Las memorias/ 1   

2016-11-28

¿Qué hacer con las memorias de la vida? La reveladora historia del yogui Jaigīṣhavya. Escribe David Rodrigo (Āchārya Jijñāsu), maestro tradicional de  Advaita Vedānta.

Gracias Señor de la Vida por darme la oportunidad de crecer, amar y conocer de Verdad, que es entenderte a ti, a la creación y a mi propia Existencia, levantando el velo de cuanto se percibe, aparece, se mueve y desaparece, desidentificándome con lo que se transforma, para conocer directa e inmediatamente, como Yo, la Verdad de la verdad, el Conocimiento mismo que, sin romperse, conoce cuanto es conocido y desconocido, en el pasado, presente y futuro.

Diario de un sādhaka, quien está buscando la Verdad en sí mismo:

Las memorias me atrapan. Son yo. Mi vida. Personas, relaciones, experiencias, condiciones, deseos, miedos, éxitos, fracasos, placer, dolor, amor, odio, saber, ignorancia, bien, mal, apegos, pasiones, frustraciones… Mi vida. Yo dándome completamente en cada situación que lo valía, que yo buscaba porque ¿qué es sino la vida? Quiero vivir intensamente. Quiero extraer todo el néctar a la vida. No quiero que la muerte me sorprenda sabiendo que no he vivido lo suficiente. Entonces sí moriría de verdad. En vida o en muerte. Entonces, nada en mí habría tenido sentido, nada en mi vida habría valido la pena vivir.

O vivo apasionadamente o que me entierren mis muertos. La vida está llena de muertos enterrando a sus muertos. Yo quiero volar, ¡crecer, brillar por mí mismo!

Yo no he nacido para seguir la procesión de la muerte. No he nacido para ser llevado por escaleras mecánicas de centros comerciales.

Buscando, buscando, siempre buscando… hallo finalmente el conocimiento del Vedānta y la práctica del Yoga meditación, etc. Siento que esto sí es definitivo.

Seguramente no son las formas que buscaba, pero siento que es auténtico y total.

¿Ahora qué?

Este conocimiento que parece llevarme a la Verdad total, lo omnipresente, eterno, el Ser de todos los seres, sin límites, sin otro, pone frente a mí la exigencia de soltar el lastre de todas mis memorias, la maleta de los sueños y frustraciones del viaje de mi vida hasta el día de hoy.

Mis memorias no pueden ser reales, porque cada una de ellas no existía antes de su aparición y tampoco tras su desaparición, por lo que no son reales, ya que la Verdad existe en los tres tiempos. Mis memorias son por tanto una superimposición en la Verdad a través de Māyā, la maga que hace aparecer el mundo en la Existencia misma, una, absoluta, sin límites de ningún tipo: ni de espacio (lugar), tiempo ni objetos (cuerpos).

Pero ¿cómo voy a renunciar a mis memorias, si es mi vida? ¡No puedo! ¡No puedo renunciar a mi persona! ¿Cómo voy a seguir la práctica sin mi persona? ¡Es imposible! No tiene sentido. No, no

 

Querido, déjame que te cuente, parafraseándola, la historia del gran yogui Jaigīṣhavya ´Señor Victorioso´, de quien sabemos de las purāṇas (antiguas historias tradicionales) y de la gran épica del Mahābhārata (libro 9, sección 50).

Jaigīṣhavya llevaba mucho tiempo practicando en el bosque intensas tapas (austeridad, meditación) de forma muy intensa e ininterrumpida. Ya que: “Pero [la práctica y su resultado] se vuelve firme cuando se lleva a cabo con devoción (entrega, sinceridad), continuamente (sin interrupción) y durante largo tiempo.” (sa tu dīrgha-kāla-nairantya-satkāra-āsevito dṛiḍha-bhūmiḥ |) (Yoga Sūtras I.14).

Gracias a su indomable fuerza de voluntad, Jaigīṣhavya desafió al hambre, la sed, el cansancio, la lluvia, el frío, el impulso a levantarse y actuar, etc. Su cuerpo parecía un esqueleto, pero su consciencia, afilada, concentrada en su interior, poderosa, iba siendo iluminada con la claridad y, comprendiendo, levantaba capas encontrándose con niveles cada vez más profundos de sí mismo y de la Verdad.

En cierto momento, Jaigīṣhavya abandonó la consciencia del cuerpo y vio la relación entre las tattvas (constituyentes de la realidad) de:

– el cuerpo: la tierra, etc.: los cinco elementos materiales, objetos de los sentidos;

– los sentidos: cinco sentidos y cinco órganos de acción, que reciben el impacto de sus objetos de percepción y lo lanzan a la mente; y

– las diferentes facultades de la mente: recibe el impacto de los colores (diferenciación, multiplicidad) de los elementos materiales que le traen dentro los sentidos; colorea a su vez dicho impacto con sus propias impresiones -memoria- y lanza todo ello, al siguiente nivel de ser individual experimentador: el ego y el intelecto.

Contra viento y marea de las corrientes de la vida, fuerte, decidido, valiente, Jaigīṣhavya intensificó su práctica de concentración y logró la visión interior del funcionamiento de su ego y su buddhi ´intelecto´.

