¿Es la práctica de Yoga feminista?

2022-03-07

Esta es una gran pregunta corta y directa, pero a mi parecer requiere una respuesta elaborada y contextualizada revisando creencias para poder obtener una respuesta que nos invite a la reflexión. Escribe Montse Cob.

Según un estudio publicado por Yoga Journal y Yoga Alliance en 2016 (1), el 72% de los practicantes de yoga en Estados Unidos son mujeres. Un dato importante y llamativo.

En España, aunque carecemos de los porcentajes concretos (2), es una evidencia que las clases de yoga y las formaciones están mayoritariamente cubiertas por mujeres.

Resulta interesante destacar que, en sus orígenes, la forma física de la práctica, Hatha Yoga, era una modalidad dirigida exclusivamente para hombres (3). No fue hasta los primeros años del siglo XX que las primeras mujeres practicantes, como Indra Devi, acercaran el yoga a Occidente. Rápidamente esta bella práctica milenaria vio incrementada su popularidad entre la población femenina.

¿Por qué hay muchas más mujeres que hombres en las clases?

Si revisamos en la historia del yoga, está claro que esta disciplina no estaba intrínsecamente diseñada para mujeres. Con el paso del tiempo, se le ha otorgado una esencia femenina (4) a la práctica de Hatha yoga. Y aquí es dónde podemos encontrar el origen del escenario actual. Veamos.

En cuanto a los géneros

Cuando hablamos de géneros, nos solemos referir de forma binaria al “género femenino” y al “género masculino”: mujeres y hombres.

Esta referencia no es incorrecta, pero es sumamente incompleta. En la actualidad, afortunadamente, hemos incorporado otros términos lingüísticos para referirnos a otros colectivos que representan la diversidad sexual.

En cuanto a la energía

Cuando hablamos de energía, solemos referirnos también de manera binaria a “energía masculina” y “energía femenina”. Particularmente me resulta muy limitante esta división binaria especialmente porque tendemos a etiquetar características de ambas energías.

  •   La energía masculina se suele describir como, activa, motora, hacia fuera.
  •   La energía femenina se suele describir como pasiva, sensitiva, hacia dentro,
¿Me pregunto si es que, como sociedad, hemos llegado a asociar la energía masculina (activa y hacia fuera) con el género masculino y la energía femenina (pasiva y hacia dentro) con el género femenino?

Y si fuera así, ¿puede que el origen de esta asociación provenga de una creencia heredada de un sistema de concepción patriarcal?

Varios estudios entre los que se encuentran las indagaciones realizadas por Eric Niiler (5) y las que recopila Jonathan Gilbert en un estudio publicado en Men ́s Yoga Journal (6) nos muestra las tres razones principales por las que los hombres no practican yoga.

  1. “No soy lo suficientemente flexible”
  2. “El yoga es ‘femenino’”
  3. “El yoga es demasiado espiritual”

Son tres razones, curiosamente, asociadas a la energía femenina, y me pregunto: ¿por tanto al género femenino?

La interpretación que asocia a estos dos tipos de energía una con cada género, supone une una gran confusión. Lo refleja muy bien refleja Hongyi Huang en Asana International Yoga Journal (7): “El yoga no estaba intrínsicamente diseñado para mujeres, pero ha obtenido una asociación y unas cualidades femeninas que, a medida que ha pasado el tiempo, resultan impropias para el concepto de ejercicio del practicante masculino”.

Resulta muy interesante porque en ningún texto de yoga encontramos referencias en las que se especifique que el yoga sea para personas flexibles o que sea una práctica femenina.

Sin embargo, sí hay referencias en cuanto a la intención de la práctica de yoga: nos ofrece una invitación a explorar nuestra naturaleza única y personal para experimentar un equilibrio entre energías opuestas.

El propio vocablo «hatha» es muy representativo de ello. Se puede descomponer en dos sílabas con significados opuestos: ha, sol; y tha, luna.

Este equilibrio entre energías y fuerzas opuestas tiene como finalidad una mayor y más saludable conexión con nosotros mismos para poder así conectarnos con los demás con estas mismas cualidades.

¿Cada vez más lesiones en yoga?

Las lesiones en la práctica de Hatha Yoga han aumentado tanto a nivel físico como a nivel emocional (8). Aun considerándose el yoga como algo femenino, más conectado con lo intuitivo, me pregunto si estamos practicando yoga como si fuésemos hombres, tal y como comenta Angela Farmer en el documental The Feminine Unfolding.

Reflexiones

La educación y renovación del uso que hacemos de nuestro vocabulario y del significado de las palabras que empleamos puede ser una aportación extraordinaria para deshacer etiquetas.

Un ejemplo de equilibrio entre opuestos que no implica esta asociación de género es el uso de términos utilizados comúnmente en clases de yoga que implica energía multivalentes: inhalar y exhalar; empujar y tirar; acción y calma,

El yoga es para todo el mundo, independientemente de la identidad de género.

Es tiempo de trabajar colaborativamente para generar espacios y estructuras integradoras. Es nuestra responsabilidad, como profesores de esta bella disciplina, autoeducarnos y renovarnos para ofrecer, a quien lo desee, los maravillosos beneficios de la práctica de yoga.

FUENTES

(1) https://www.yogajournal.com/yogainamericastudy/
(2) https://forbes.es/lifestyle/87161/locos-por-el-yoga-las-cifras-de-un-fenomeno/
(3) https://www.mensyogajournal.com/blog/why-dont-more-men-do-yoga
(4) https://www.doyou.com/is-yoga-a-girl-thing/
(5) https://www.huffpost.com/entry/yoga-women_b_4163938
(6) https://www.mensyogajournal.com/blog/why-dont-more-men-do-yoga
(7) https://www.asanajournal.com/yoga-become-female-dominated-practise/
(8) Practice and all is coming. Matthew Remski

 

Montse Cob lidera formaciones invitando a la exploración y el autoconocimiento desde la cinestesia, la propiocepción y la alineación orgánica. Con principios fundamentados, pero sin reglas.

“Durante mi trayectoria personal en la práctica de asanas he padecido diversas lesiones por seguir instrucciones externas (¿influenciadas por una forma masculinizada de impartir yoga) y no sensaciones internas (¿no es lo que la esencia del yoga nos transmite? El dolor y me llevó a investigar otras formas de exploración y por tanto una puerta hacia el autoconocimiento. En este camino, he descubierto lo desconectada que me encontraba como mujer (¿quizá también la sociedad esté desconectada del aspecto femenino?) con mi naturaleza biológica femenina lo que resultó en que me especializara en Yoga y Mujer revisando, cuestionando y actualizando la visión de la práctica del yoga en la mujer en todos sus ciclos vitales: ciclo menstrual, ciclo maternal y ciclo en menopausia.
www.montsecob.yoga