Entrevista con Adriana Jarrín sobre ‘Yoga en tiempos de cáncer’

2025-12-15

El libro Yoga en tiempos de cáncer propone un enfoque humanista e integrador para acompañar a personas diagnosticadas de cáncer, desde el primer momento y durante todas las fases de la enfermedad. Su autora, superviviente de cáncer y pionera en España en esta disciplina, nos da todas las claves en esta entrevista.

yoga en tiempos de

El yoga oncológico adapta la práctica del hatha yoga combinándola con técnicas de yoga terapéutico y sensible al trauma. Su objetivo es crear un espacio seguro y respetuoso para el cuerpo y las emociones, tanto durante los tratamientos como en la recuperación posterior. 

Adriana Jarrín es especialista en Yoga Oncológico, doctora en Antropología Social y Cultural y presidenta de la Red Internacional de Yoga Oncológico.

YogaenRed: ¿Cómo surge la idea de escribir Yoga en tiempos de cáncer, Adriana?

Adriana Jarrín: Sentí que había llegado el momento de poner sobre papel la experiencia acumulada durante muchos años en diferentes frentes. Primero, la experiencia adquirida ofreciendo durante años sesiones de yoga a personas con cáncer, con diagnósticos muy diversos, en diferentes espacios y ámbitos sociales muy distintos. Después, la consolidación de la propuesta metodológica que comparto en la formación de yoga oncológico que han cursado cientos de profesionales del yoga y de la salud. Y por último, la validación de esta metodología en el ámbito médico, puesto que a través del programa en hospitales públicos que llevamos desde RED Internacional de Yoga Oncológico no sólo ofrecemos sesiones en las unidades de oncología sino que además recogemos evidencia sobre los beneficios que el yoga proporciona a las personas durante los tratamientos.

En el libro se plasma cómo está estructurada esta metodología así como la evidencia que la sustenta. Además, y muy importante, los primeros capítulos están escritos por especialistas en oncología, psicooncología y neurociencia que explican tanto la enfermedad y sus tratamientos como la relevancia de la intervención de terapias complementarias como el yoga durante el proceso oncológico. Los especialistas que colaboran en el libro son referentes en cada una de sus áreas, esta coral profesional garantiza la rigurosidad de los contenidos del libro.

YER: ¿Con qué enfoque te planteaste abordar su escritura?

 A. J.: La idea desde el inicio era que el libro pudiera llegar tanto a las personas con cáncer como a sus acompañantes en el proceso y a profesionales del yoga y de la salud. Esto supuso un reto para encontrar el equilibrio adecuado entre un contenido consistente basado en evidencia pero que transmitiera proximidad. Uno de los recursos fue que todos los capítulos hacen referencia a la historia de una alumna, como de hilo conductor e inspiración a lo largo de todo el libro. No me quería limitar a elaborar un escrito meramente informativo sino también reflexivo, porque sin duda una enfermedad como el cáncer conlleva una interpelación profunda sobre nuestras creencias y la vida en sí misma.

YER: ¿Lo más importante a transmitir a la sociedad en este tema es…?

A. J.: El cáncer es una enfermedad compleja, no sólo a nivel fisiológico sino, y sobre todo, por la forma en que trastoca la vida de las personas y sus familias. Más que un hecho biológico el cáncer es un ‘hecho biográfico’. De allí la importancia de enfocar la atención en quien padece la enfermedad. Dos personas pueden tener exactamente el mismo diagnóstico pero cada una lo puede llevar de un modo muy distinto dependiendo de los recursos personales, económicos y sociales con los que cuente. En este sentido, el enfoque del yoga oncológico parte de una perspectiva humanista, porque pone a la persona en el centro de la atención. Este es un tema que me apasiona especialmente porque soy antropóloga de formación y creo que es fundamental comprender y situarnos en el entorno en el que vivimos y cómo concebimos la salud en general y cómo nos aproximamos a una enfermedad compleja como el cáncer en particular.

