Así trabaja un formador en yoga: Hablamos con Manuel Luque

2016-09-08

¿Cómo trabaja un formador de Yoga? ¿De dónde nace su vocación? ¿Qué talentos utiliza? Hablamos con Manuel Luque, responsable del área de Formación de la Escuela Internacional de Yoga.

Manuel Luque

El apoyo incondicional al proceso gradual y transformador del alumno, así como la integración del yoga en su vida y en su desarrollo son dos objetivos prioritarios en la Formación de la Escuela Internacional de Yoga, una institución de referencia en España y una de las más prestigiosas en Europa, fundada y dirigida por Mayte Criado.

Manuel Luque es responsable del Área de Formación de la misma y le formulamos estas preguntas:

¿Qué significa el yoga para ti?

El Yoga lo es todo para mí, forma parte de mi manera de ser y de relacionarme con mi entorno. No hay diferencia entre Manuel profesor y Manuel cuando no doy clase. Gracias a la práctica de yoga siento, vivo y me relaciono con los demás de una manera más consciente. Eso no me convierte ni en un monje ni en un místico, sino simplemente en alguien que intenta vivir con coherencia las enseñanzas adquiridas a lo largo de mi vida.

¿Qué razones te impulsaron a hacerte formador de Yoga?

Mi primera toma de contacto fue a través de una amiga que me propuso apuntarnos a clases de yoga. Pero no captaron mi atención y no consiguieron que continuara. Tiempo después, otra amiga me volvió a proponer retomar la práctica y en ese momento arraigó gracias a la conexión con aquel profesor. Será que estaba escrito en mi destino…

Después de algunos años de práctica, decidí empezar a formarme como profesor de yoga porque quería profundizar más, al mismo tiempo que sentía curiosidad por todo aquello que percibía mientras practicaba yoga. En una de esas formaciones conocí a Mayte Criado, mi maestra. Gracias a ella empecé a comprender la profundidad y la responsabilidad que supone ser profesor de yoga. Desde entonces seguí formándome hasta concluir el Master de Hatha Yoga en la Escuela Internacional de Yoga, certificado por la International Yoga Federation, la European Yoga Federation y la Federación Española de Yoga Profesional.

Has mencionado la responsabilidad que implica ser profesor de yoga. ¿Cuáles son, según tú, las claves que ha de tener un formador de Yoga de cara a sus alumnos?

El profesor de yoga debe tener integradas en su vida diaria las herramientas que proporciona el Hatha Yoga. Dichas herramientas no se limitan a los más conocido, asana y pranayama; van más allá de estas. Con ellas, el profesor de yoga imparte una enseñanza que toma como punto de partida la comprensión personal desde la integración de la tradición y la visión del ser humano en su momento presente.

La relación que mantiene un profesor de yoga con sus alumnos es muy especial. ¿Qué tipo de vínculo creas con ellos?

Intento relacionarme con mis alumnos desde la igualdad, la confianza mutua y desde el vínculo que creamos al compartir la intención que nos ha traído hasta aquí. Y es que, además de los aspectos más formales que implica toda formación, acompaño a mis alumnos en su proceso vital de transformación.

Durante los 15 años que lleva en marcha su formación, ¿cuántos alumnos se han formado en la Escuela Internacional de Yoga?

Tengo el honor de formar parte de la primera promoción de Instructores de Yoga de la Escuela. Desde aquellos inicios han sido muchos alumnos los que nos hemos formado bajo la visión integradora de Mayte Criado. En estos 15 años sumaremos alrededor de 3.000 alumnos.

¿Cuáles son los pilares de la formación en la Escuela Internacional de Yoga? ¿Por qué es tan importante la precisión y la integración de la que hablas?

Precisión, Integración y Conciencia son los tres pilares de la Formación en la Escuela. A través de la Precisión establecemos los parámetros para trabajar con el cuerpo desde la seguridad que nos permiten esos ajustes precisos, y que nos permite la observación atenta de cada uno de ellos y su trascendencia en el cuerpo.

Con la Integración de las distintas partes visibles, unido a aquellas que no lo son tanto y que gracias a la práctica de yoga se despliegan, podemos vislumbrar las capacidades y la grandiosidad que conforma al ser humano.

La propia “forma de hacer” de cada alumno se conjuga con la formación que impartís, logrando que dicho tandem sea una de las marcas de identidad de la Escuela Internacional de Yoga. ¿Cómo se logra dicho equilibrio?

Una de las características de la formación de la EIY es que las enseñanzas que impartimos permiten al alumno comprender y desarrollar sus propios potenciales. Este fomento de sus capacidades les ayuda y les otorga más confianza y seguridad a la hora de crear sus propias clases, en función de múltiples factores como pueden ser el nivel de sus alumnos, el colectivo al que vayan dirigidas sus enseñanzas…

Para terminar, dicen que utilizas una herramienta peculiar en tus clases: el humor. ¿Qué valor añadido le otorga a tus clases?

Efectivamente. Utilizo el humor en mis clases de yoga para resaltar el sentido de plenitud de la vida, que es una característica del yoga. Con el humor intento que mis alumnos conecten con la esencia que nos caracteriza como seres humanos, seres sintientes que conformamos una comunidad donde compartimos los ideales de vivir en paz y en armonía.