Kaya Sthairiyam, cuerpo inmóvil

2018-06-04

Existe un gran tesoro oculto detrás de la inmovilidad corporal. Un tesoro cuyo descubrimiento es individual. Cuando el cuerpo, el principio dinámico, queda inmóvil, aparece el principio estático, la consciencia. Y con ella, la posibilidad de ir más allá, de trascender el cuerpo, la mente y en última instancia hasta el propio sí mismo, que termina diluido en la Conciencia pura. Escribe Emilio J. Gómez.

“Yoga es sinónimo de libertad y posibilidad de liberación”

Shambhu

Con la trascendencia, con ese “ir más allá” de la máquina en que habitamos –pero que no somos–, la puerta de Kayvalia, la liberación, queda abierta de par en par, dejando atrás los pensamientos, emociones, sensaciones, ideas, recuerdos, proyectos, deseos, aversiones, etc. Es decir, todos los componentes creados a fin de conceder entidad al ego ilusorio que creemos ser.

Todo ello queda atrás, relegado a un segundo plano como en una lejanía brumosa, para dar lugar a un estado de Ser por completo diferente que nada tiene que ver con todo lo anterior. Gracias a tal percepción el ser humano contacta con su auténtica naturaleza olvidada y se siente renovado, purificado, renacido. Ese es el preciado tesoro oculto en Kaya Sthairiyam, la inmovilidad corporal.

¿Quién osará su práctica? Tranquilidad, pues ego y personalidad tienen argumentos, argucias y artimañas más que suficientes para evitar que se permanezca con el cuerpo inmóvil el tiempo suficiente para que el “darse cuenta” pueda ocurrir, para que la consciencia atisbe el sutil juego que se mantiene durante toda la existencia.

Quizás, descubrir tal juego sea la parte más divertida de la Sadhana, el trabajo espiritual.

Aquietamiento

Una vez aquietado el cuerpo es posible observar cómo la mente queda también aquietada, serena, sosegada… Ese es el momento en que el silencio interior hace acto de presencia. En medio de la atmósfera de recogimiento que la postura del despertar proporciona, una sutil sensación de plenitud aparece. Es la conexión con el Ser, el sí mismo; Atman, según Oriente, alma en Occidente.

De esta manera se llega a contemplar cómo ante la percepción del Ser, puente al Infinito y la Eternidad, la inquietud se diluye, los proyectos quedan relegados a un segundo término. Así es como sucede… en la intimidad que proporciona la postura de meditación. Sin palabras ni intermediarios, sin ritos ni técnicas… En tal silencio interior se produce la anhelada aproximación al misterio de lo Absoluto.

A través del Ser se conecta con todo el potencial liberador que resulta de saberse ser parte integral del Absoluto. Por el solo derecho de nacimiento, tal experiencia es patrimonio de la humanidad entera. No dejes que nada ni nadie lo impida con palabras, conceptos, ritos, técnicas o tradiciones. Eres. Aquí. Ahora.

Una respiración más

 La inmovilidad corporal rasga el sutil velo que la mente ha tejido para relacionarse con la realidad ilusoria del mundo exterior. A través de la fisura aparece un estado de consciencia en apariencia diferente, pero tan íntimo que se lo reconoce de inmediato.

Es posible que un atisbo de individualidad pueda permanecer. Es mínimo, casi imperceptible. Hasta que “me doy cuenta” de que algo lo observa en la distancia. Mientras, en la superficie de la mente emergen preguntas: ¿qué es esa individualidad? ¿quién soy? ¿qué soy?

Tales preguntas flotan en el éter mientras que el último atisbo de un ego minúsculo, casi imperceptible, se termina por disolver en una especie de vacío que lo contiene todo y que, al mismo tiempo, observa y experimenta el universo circundante a través de la consciencia expandida.

¿Quién eres? ¿Acaso la energía y la consciencia que me permite escribir estas líneas no es la misma consciencia y energía que te permite leerlas? ¿Dónde está la diferencia? ¿Dónde la separación? ¿Cuándo nació la aparente individualidad que nos separa?

Una respiración más… Tan sólo una respiración más con el Atma Vichara, la indagación espiritual, y la comprensión de nuestra última y común naturaleza sobrevendrá por sí misma.

Emilio J. Gómez es profesor de yoga y coordina el Círculo de Yoga Silencio Interior

www.silenciointerio.net

Más información: T 616 660 929 / info@silenciointerior.net