Por ejemplo, en tanto sociedad es importante reflexionar sobre el discurso que hemos desarrollado en torno al cáncer. Un discurso bélico, cargado de un lenguaje de guerra que afecta seriamente la forma de vivir la enfermedad. En uno de los capítulos del libro precisamente reflexiono sobre la narrativa de la enfermedad y sobre la importancia de transformar este discurso social como un primer paso para empezar a sanar en el tránsito por la enfermedad.

YER: ¿Cómo son los beneficios del yoga oncológico que tú misma has comprobado en tu labor.?

A. J.: Son muchos y muy diversos. En el libro –y como fórmula pedagógica para la explicación y comprensión de la metodología– los dividimos en físicos y emocionales. Sin embargo, como sabemos en el yoga, esta división como tal no existe porque cuerpo, mente y emociones forman parte de un todo. En este sentido, las posturas tienen una repercusión directa en el estado emocional de las personas.

En general, los comentarios de las personas después de las sesiones y de meses de práctica son que les ha ayudado a mejorar la calidad del sueño, sensación de mayor energía (reducción de la fatiga), mejor estado de ánimo (autoestima), flexibilidad de las zonas afectadas por la enfermedad y los tratamientos, mejora en la concentración, obtener herramientas útiles de respiración para la gestión emocional durante la administración de tratamientos o pruebas de seguimiento y, sobre todo, la creación de una comunidad de apoyo.

Todos estos beneficios mencionados espontáneamente por quienes participan de las sesiones han sido además corroborados por la evidencia, que demuestra además que el yoga favorece la reducción en la administración de fármacos para el dolor o por dormir, mejor adherencia a los tratamientos y que contribuye a reducir la incidencia de recidivas.

YER: El yoga se ha considerado por una parte de la comunidad científica como una “pseudoterapia”. ¿En qué punto estamos ahora de “conciliación”?

A. J: Efectivamente, “pseudoterapia” o “pseudociencia” son algunos de los calificativos que se le han puesto al yoga. Creo que estas denominaciones parten del encuentro entre una disciplina que proviene de Oriente con el paradigma conceptual de Occidente. Como en todo encuentro, hay una parte de sintonía y otra de confusión o caos. El hecho de que cada vez se realicen más estudios clínicos para medir los efectos del yoga durante los tratamientos médicos está permitiendo crear este puente entre la tradición del yoga y la ciencia, que en definitiva no están contrapuestos sino qiue son complementarios. Y este es un trabajo que llevará su tiempo, pero estamos en ello.

A través del programa que impulsamos en hospitales desde la RED, además de las sesiones estamos participando en un estudio multicéntrico con diferentes equipos médicos de hospitales de referencia como el Vall de Hebron. Es decir, la conciliación está sucediendo, sólo necesitamos tiempo y paciencia y profesionalidad, además de seriedad y especialización por parte de los profesionales del yoga.

YER: En concreto, ¿cuál es papel del yoga en el tratamiento oncológico?

A. J.: El yoga forma parte de las terapias cuerpo-mente avaladas por la Oncología Integrativa, es decir, de entrada contamos con el aval médico puesto que las terapias reconocidas por la medicina integrativa son aquellas que cuentan con evidencia científica. En este sentido, como señala la Dra. Julia Ruiz, coordinadora de la Sociedad Española de Oncología Médica de España y autora del capítulo de Oncología integrativa del libro, el yoga forma parte de las terapias complementarias a los tratamientos médicos. Es imprescindible tener en cuenta que no sustituyen a los tratamientos oncológicos sino que atienden aquellos aspectos físicos, psicológicos y emocionales que la medicina convencional no abarca. Se trata de ofrecer una atención integral desde una perspectiva holística de la salud que pone en el centro a la persona y sus circunstancias. De allí el enfoque y fundamento del yoga oncológico que está dirigido a contribuir a la rehabilitación física y al soporte emocional de las personas con cáncer.

Es importante señalar que cuando hablamos de yoga, como de cualquier otra terapia complementaria, hablamos en términos de contribuir, favorecer, fomentar una mejorar calidad de vida de la persona y no de curar la enfermedad que es el ámbito de la medicina. No obstante, el bienestar que estas terapias ofrecen a las personas puede propiciar una mejor recuperación y adherencia de los tratamientos, como he mencionado anteriormente.

