásico. Seguro que alguna idea útil ya sacas; subraya y marca las páginas para leer varias veces las frases que más te gusten, te inquieten o no entiendas. Yo lo hago y a mí me funciona.

Si me dices que en realidad tú ya estás dando clase desde hace años pero que “tal y cómo se están poniendo las cosas” quieres tener un título o directamente te lo están pidiendo donde trabajas, entonces te recomendaría una formación intensiva completa de un mes, algo rápido y eficaz, para que te hagas con el papel que certifica que eres instructor/a estudiado/a y no te puedan decir nada. Dormirás mejor, ya verás. Te puedes venir a la gran ciudad, al extranjero o hacerlo on line, cómo mejor te venga; tienes éstas y otras muchas opciones. Pero hazlo ya, que el tiempo vuela y detrás de ti tienes una cola de profesores más jóvenes que tú con muchas ganas de ocupar tu lugar. No lo dejes para mañana.

Pero si lo que quieres es un curso de prestigio, tienes que irte a uno que esté dirigido, al menos en sus orígenes, por un maestro reconocido y heredero de una larga estirpe de yoguis indios. Si viene respaldado por una gran organización mundial con sede aparente en India, mejor que mejor. Te aseguras unos estándares de calidad y una enseñanza uniforme y regulada desde «la central”, conforme a unos principios estrictos de cómo se han de hacer las cosas. Ya sabes, dudas las justas, y menos con algo tan serio como el yoga. Te va a dar mucha seguridad tener la certeza de que estás en el camino correcto. Eso es de agradecer en un mundo en constante cambio en el que nacen muchos maestros de nuevo cuño, que son maestros básicamente porque lo dicen ellos. Vete a lo seguro.

Si lo tuyo es el hatha yoga, es decir, lo que tú y tu profe llamáis asanas, quizás lo tuyo pueda ser una formación basada en las posturas de yoga donde te den las alineaciones exactas para cada una de ellas y las repitas una y otra vez, hasta alcanzar la perfecta ejecución. En principio vas a necesitar toneladas de práctica, pero si tienes la fortuna de ser hiper laxo/a, con que seas obediente y memorices el orden de ejecución y las secuencias, es suficiente. Te va a ir muy bien en muy poco tiempo. Ya verás, va a ser genial tener alumnos que se esfuercen tanto como tú. Tendrás niveles y tú estarás en los más altos.

Una vez que tengamos claro que esto es lo que quieres, sólo hay que elegir el estilo de yoga concreto al que tu personalidad puede sacarle el mayor rendimiento. Hay mucho donde elegir pero no te inquietes; en una tarde con un té yogui e internet en mano nos lo ventilamos y empezamos la cuenta atrás. Va a ser genial, repito, sobre todo si montas tu propia escuela y tus alumnos te admiran. Salivo sólo de pensarlo; serás un  hombre o una mujer con suerte y lo sabrás, porque todos/as te desearán o desearán ser como tú o algo de eso.

Puedes ir pensando también en las fotos que vamos hacer para el libro. También te digo que quizás antes vas a tener que pasar por dar clases en algún gimnasio “bueno” o en algún club deportivo en una de las mejores zonas de la ciudad. Pero sólo será hasta que te hagas con una clientela selecta y te los lleves a tu «súper loft urban yogui”. Se me olvidaba un pequeño detalle; para poder impartir clases de ese estilo que has elegido vas a tener que pagar todos los meses una cuota de franquiciado/a y hacer seminarios de reciclaje regularmente; vamos, una pasta que se lleva otro. A la larga esto puede ser un problema, así que también puedes inventarte tú un estilo de yoga y ponerle un nombre resultón pero que parezca serio y arraigado en la tradición. Así no tendrás que pagar nada aunque en esencia se parezca mucho a lo que te han enseñado. Eres un chico/a listo/a, y lo sabes. Además, por lo que pueda pasar, yo me buscaría un socio capitalista.

