Chandra Namaskar, una veneración a la Luna

2020-11-09

Chandra Namaskar o Saludo a la Luna es un saludo utilizado en Yoga Integral o Purna Yoga que se realiza a un ritmo continuo, conectando con una actitud meditativa y contemplativa, fluyendo entre las posturas y moderando el ritmo de la práctica en sintonía con el estilo del Vinyasa Flow Yoga. Escribe Pablo Rego.

Chandra Namaskar Yoga en Red

Chandra en sánscrito significa “luna” y el término namaskar se puede traducir literalmente como “saludo”. Juntos hacen Chandra Namaskar, nombre de esta serie dinámica de posturas que se realizan una a continuación de la otra, a un ritmo fluido, meditativo y siguiendo la respiración.

Este es un saludo más “femenino” que el conocidísimo Saludo al Sol. Utiliza la postura de la Luna o Chandrasana como referencia, una postura que se realiza con la rodilla de una pierna y el pie de la otra apoyados en el suelo y una inclinación del tronco hacia a tras similar a la postura del Sol, soltando la tensión en las caderas y el peso del cuerpo hacia el empeine del pie que queda apoyado más atrás que el resto del cuerpo.

Es importante interpretar el concepto namaskar no tomando literalmente el término como saludo de «saludar» sino como un concepto más amplio, profundo y espiritual, como “salutación”, lo que incluye un ritual, una consciencia de lo sagrado sobre lo que se entrega la energía, la atención o la concentración. También namaskar implica una intención de humildad ante el objeto reverenciado.

Desde el punto de vista físico, Chandra Namaskar es un saludo de 14 posturas (o 16, dependiendo de si tomamos algunas transiciones también como asanas) que aporta muchos beneficios, ya que abarca un amplio abanico de formas que el cuerpo debe asumir, trabajando, entre otros, la flexión y extensión en la columna vertebral, la apertura de caderas, el estiramiento anterior y posterior de las piernas o el equilibrio, además de activar los procesos del metabolismo incidiendo principalmente en el aparato respiratorio, circulatorio y en el sistema linfático.

Por esto mismo también influye en la activación de los siete chakras principales del cuerpo energético siendo una muy buena rutina de activación de la energía, tanto en su forma de ejercicio individual como en su función de rutina de introducción o parte de una sesión de cualquier versión del yoga físico.

Las posturas

Dentro de la nomenclatura del Purna Yoga o Yoga Integral, en Chandra Namaskar se hace una secuencia que comienza en la postura de pie Tadasana desde donde, armando el gesto del triángulo o Trimurti Mudra con las manos y mirando ese triángulo, se llevan las manos por encima de la cabeza con los brazos estirados, armando una flexión hacia atrás que acaba siendo Suryasana o la postura del Sol.

Luego, con los brazos extendidos y manteniendo el Trimurti Mudra en las manos, se realiza una inclinación estirada hacia adelante y se llega a apoyar las manos en el suelo, colocándolas a los lados de los pies. Desde allí se extiende una pierna hacia atrás y se apoya la rodilla de la otra pierna junto a una de las manos en el piso, armando una de las variantes de Kapotasana o postura de la Paloma, con una pierna flexionada, la otra extendida hacia atrás y ambas rodilla apoyadas. En esta asana se hace una torsión hacia uno de los lados, llevando un brazo hacia atrás y luego de regresar se arma la postura de la Luna o Chandrasana, apoyando en el piso la planta del pie de la pierna que está más adelantada y con el Trimurti Mudra en las manos, se elevan los brazos repitiendo el movimiento de llevar el tronco en una flexión con el peso hacia atrás y relajando la tensión en las caderas.

Al desarmar Chandrasana se apoyan las dos manos en el suelo extendiendo ambas piernas hacia atrás, apoyando la yema de los dedos de los pies y realizando la postura del Cocodrilo (Makarasana, en la versión Purna Yoga Integral), también conocida como la Tabla, el Plano Inclinado (Poorvottanasana) o la postura de la Mesa (Utpithikasana o Catush Pada Pitham dependiendo de la tradición). Desde el Cocodrilo, al igual que en Surya Namaskar, se desciende a Ashta Dandasana o la postura de la Caracola para pasar a Bhujangasana o la postura de la Cobra.

Al desarmar Bhujangasana se mantienen las palmas de las manos apoyadas y el pecho cerca del suelo y con un pequeño impulso se desplaza el cuerpo hacia atrás, armando Balasana o la postura del Niño, bajando la frente al suelo, llevando los glúteos hacia los talones y el abdomen hacia los muslos con los brazos estirados hacia adelante. Una vez en la postura se arma otra vez el gesto del triángulo con las manos y se suben hacia el cielo (o el techo), manteniendo entonces los brazos estirados y la mirada en las manos. Bajando luego las manos al suelo, se las apoya delante de las rodillas que se elevan para armar Manasana o postura del Pensador, una postura de equilibrio que se realiza apoyando sólo las yemas de los dedos de los pies, con las piernas juntas, las rodillas completamente flexionadas, los talones elevados y, de ser posible, los glúteos sobre los talones, además del torso erguido con las palmas de las manos juntas a la altura del pecho.

