Toda la vida es Yoga

2018-06-28

“Toda la vida es Yoga”. Con esta frase Sri Aurobindo sentaba las bases del Yoga Integral, un yoga que se desarrolla en medio de la vida, con el objetivo de su transformación. Escribe Escuela de Yoga Integral Mahashakti.

Son bien conocidas las mejoras que la práctica de asanas, pranayama y meditación aportan al practicante. Además de estos beneficios, el potencial del yoga se expresa mucho más ampliamente cuando cualquier actividad de la vida puede ser aprovechada como oportunidad para conectar con lo más elevado que llevamos dentro y/o con lo más elevado del universo.

Para explorar las posibilidades de aplicar el Yoga en medio de la vida necesitamos tener en cuenta a la hora de practicar los siguientes puntos clave:

–Cultivar la vida interior es el principal objetivo de la práctica de Yoga.

–Dar fuerza al ideal del encuentro y la realización de nuestra verdad interior . En la medida que se va desvelando nuestra realidad interior, nos damos cuenta de que la percepción que tenemos de nosotros mismos está vinculada casi totalmente a nuestra vida en lo exterior. El encuentro con nuestro corazón nos devuelve la vivencia de la paz, nos hace crecer en amor y nos aporta respuestas a preguntas existenciales. Así es como empezamos a reconocer la parte de nosotros que guarda estas magníficas potencias, a la que en el Yoga Integral llamamos Maestro Interior, centrándonos en una práctica que active este elemento y naturalice su expresión en medio de la vida.

–Utilizar las herramientas como medios que faciliten la conexión con nuestro guía interior. Si practicamos convirtiendo las herramientas en el objetivo de la práctica, olvidamos el propósito real de una sadhana yóguica, que es conectar con nuestro ser interior y expresar en la vida su verdad.

–Aspirar a descubrir y realizar el propósito del corazón. Ninguna cosa proporciona mayor felicidad y gratificación que encontrar y realizar el propósito de tu corazón.

..Contemplar la posibilidad de que la vida sea un laboratorio para el alma. De manera que el camino espiritual y la acción en el mundo sean complementarios en vez de opuestos irreconciliables.

–Disponerse a dejar de sufrir. La causa del sufrimiento es el apego y el apego está relacionado con la identificación errónea. Confundir el apego con el afecto es un tremendo error que nos ata al sufrimiento y que vertebra las formas más oscuras de acción, sentimiento y pensamiento.

–Tener presente el principio evolutivo. Este principio lo podemos tener presente de diversas formas: promoviendo una progresividad en nuestra práctica, reconociendo que nuestro potencial como individuo no está totalmente expresado, también considerando la posibilidad de la evolución como especie.

–Contemplar lo que está más allá de uno mismo. En la medida que descubrimos nuestra interioridad más luminosa, también vamos indagando sobre lo que está más allá de nosotros, abriéndonos a las fuerzas magnas del universo, y permitiendo ser influidos por ellas.

–Fomentar un enfoque positivo de la existencia. Con una práctica que está más orientada a promover nuestros recursos que a incidir sobre las dificultades o debilidades aunque no huya de ellas y las tenga en cuenta confiando en el poder para conquistarlas.

–Cultivar la atención cuando practicamos asanas y pranayama, y sobre todo en la práctica meditativa. La atención es el vector que define el foco de nuestra fuerza y voluntad, para interiorizarnos es necesario contar con el poder de dirigir la atención hacia dentro.

–Aplicar las herramientas meditativas en la vida cotidiana. Una práctica continuada de la meditación sentados nos ayuda a fomentar habilidades que podamos utilizar en la circunstancia. Tanto las herramientas que nos hacen diestros con ciertas capacidades como las herramientas que promueven la apertura a la verdad del ser y del universo, nos pueden ser de utilidad cuando se presenta la circunstancia. Son muchos los ejemplos posibles, entre ellos el dominio sobre la atención que alcanzamos con la meditación y las posibilidades que este dominio nos ofrece a la hora de la acción y también para relacionarnos con nuestros contenidos internos.

–Practicar con paciencia y constancia. Aunque la práctica sobre la esterilla no es el objetivo final del Yoga, nos aporta las condiciones para que este objetivo se vaya dando, así que necesitaremos una práctica constante y bien estructurada que esté acorde con el momento que vivimos.

En cualquier caso lo más importante en el Yoga Integral es vivir la experiencia, No es suficiente saber lo que hay que hacer, además tenemos que llevarlo a la práctica. En la práctica, ante ciertas inercias tendremos que promover un esfuerzo, pero sobre todo, si queremos una transformación, es necesario que aspiremos a ello, contemplemos la posibilidad y permitamos que se produzca. Toda ocasión es valiosa para avanzar en el ideal de “bajar el Cielo a la Tierra”.

La Escuela de Yoga Integral Mahashakti es un proyecto que tiene, entre otros objetivos, el exponer y desarrollar las bases del Yoga Integral. Inspirados en las enseñanzas de Sri Aurobindo y en la experiencia yóguica de Saranagatidas, ofrecemos un Yoga vivo sin rigideces ni dogmas, que atiende como instructor último al Maestro que cada uno portamos en nuestro interior, que promueve el encuentro de lo espiritual con la vida en medio de la vida, siendo esta fusión la base principal de nuestro Yoga. Ofrecemos esta enseñanza promoviendo cursos de formación de Profesores/as de Yoga, retiros, masters, clases y actividades diversas.