Un mundo increíble de posibilidades

Ahora bien, si estás en el paro y te gusta esto de las terapias alternativas, el mindfulness, el coach y similares, tachaaaaaán, increíblemente el INEM ofrece cursos por los que no pagas un duro (que idiotas los que pagan sus formaciones de yoga, debes de pensar) y sales con una certificación profesional en instrucción en yoga a estrenar. ¡El mundo es tuyo y estás tardando en dar clases! No me digas que no lo sabías. Parece un sueño, lo sé, pero es cierto; en este país vamos a acabar con el paro como sea, y si es necesario dando clases de yoga a la pesada de tu vecina del quinto. No hace falta que tengas mucha experiencia previa. Además es un “título oficial”, actualmente el sueño de todo profesor de yoga en España, y es ¡gratis!. Si todavía no estás apuntado/a al paro, no sé tú pero yo me lo iría pensando. Estas oportunidades no se pueden dejar escapar. Mientras haces el curso a lo mejor no lo valoras (como se financia con dinero público) y no prestas mucha atención en clase o tienes que faltar por lo que sea, pero ya verás como luego agradeces haber obtenido tu título. El saber no ocupa lugar (ya te digo yo que si) y un título nunca viene mal.

Pero si planeas en el futuro pasar una temporada fuera del país, déjate de certificaciones oficiales y hazte una formación certificada por alguna organización internacional de reconocido prestigio, que te permita impartir clases en Honolulu, en algún pueblito de Escocia, en Duseldorff o allí dónde tú quieras ir. Además, puedes empezar tu formación aquí y terminarla en cualquier lugar del mundo. Esta opción no la puedes dejar escapar; es la mejor con diferencia. Hay otras, pero no se las puede comparar. Aunque ahora no pienses ir más lejos de Cercedilla o Segovia, nunca se sabe las vueltas que puede dar la vida. Imagina que tu nueva pareja vive en Hong Kong y tú te vas a vivir allí. ¿Qué haces? Dar clase de yoga para extranjeros, obvio. También te puedes ir apuntando a unas clases de chino cantonés, te van a venir muy bien.

Claro que si no tienes una titulación media o superior y estás en trabajos temporales no cualificados y mal remunerados, quizás debieras de volver a contemplar la posibilidad de hacer una certificación oficial (pagando tú) en un centro de formación homologado privado, donde se imparten otras certificaciones como jardinería, técnico en fitness o entrenamiento personal, por ejemplo. Quizás las instalaciones no sean las más adecuadas para hacer yoga (ruido, suelo frío, luz cegadora), pero así te vas haciendo una idea de lo que te vas encontrar cuando vayas a dar clase al mundo real (tómatelo como parte de tu entrenamiento jedi yogui). Si lo piensas bien, es la mejor opción para por fin acceder al increíble mundo laboral de los monitores de yoga; no creerás todo lo que puedes llegar a ver. Te harás fuerte y vencerás los obstáculos que irán apareciendo en tu camino. Mucho ánimo.

Si ya tienes formación universitaria o de grado medio, la ventaja es que te pueden contratar en cualquier sitio y casi de cualquier cosa (literal). Si por lo que sea practicas yoga y tienes la inquietud personal de conocer mejor las técnicas de yoga para aplicarlas a tu sector, podría sugerirte que te informases bien antes del itinerario formativo del curso. Si no, puedes acabar haciendo algo a lo que no le vas a dar utilidad por mucho que lo intentes. El curriculum de tus formadores también te puede servir de guía antes de matricularte en un curso anual, que sería lo más recomendable. Eso sí, elige una formación que requiera estudiar y sigue utilizando tus neuronas.

(A continuar en la 2ª parte el próximo viernes).

José Manuel Vázquez preside la Asociación Shiva-Shakti de Yoga Integral. Es profesor y formador de profesores certificado por la Yoga Alliance. Desde 2001 dirige su propia escuela de yoga, Yoga Orgánico, donde dirige una formación de profesores. Es autor de Los valores terapéuticos del yoga y de Manual de yoga para occidentales (ambos en Alianza Editorial).

Comienzo de la Formación en Madrid: 5 de octubre 2019. Ver AQUÍ.

Próximas actividades:

–Charla-coloquio en León el 13 de septiembre a las 20:30: «Los valores terapéuticos del yoga» en la librería café Sputnik, c/ Legión VII.
–Taller en León el 14 de septiembre: «La salud y la enfermedad en el contexto del Yoga terapéutico». Asociación Mundo Wellness. C / La Rúa 33, 1o C
–Charla-coloquio en Málaga el 7 de septiembre a las 19:00 «Los valores terapéuticos del yoga» en librería Luces (C/ Alameda Principal, 37, Calle Trinidad Grund, 30
–Taller en Málaga el 28 de septiembre. «Los chacras desde una perspectiva terapéutica».Freehome Art & Yoga Center. Avda.Juan Sebastián Elcano 36. Pedregalejo
Información: T 627 007 121 – 91 310 51 81 . Mirar por fechas en la Agenda de YogaenRed para ver más detalles.