El primero se apropia como ´yo y mío´ del cuerpo que habita, sus sentidos y mente, con sus contenidos y funciones. El intelecto recibe lo que le trae la mente y decide qué hacer con ello según su convicción, voluntad, deseo, apego, miedo, de acuerdo a su sistema de creencias y valores, su comprensión y, por tanto, su capacidad, su luz y tinieblas. Y así el intelecto ordena, decide y sigue. Sigue con su acción y experiencias a través de sus instrumentos: ego, mente, sentidos, órganos, cuerpo, mundo.

El gran yogui prosiguió incansable en su búsqueda interior, como una flecha bailando alegre, despreocupada en el espacio, hacia el centro de su diana. ¿Qué hay dentro del buddhi? ¿Cuál es el ser interior, la verdad, de la voluntad y el conocimiento?

Jaigīṣhavya halló entonces un mundo nuevo de infinitud.

Este paraíso no era más que el campo inmenso de su mente subconsciente: infinitas montañas y montañas grandes como el Cielo de residuos; los karmas latentes de millones y millones de vidas pasadas, denominados sañchita karma, el banco del karma pasado aguardando a fructificar como experiencias, que conlleva nacimiento y tiempo de vida en dicho ser así bien o mal nacido.

Tras el desconcierto inicial por apabullamiento del descubrimiento, Jaigīṣhavya respiró, se calmó, se concentró y entendió: ´Esto es mi almacén subconsciente de mi karma pasado…´ Entonces el gran yogui se desplomó y cayó en una intensa desesperación y profunda depresión: ´Esta inmensidad sin límites, sin principio ni fin, de acciones de diferenciación extrema es el karma que me aguarda. ¡Me aguardará toda la existencia! Porque es infinito. Y no va a parar hasta darme sus experiencias. Para eso existen. Para eso están aquí, en mí, disponibles. Porque soy yo. ¡No tengo remedio! ¡No existe la salvación!, y cayó acurrucado al suelo como un feto encerrado en el vientre de su madre.

´Este karma latente está bien presente, dispuesto, atento, aguardando su momento de caza. Yo soy el cazado. Y el cazador, quien hice todo esto que me dará millones de nacimientos y experiencias de placer y dolor continuos, de búsqueda sin sentido, pues nunca llegará a su fin, porque tengo que experimentar sensaciones infinitas fruto de mi karma pasado y además experimentando voy haciendo nuevo karma que queda latente de nuevo… ¡Mierda!, gritó desgarrándose el alma en su lamento que hirió el Cielo como el navajazo de un relámpago.

La visión del nivel subconsciente de realidad desbordó al gran yogui que iba queriendo ver, que escupía a la vida mediocre y entró por ello en su práctica radical de yoga samādhi (meditación, concentración). ´No me levantaré hasta conocer la verdad´, proclamaba despidiéndose de lo mundano, seguro de sí mismo, al entrar en el bosque consigo mismo.

Su escupitajo le salpicaba burlas y reproches, enrollado en la tierra como un gusano devuelto a la maceta.

La experiencia superó al gran yogui. La realidad es infinitamente más maravillosa, estremecedora y brutal que la ficción, que la mera ensoñación. Pero, ¡ay, cuánto nos gusta soñar! Porque lo otro -la vida mecánica- es aún más feo.

¡Había vivido tantísimas vidas, hecho tantísimas cosas! Había sido rey, insecto, mendigo, elefante, demonio, ser celestial… ¡De todo! Literalmente, ¡de todo!

Había conocido a millones de almas. A algunos los había odiado y él había sido odiado. Había herido a otros, y otros le habían herido a él. Había amado con locura y había sido amado intensamente. Le habían abrazado y dejado. Había abrazo y dejado.

Todo cuanto le pasó alguna vez afectándole en una cadena de vidas y muertes sin principio había creado una impresión que quedó almacenada intacta en su subconsciente.

Había en todo ello intervalos de experiencia de placer pero como inmerso en un río erecto. como océano de deseo, oscuridad, pérdida, absurdo, dolor, ilusión frustrada una y otra vez, ola tras ola en el bucle de la vida, carencia, necesidad, urgencia, último aliento… ¡perdido!, lucha, dolor, ruptura, ¡desgarro! ¡Hemorragia! Potencial creativo… siempre frustrado, belleza ensuciada, descrédito, amores perros… y vuelta a volar como un pequeño y alegre pajarillo de mil colores, con una ala rota.

Tu museo. Aquel que atesoras en el rincón de tu cambra de vida, de práctica, amor, traición y trabajo, gemidos y llantos. Tus memorias. Inagotables. Subsconsciente eterno.

