Respiración profunda y relajada

2012-10-10

Como en la vida, en yoga lo importante es crear cimientos sólidos para construir buenas experiencias. Controlar que tu respiración sea profunda y relajada es la base de todas tus prácticas y de tu vida misma.

Cocodrilo

Es probable que haya días en los que tu respiración esté tensa y agitada y otros en los que sea más fluida y profunda. Las prácticas avanzadas de pranayama se basan en la firmeza de la respiración profunda, así que antes de ir más allá te conviene adquirir dominio de tu respiración profunda para hacerla fácil, cómoda y tranquila.

Una respiración profunda tiene varias características importantes: es lenta, suave y completa. El abdomen está relajado, y el diafragma, en la base de los pulmones, es el motor principal de la respiración, haciendo que el aire llegue al vientre, que se inflará suavemente al inhalar y se contraerá suavemente al exhalar.

Una de las formas más efectivas de cultivar la respiración lenta, profunda y fácil es descansar boca abajo en Makarasana (Postura del Cocodrilo). Una vez en ella, dirige tu atención a la zona lumbar. ¿La sientes elevarse cuando inhalas y bajar cuando exhalas? No lo fuerces; simplemente espera y observa.

Tras varias minutos prestando atención a las sensaciones en la zona lumbar, presta atención a los costados. Detente aquí durante varias respiraciones, percibiendo que se separan cuando inhalas y se unen cuando exhalas. Tras otros instantes, presta atención a tu vientre, sintiendo cómo presiona contra el suelo con la inhalación y se relaja hacia dentro con la exhalación.

Por último, lleva tu consciencia hacia las zonas que acabas de explorar: espalda, vientre y costados. Cuando inhales, siente el ombligo saliendo hacia fuera; cuando exhales, siente cómo se hunde hacia dentro del cuerpo. Procura que cada respiración sea lenta, suave y nutritiva. Disfruta la sensación de sentir el oxígeno alimentando cada célula de tu cuerpo.

Tras permanecer en reposo 5 o 10 minutos, observa cómo te sientes. Lo más probable es que estés tan calmado y relajado como un gato que acaba de despertar de un sueñecito.