Serie «La Ética del Yoga» y 10: Kleshas

2020-08-04

Dolor y sufrimiento no son la misma cosa. Lo que llamamos dolor es inherente a la vida de cualquier ser vivo. El sufrimiento es mental. El Yoga nos entrena para vivir la vida en toda su extensión: dolorosa y gozosa. Y nos enseña a evitar el sufrimiento. Escribe Carmen Viejo Heredero.

Dolor_manos

El Yoga es una madre que abraza y acoge por igual al patito y al cisne, porque sabe que son dos fases del mismo individuo. Igual pasa con dukha (el dolor) y sukha (el gozo). Dukha abarca todas esas situaciones penosas que suponen esfuerzo físico o mental, cambio, adaptación, afección o pérdida. Sukha, sin embargo, refiere lo que es agradable, armónico, equilibrado, y permite estados relajados.

La práctica del Yoga nos entrena para transitar todos estos estados sin adormecernos en sukha ni atormentarnos en dukha, sino generando ecuanimidad. Así, esfuerzo y relajación se combinan haciéndose lúcidos y útiles.

Otro asunto es el sufrimiento, la reacción emotiva de nuestra mente ante aquello que genera rechazo y aversión. Curiosamente, el sufrimiento puede darse ante dukha y ante sukha, pues su origen está en la personalidad, y no en lo externo, haciéndonos tomar por agradable lo desagradable o viceversa.

El sufrimiento tiene cinco razones (kleshas), según la magistral síntesis de Patáñjali:

-Avidya: la ignorancia que nos lleva confundir lo eterno con lo temporal.

-Asmita: la identificación egoica.

-Raga: el deseo.

-Dvesa: el rechazo.

-Abhinivesha: el temor a la muerte, derivado de desconocer nuestra verdadera naturaleza.

Los kleshas no solo generan sufrimiento a quien los padece, sino que son impulsores de agresión y causantes de sufrimiento a otros seres.

Los Yoga-Sûtra afirman que la práctica del Yoga con sus ocho elementos elimina los kleshas o causas del sufrimiento. La práctica nos hace ecuánimes ante lo agradable y lo desagradable; bondadosos y respetuosos ante la vida; evita que la mente se aferre a lo caduco; abre la posibilidad a la experiencia directa y desnuda de lo que somos y seremos; atenúa el temor al dolor del cuerpo, al cambio y al porvenir.

La práctica a lo largo de la vida nos enseña a abrazar la existencia y el momento presente, aceptando, confiando. Y esa acogida serena vence el sufrimiento.

(Este artículo fue publicado en YogaenRed en julio de 2016)

Carmen Viejo Heredero Profesora de Yoga, Licenciada en Ciencias de la Información y titulada por la Asociación Española de Practicantes de Yoga (AEPY) y por la Escuela Sivananda.

Talleres, retiros y clases en Granada, Centro Presentia

Información: ahimsayogandalucia@yahoo.es