(A continuar próximamente)

 

David Rodrigo (Āchārya Jijñāsu). Maestro tradicional de Advaita Vedānta. Luz de las Escrituras – Escuela de Advaita Vedānta Tradicional

Enseñanza continua “Estudio tradicional de las Escrituras de Advaita Vedānta y Sāṅkhya-Yoga – El Conocimiento del Ser”

http://luzdelasescrituras.wix.com/escueladevedanta

Enseñanza continua:

Estudio tradicional de las Escrituras de Advaita Vedānta y Sāṅkhya-Yoga – El Conocimiento del Ser. Estudio tradicional, sistemático, en profundidad y vivencial del Mokṣha Śhāstra, Escrituras-Ciencia y Arte de Liberación total: Sāṅkhya Kārikā, Yoga Sūtras, Viveka Chūḍāmaṇi, Bhagavad Guītā, Upaniṣhads y Brahma Sūtras, con los principales comentarios (Śhaṅkarāchārya, Vyāsa, Vāchaspati Miśhra, Gauḍapāda, Madhusūdana Sarasvatī, Hariharānanda Āraṇya, Vijñāna-bhikṣhu, Bhoja-rāja, etc.)

Presencial: Un fin de semana al mes, en Madrid y Barcelona. También a distancia.

En curso:

Yoga Sūtras, libro II ´Sādhana´ 

En Madrid: Yoga Shala Alcobendas / www.ashtanga-yoga-alcobendas.es / annayogashala@gmail.com

Yoga Sūtras, libro I ´Samādhi´

En Barcelona:  www.jivamuktiyogabarcelona.com / info@jivamuktiyogabarcelona.com

Pañchadaśh, de Śhrī Vidyāraṇya Muni.  Texto fundamental de Advaita Vedānta, previo al estudio del Prasthāna Traya ´Triple Canon´: Bhagavad Guītā, Upaniṣhads y Brahma Sūtras.

En Barcelona y a distancia: luzescrituras@gmail.com

Presentación de David Rodrigo (Āchārya Jijñāsu)

Se consagró completamente al Conocimiento del Ser desde que en 2008 se fue a Rishikesh, Himalaya (India) y dio con su Maestro, Dravidāchārya Śhrī Rāmakṛiṣhṇan Swāmījī (Shastra Nethralaya Ashram), de la tradición Advaita Vedānta de Śhaṅkarāchārya; discípulo de Swāmī Sarveśānanda Sarasvatī y de su maestro Swāmī Śhānti Dharmānanda Sarasvatī.

Durante seis intensos años de continuo estudio, ascetismo, entrega, reflexión, meditación, contemplación y conocimiento experiencial con un maestro competente, recibió la sabiduría liberadora que revelan de este modo las escrituras completas y originales de las escuelas clásicas de espiritualidad y filosofía en India (ṣhaḍ-darśhana), además de sánscrito. Este Conocimiento culmina negando completamente la ignorancia del Ser y así éste, siendo Conocimiento mismo, se auto-revela directa e inmediatamente, como el verdadero Yo y la Verdad del mundo conocido y desconocido, pasado, presente y futuro.

Estas son las escrituras contempladas:

– Advaita Vedānta

– Prasthāna Traya ´Triple Canon´ con el comentario de Śhaṅkarāchārya: Bhagavad Guītā, principales Upaniṣhads y Brahma Sūtras. Éste último con Bhāmatī, el subcomentario de Vāchaspati Miśhra.

Advaita Siddhi, de Madhusūdana Sarasvatī, parte del Bṛihat Prasthāna Traya ´Gran Triple Canon´.

Prakaraṇa granthas (textos secundarios) como Viveka Chūḍāmaṇi, de Śhaṅkarāchārya; Pañchadaśhī, de Vidyāraṇya Muni; Vedānta Paribhāsā, de Dharmarāja; Siddhānta-leśha-saṅgraha, de Appayya Dīkṣhita; Dakṣhiṇāmūrti-stotra ´Himno a Dakṣhiṇāmūrti´; Pañcīkaraṇa; Tattva-boddha; o Ātma-jñāna-upadeśha-vidhi.

Yoga Sūtras de Patañjali, con el comentario de Vyāsa, etc.

Sāṅkhya Kārikā de Īśhvara Kṛiṣhṇa.

– El resto de las escuelas clásicas (astika darśhana): Artha-saṅgraha (Pūrva Mīmāṁsā); Tarka-saṅgraha (Nyāya-Vaiśheṣhika).

– Gramática del sánscrito (vyākaraṇa): Laghu-siddhānta-kaumudī, de Varadarāja (simplificación tradicional del Aṣhṭādhyāyi de Pāṇini).

Fue iniciado además en la Tradición del Yoga Meditación del Himalaya por Swāmī Veda Bhāratī, discípulo de Swāmī Rāma del Himalaya (Swami Rama Sadhaka Grama Ashram, Rishikesh). En este ashram empezó a enseñar las escrituras y meditación, y coordinó el Dhyāna Gurukulam, la escuela tradicional del ashram.

En 2014 la vida le trajo de nuevo a España, haciendo disponible directamente el método completo de Conocimiento del Ser revelado en esta tradición, mediante la enseñaza continua “Estudio tradicional de las Escrituras de Advaita Vedānta y Sāṅkhya-Yoga – El Conocimiento del Ser” en Madrid, Barcelona y a distancia.

Escribe habitualmente en revistas especializadas como Papeles de la India, Gobierno de India; Yogaenred.com, Advaitainfo.com o YoguiOla.