Finalmente se llevan las manos hacia la parte posterior-inferior de las piernas sujetando la zona del tendón de Aquiles y se extienden las piernas dejando la cabeza hacia abajo, llevando la cara hacia las rodillas y se estira toda la parte posterior del cuerpo en Padahastasana, postura de la Cigüeña o Pinza de pie para desde allí volver a la postura de pie y estirar el cuerpo hacia atrás en un último Suryasana o postura del Sol mirando el gesto del triángulo que vuelve a estar presente en las manos. Finalmente se termina en Samasthiti o Postura de pie con las palmas de las manos juntas a la altura del pecho.

Al finalizar esta secuencia se realizan dos pasos hacia adelante para volver al punto de partida y realizar la siguiente serie utilizando el otro lado del cuerpo o finalizar el saludo.

Trimurti Mudra

Una de las características de Chandra Namaskar es la realización del “gesto del triángulo” o Trimurti Mudra que se utiliza como drishti o punto de concentración.

Trimurti es un mudra que se usa muchas veces para equilibrar chakras. De manera natural, estando en Savásana (postura del cadáver), al colocar las manos sobre el abdomen se juntan los extremos de los dedos pulgares e índices de ambas manos entre sí, armando un triángulo. Ese gesto natural suele usarse para equilibrar Svadhisthana chakra (segundo empezando desde abajo)

Este mudra, colocado en la parte inferior del abdomen, de manera que acompañe la postura natural de bipedestación del ser humano, es un triángulo con un vértice apuntando hacia abajo, lo que implica una relación con la energía Yin o femenina.

En la mitología hinduista el tres estás asociado a la trinidad de las fuerzas fundamentales para la existencia del Universo y su evolución natural e infinita a través de los ciclos de la creación, conservación y destrucción. Trimurti significa “tres formas” que están representadas por las deidades Brahma (creación), Vishnu (preservación) y Shiva (destrucción). Otros tres aspectos que siempre hay que tener presentes en yoga como fundamento de su existencia son mente, cuerpo y espíritu.

En dónde se pone el foco

El punto concreto de intención o drishti es la determinación o creación de un lugar en el cuerpo o fuera de él para llevar hacia allí el foco y mantener la atención. El drishti se utiliza como recurso en la práctica de yoga para liberar la acción de los sentidos y evitar que éstos provoquen distracciones, pero además se utiliza como una manera de crear concentración.

En yoga se usan como drishti la respiración, los bandhas (cierres) o determinados puntos del cuerpo. Esta herencia que recibe Chandra Namaskar del Ashtanga Yogaen el que se utilizan drishtis muy concretos como la punta de la nariz, el entrecejo, el ombligo, las manos o los dedos–, en el Saludo a la Luna se usa Trimurti mudra o el gesto del triángulo como punto de concentración, realizándose en gran parte de las posturas, lo que lleva al practicante a conectar con ese equilibrio fundamental de tres, relacionándolo durante la práctica con la energía que fluye entre lo femenino y lo masculino.

Chandra Namaskar se practica flotando

El Saludo a la Luna está emparentado con la práctica del estilo Yoga Flow, que también se relaciona con el concepto vinyasa, o la sincronización del movimiento con la respiración durante una secuencia de posturas de yoga que se origina en el Ashtanga Vinyasa Yoga.

El Ashtanga Vinyasa expresa el movimiento del cuerpo pasando de una postura a la otra concatenadamente mientras se realizan determinadas respiraciones. Además posee un diseño que debe seguirse rigurosamente para evolucionar. El aspecto vinyasa de este método que hace referencia a la respiración y el movimiento sincronizados, se ha utilizado más allá del Ashtanga como un estructurador sobre el cual se van diseñando distintas rutinas de forma libre, creándose así el Vinyasa Yoga. Y siguiendo esta evolución, a esta manera de practicar yoga dinámico con el tiempo se le ha agregado el concepto flow, que en inglés significa “flotar” y que hace referencia a la intención que se debe tener para desarrollar este estilo.

Practicar Yoga Flow requiere de tener presente en todo momento el concepto del movimiento, la respiración, la manera de llegar a las posturas. Debe hacerse de una forma sutil, con movimientos controlados, pero nunca muy intensos ni agresivos, de la misma manera que debe tenderse lo menos posible a la quietud total.

El Saludo a la Luna tiene en su génesis la idea de ser practicado como yoga flow. Los pasos que conlleva, la manera de armar las posturas, sus transiciones, deben hacerse de una forma que recuerde un lugar con una gravedad muy baja, como la Luna.

Esta forma de practicar es una invitación a la meditación en movimiento, similar a la que se realiza al realizar determinadas artes marciales antiguas que fomentan una concentración máxima de atención y energía. Esta economía del movimiento y su conservación, sumada a la intención y a la forma de armar cada parte de Chandra Namaskar permiten al practicante entrar en una bucle de movimientos sutiles y fluidos, además de una respiración profunda y controlada que pueden llevar a un estado meditativo que, en última instancia, es el objetivo más elevado que se puede buscar en la práctica del yoga del cuerpo.

Pablo Rego. Profesor de Yoga. Masajista-Terapeuta holístico. Diplomado en Salud Ayurveda.

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