Siempre en mi ser: Babaji Sibananda de Benarés

2020-02-03

Siempre recordaré aquel día ya remoto en que por primera vez me encontré con ese sadhu hermoso y digno, de mirada inolvidable, llamado Sibananda. Llevaba meses recibiendo su invitación de que acudiera a verle, pero tantas veces había estado ya en Benarés que me resistía a hacerlo. Escribe Ramiro Calle.

guru Ramiro

Solo una serie de asombrosas sincronicidades me determinaron por fin a viajar otra vez hasta la Ciudad de Shiva. Tras una noche bastante agotadora en tren, en un viaje que se prolongó por dieciocho horas, finalmente divisé el caudaloso Ganges. No mucho después me encontraba sentado al lado de Babaji Sibananda, en una animada «taberna» a la India, cuajada de occidentales y donde Babaji se había sentado a descansar.

Ya empezaba a apretar el calor y la ciudad resultaba muy polvorienta. Codo con codo con Babaji, que estaba arropado con su impecable túnica anaranjada, me preguntó: «¿Conoces a Ramiro Calle?». Me miré en sus maravillosos ojos ambarinos, sonreí y repuse: «Yo soy Ramiro Calle». Asombrado, se llevó literalmente las manos a la cabeza y exclamó: «¡Oh, Ramiro Calle aquí!». Me abalancé sobre él y le abracé con inmenso cariño, como si nuestras almas, y no solo nuestros cuerpos, por fin también lo hicieran.

¡Cuántas causalidades se habían tenido que dar para que yo estuviera allí otra vez, en la caótica y contradictoria ciudad de Shiva! Nos abrazamos, nos tomamos las manos con sumo afecto, nos miramos como si cada uno de nosotros quisiera incursionar en el alma misma del otro. ¡Qué gran encuentro! No podía dejar de abrazarle y sentir su enjuto tronco junto a mí. Era el sadhu que había aparecido en la portada de mi relato espiritual El Yogui. Gracias a esa coincidencia cargada de sentido, al final estábamos allí juntos no solo en alma sino también en cuerpo. A partir de ahí volví una decena de veces a Benarés, solo para encontrarme con él y aprender de su humildad, afecto incondicional, sentido del humor y comprensión profunda de la vida y de la muerte.

Las enseñanzas de Babaji

Mucho hablamos y mucho callamos en esos encuentros, mucho nos abrazamos y mucho sentimos el uno la presencia sutil del otro, la que va más allá de las envolturas carnales, sometidas inexorablemente a degradar y morir.

Sentados frente a ese espectáculo que es el Ganges y que rebasa toda descripción al recibir en sus aguas miles de cuerpos, me decía:

La Shakti es tan prolija, todo es tan variado y misterioso, hay tantas formas de vida… No comprendo nada, no entiendo nada, pero Él lo entiende todo. Ramiro, no dejes de mirar y contemplar. ¡Qué misterioso es todo!. Venimos y partimos. Cada uno de nosotros hace su papel en este gran escenario de la vida y luego volvemos a nuestro hogar. No somos de aquí. Estamos de paso.

Me recordaba:

La meditación es el camino más directo hacia el Ser. Haz yoga, medita, y estáte siempre tranquilo. No tiene objeto preocuparse. Siempre tranquilo, sin dejar de meditar, para así poder conectar con Él.

Me insistía:

Esta vida son un par de días y se acabó. No hay tiempo que perder. Tenemos que meditar y amar a los demás, hacer algo por las otras personas. Meditación y amor.

Me dejaba claro que no creía en los gurus de masas, que eran como prostitutas y que los verdaderos yoguis no se mostraban ni a nadie perseguían, del mismo modo que la flor no persigue a la abeja y es la abeja la que viene a la flor; me recalcaba que el ego es un demonio y que la vida sin compasión no es nada.

Me entregó un cuaderno de hule recogiendo sus impresiones más íntimas y que ha sido publicado como él lo tituló: El misterio del planeta.

Dentro de poco hará ocho años que desencarnó, un mes y medio después de que lo hiciera mi hermano Miguel Ángel. Ambos pasaron por la vida haciendo el bien. ¡Cuán agradecido pueda sentirme por haberlos hallado en mi viaje existencial no hay palabras para expresarlo!

En el que sería un accidentado viaje de huelgas, antes de recorrer el estado del Bihar, Luisa, Jesús Fonseca y yo tuvimos ocasión de pasar unos días con Babaji en Benarés. Cuando Jesús le extendió una invitación a España, entre risas, repuso: «¡Qué buen chiste!». Después de mucho haber errado como sadhu nómada por Nepal e India, llegó a Benarés y allí habría de dejar años después el cuerpo para fundirse con Shiva, la Conciencia Cósmica. Al abrazarnos larga e intensamente aquella última vez, ninguno de nosotros pensó que pudiera ser nuestro último abrazo en este planeta. Y a menudo se cuelan sus palabras por los pliegues de mi alma recordándome: «No sabemos nada, pero Él lo sabe todo».

Unidos para siempre

Enfermé de gravedad y durante meses estuvo meditando en mí e interesándose por mi salud. Anhelaba volver a encontrarle y fundirme en un abrazo confortador con su cuerpo. No pudo ser. A lo largo de los dos meses que permanecí en el hospital su fotografía había permanecido frente a mí. Cuando emergía del coma, la encontraba ante mí.

Ocho años se van a cumplir desde que dos seres tan amados como mi hermano Miguel Ángel y Babaji hayan partido de este escenario de luces y de sombras. Me viene a la mente la mente una historia que a menudo tengo presente. Cuando un maestro iba a morir, le dijo a su discípulo: «Querido mío, nos echaremos de menos tú y yo, pero no dejemos que sea demasiado, porque en verdad ningún encuentro ni ninguna separación tienen lugar, ya que nunca hemos dejado de ser Uno».

Ramiro Calle

RamiroCalleMás de 50 años lleva Ramiro Calle impartiendo clases de yoga. Comenzó dando clases a domicilio y creó una academia de yoga por correspondencia para todo España y América Latina. En enero de l971 abrió su Centro de Yoga Shadak, por el que ya han pasado más de medio millón de personas. Entre sus 250 obras publicadas hay más de medio centenar dedicadas al yoga y disciplinas afines. Ha hecho del yoga el propósito y sentido de su vida, habiendo viajado en un centenar de ocasiones a la India, la patria del yoga.

Nota: En Youtube podéis visionar gratuitamente los documentales : Viaje a los adentros, Ramiro Calle, El Ramiro más íntimo y Sadhaka, la senda del yoga. Asimismo decenas y decenas de clases de hatha-yoga y meditacion que hemos colgado e innumerables conferencias, talleres y seminarios.

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