Entrevista con Núria Vives: «Conocer mejor nuestro periné nos hace mujeres más fuertes»

2017-03-23

Esta gran profesora nos enseña a conocer la parte más oculta de nuestra anatomía y, sin embargo, una de las más relevantes para nuestra vida y para la practica del Yoga. Y lo hace con destreza y una enorme delicadeza. No te pierdas esta entrevista… (y su curso, si tienes oportunidad).

El curso es estupendo porque enlaza el conocimiento sobre el periné con las posturas y el movimiento. Pone la anatomía al servicio de la conciencia. La metodología y la pedagogía de este curso invitan a reconciliarse con la aridez de la anatomía descriptiva y a encontrar el sentido del movimiento a partir de la propia vivencia en el cuerpo.

Hablamos con su creadora, Núria Vives, coautora del libro Parir en Movimiento con Blandine Calais-Germain, con quien ha trabajado durante más de 30 años, es fundadora del método ‘Periné, Integración y Movimiento’. Sus cursos se imparten en España, Italia, Francia, Chile, México y Argentina. Además es profesora de Sensory Awareness y gran experta en educación corporal y la anatomía para el movimiento.

Pregunta: ¿Periné? ¿Suelo pélvico? ¿Diafragma muscular pélvico? ¿Cuál es la definición correcta y dónde está?
Núria Vives: ¡Tantos nombres para una zona de nuestro cuerpo tan desconocida! Y muchos de ellos son nombres prohibidos, malsonantes, palabrotas.

Digo una zona de nuestro cuerpo desconocida porque se encuentra en el área de nuestros genitales externos e internos y, en general, las mujeres nos la tocamos poco y nos la miramos menos aún. Es tan desconocida que también hay quien la llama “el lugar que no tiene nombre” y… si no tiene nombre, no existe.

A mí me gusta llamarle periné. Me gusta la palabra periné, porque una de las definiciones que encontramos viene del griego y significa: Peri, alrededor, y neo, templo.

En realidad, el periné o el suelo pélvico es un conjunto de músculos y fascias, superficiales y profundos, que se insertan en la parte baja de los huesos de la pelvis y rodean los tres orificios de la uretra, la vagina y el ano, y estos orificios tienen a la vez sus propios músculos o esfínteres.

Desde luego se trata de una zona un tanto “misteriosa” y alejada de nuestra mirada, ¿no crees?
Últimamente me he encontrado con algunas mujeres jóvenes que desconocen lo que es el periné y me cuentan que reconocen que les da “cosa” explorarse, mirarse con un espejo o ponerse los dedos en el interior de su vagina. También muchas mujeres han confesado que no les gusta su vulva, sus genitales externos. ¿Cómo nos va a gustar si en el mejor de los casos no tiene nombre, y si lo tiene es una palabra obscena? Las mujeres, aparte de la propia no vemos muchas otras vulvas para comparar. Solamente las especialistas en uroginecología y las matronas.

¿Por qué entonces decimos que no nos gusta? ¿En relación a qué modelo nos comparamos?
Porque esta es una realidad. Nos parece que con internet las cosas han cambiado, pero mucha de la información que nos llega sobre nuestros genitales, y especialmente sobre sexualidad, es un modelo pensado y creado por el hombre y para el hombre. En un extremo tenemos la pornografía, que nos presenta una sexualidad perversa y nos aleja de nuestra realidad diaria.

En tu experiencia, como enseñante de muchos alumnos profesores de Yoga y otras disciplinas de conciencia a través del cuerpo, ¿crees que se da una situación diferente? ¿Estos profesionales conocen el periné?
En todos estos años que doy seminarios sobre el tema, una de las cosas que me llama la atención es el gran desconocimiento que tenemos de nuestra pelvis y del cuerpo en general, y me parece importante poder transmitir ese conocimiento a partir de la experiencia corporal. Esto también sucede a muchos profesores de Yoga, y es sumamente importante conocer una zona tan relevante y trascendente en sus prácticas.

En las propuestas que ofrezco cuido mucho el lenguaje para que podamos acercamos a esta zona de nuestro cuerpo con amabilidad, ternura y respeto. Llevar la atención allí donde no solemos hacerlo habitualmente es muy importante, y se debería aprender tanto para uno mismo como si enseñamos a los demás. Lo hacemos en relación a nuestra sexualidad, o mientras nos lavamos en la ducha, o cuando tenemos alguna molestia (cistitis, cándidas…) Mi reflexión es que cuanto más  conocemos y más  amamos esta zona del cuerpo (y otras), menos vamos a permitir ningún tipo de maltrato o indiferencia.

Y ¿qué propones?

Acercarnos al conocimiento del periné con curiosidad, sin prejuicios y con una atención plena, pues esto nos despierta sensaciones nuevas, al margen de la sexualidad, solo por el hecho de sentir y conocer. O quizás descubrimos que no sentimos… ¡que también es una forma de sentir!