YER: ¿Dónde se ha demostrado el yoga oncológico más útil, según tu experiencia y la de las pacientes?

A. J.: Son muy diferentes los beneficios que el yoga puede proporcionar en cada etapa de la enfermedad: diagnóstico, tratamientos, postratamientos, recaída o final de vida. Cada etapa tiene su singularidad y sobre este aspecto profundizo ampliamente en el libro. Por ejemplo, me encuentro con alumnas con las que aquello que cultivamos en la práctica durante los tratamientos, florece en la etapa de postratamiento o incluso ante una recaída. O en las sesiones que ofrezco en la unidad de paliativos del hospital, en las que una respiración o un movimiento consciente puede transformar ese momento en el que cada minuto cuenta, no por la premura ante el final sino por la intensidad que la vida cobra en este tramo de nuestra existencia… la verdad me resulta difícil definir o ponderar cuándo es más útil.

Quizá, si pensamos en términos generales, podría ser durante los tratamientos, porque precisamente en las sesiones trabajamos por mejorar la salud en un espacio no medicalizado.

YER: ¿Es necesaria una formación especializada para los profesores de yoga? Cuál sería?

A. J.: Definitivamente sí, y cada vez soy más categórica en este sentido. En gran parte precisamente por esa implantación que el yoga está teniendo en el ámbito sanitario, que requiere de profesionales especializados que cuenten con la capacitación para interactuar adecuadamente con el personal médico. Por otra parte, y de forma decisiva, por ofrecer una práctica segura que se adapte a las condiciones de las personas con cáncer tanto a nivel físico como emocional. De allí la formación específica en yoga oncológico porque el cáncer en realidad abarca a más de 400 enfermedades, lo que nos enfrenta ya a un universo muy amplio de aspectos a tener en cuenta de cara a ofrecer sesiones que realmente sean eficientes para el colectivo para el que estamos ofreciendo nuestros servicios.

Existen muchas enfermedades y el yoga puede ser favorable de muchas maneras, pero si queremos contribuir de manera seria y eficiente a la rehabilitación de las personas con cáncer, debemos adquirir las herramientas adecuadas y especializadas que nos permitan adaptar la práctica a sus circunstancias.

YER: ¿En qué se diferencian yoga terapéutico y yoga oncológico, además de una mayor especialización del segundo?

A. J.: En el libro estas diferencias se explican de forma detallada, abordando tanto aspectos médicos como físicos y psicosociales en relación con el tránsito por la enfermedad. El yoga oncológico es el resultado del sincretismo entre hatha yoga, yoga terapéutico y yoga sensible al trauma. Recurre a la adaptación física del yoga terapéutico que posibilita la personalización en el proceso de recuperación y rehabilitación de las limitaciones biomecánicas derivadas de la propia enfermedad o de los tratamientos.

Esta adaptaciones las ofrece desde las opciones y el lenguaje sugerente que proviene del yoga sensible al trauma, que abre la mirada hacia una lectura del cuerpo como espacio de expresión emocional. Por ejemplo, esta mirada permite identificar los estados de ansiedad o de desasosiego y a estructurar la práctica, si se ha de empezar de pie o recostada, o a enfatizar qué tipo de respiración conviene, etc. Y, finalmente, las posturas que se ofrecen, ásanas tradicionales del hatha yoga, además de estar adaptadas y guiadas desde un lenguaje de yoga sensible al trauma, se practican en movimiento, hecho que tiene unos efectos terapéuticos tanto a nivel físico como emocional.

En definitiva, el yoga oncológico parte de un enfoque humanista, basado en evidencia, que sustenta la combinación de técnicas y herramientas del yoga tradicional y de otras vertientes especializadas para ofrecer una práctica segura a las personas con cáncer.

El libro: Yoga en tiempos de cáncer.Acompañamiento físico y emocional a través del yoga oncológico. Autora: Adriana Jarrín.

Edita: Plataforma Editorial. PVP: 22,90€