Porque si de una cosa estoy convencida es que despertar la sensorialidad de la zona es una muy buena inversión personal.
Situar dónde vive el periné y qué es el periné han sido dos preguntas clave que hago habitualmente, y muy a menudo me doy cuenta que continúa siendo un tabú. Muchas mujeres responden cosas como: «No lo sé, eso de ahí abajo, los bajos, aquello que te cortan en el parto, un punto entre la vagina y el ano…».

Si queremos conocernos un poco más, para llegar al periné primero debemos reconocer “la casa del periné”, nuestra maravillosa pelvis ósea que contiene los tejidos blandos del periné. El hueso es duro, lo podemos palpar y sentir bajo los dedos, y es de fácil acceso. Aun así, muchas veces sienten vergüenza con sólo tocarse la pelvis, porque la pelvis es también tabú, y una gran desconocida.

Para nosotras, mujeres, conocer y sobre todo sentir el volumen de nuestra pelvis es también una buena inversión para nuestra autoestima, y para encontrar el centro, nuestra fuerza. Para acercarnos a toda la musculatura del suelo pélvico o periné, reconocemos primero los huesos de la pelvis, tocándolos con nuestras propias manos, y esto ayuda primero a situar mejor la zona.

Yo siempre viajo con modelos pélvicos de resina. El hecho de ver una pelvis tridimensional y situar el periné primero en el modelo nos puede dar confianza, es una información concreta, y nos permite vivirlo desde la naturalidad. Porque de eso se trata en un primer tiempo, saber y sentir dónde se ubica esta musculatura. Los huesos, tejido duro, enmarcan nuestros tejidos sensibles y delicados, tejido blando. Simbólicamente estamos protegiéndonos.

¿Es posible describir e imaginar el periné de la mujer?
Nos imaginamos cada hueso del isquion que continua, siguiendo hacia delante y hacia arriba. Este caminito óseo ya no se le llama isquion, sino rama isquiopúbica. Las dos ramas se unen en la parte baja del pubis formando lo que llamaremos el triángulo anterior del periné.

Con los años me he dado cuenta de la gran importancia que tiene para nosotras las mujeres el reconocer, situar y poder representar en nuestro cuerpo este triangulo óseo formado por los dos huesos que comunican los isquiones con la sínfisis púbica. La palpación de estas ramas es delicada porque son muy sensibles al tacto y la zona es íntima. Vale la pena saber que en el interior de esos dos huesos encontraremos nuestra más profunda feminidad: la delicadeza y la fuerza del periné.

Si en casa, en la intimidad, miramos esta zona con la ayuda de un espejo, lo reconoceremos mucho mejor que verlo en un atlas de anatomía.
Nuestro periné anterior, nuestro triángulo anterior del periné, es muy sensible, pero a veces, o a lo largo de la vida, “lo anestesiamos”, para no sentir. Por un lado, porque sentir puede producirnos una sensación de vergüenza, y por otro esta zona puede esconder en su memoria corporal experiencias traumáticas o mal vividas. Conocer esta zona, nos ayudará a tenerla más presente y a integrarla en momentos cruciales de nuestra vida

¿Hay algunos consejos fáciles que puedas ofrecernos para cuidar el periné?
Pongo brevemente algunos ejemplos de situaciones donde cuidar el periné nos dará a la larga mucha satisfacción y bienestar:

…cuando recibe más presión, por ejemplo levantar un peso, estornudar o toser, ¡activarlo! ¡Descomprimirlo! ¡Coordinarlo con los músculos abdominales!

… mientras hacemos pipí o defecamos, ¡aflojarlo sin empujar! ¡Dedicarle un suspiro!

Y también en momentos tan cruciales como:

… parir, permitiendo que se relaje, se estire, se ensanche para dejar pasar al bebé,

…hacer el amor, ¡sentir la zona bien viva, presente y participativa!

… después del parto, ¡cuidarlo para recuperar el tono, la flexibilidad y la elasticidad!

… y cuando un día nos dicen que ya somos menopáusicas porque llevamos un año sin la regla, ahí, más que nunca, hidratar cada día toda la zona.

Como un nuevo hábito, mañana y noche saludemos con nuestras manos y con nuestros dedos húmedos de aceite o crema esa zona ignorada, mal nombrada, poco conocida que llamamos vulva, vagina, periné, suelo pélvico… con reconocimiento, delicadeza y ternura. Recordando que ser conscientes de esta pequeña y valiosa zona de nuestro cuerpo nos hace más fuertes como mujeres.

El Curso de Especialización ‘Periné, integración y movimiento’

Imparte Núria Vives, pedagoga y psicomotricista

Dónde: Escuela Internacional de Yoga de Madrid. T 91 4166881 – info@escueladeyoga.com

Cuándo: del 25 al 28 de mayo 2017 (28 horas)

Más información: www.escueladeyoga.com/cursos-nuria-vives/

www.perineintegracionymovimiento.com

www.nuriavivesanatomia.com