Una yurta para las jóvenes

2016-01-18

«El yoga es duro, yo no podría hacer eso…», «No me gustaría hacer yoga porque te hace sudar…», «El yoga es para madres cuarentonas…». Son frases frecuentes entre las jóvenes británicas. ¿Cómo promover el yoga entre ellas? Escribe Nick Kearney.

Yurta

Pese a nuestra posible sorpresa antes estas afirmaciones, representan percepciones bastante comunes entre las adolescentes británicas. En primavera del 2015 la Teen Yoga Foundation (Fundación Yoga para Adolescentes), dedicada a la promoción del yoga para el bienestar de los jóvenes, propuso a Sport England, la institución encargada de la promoción del deporte en el Reino Unido, un proyecto sencillo pero novedoso: en vez de esperar a que las jóvenes acudiesen a un centro para empezar a practicar el yoga, planteábamos acudir a donde estuvieran ellas con una “yurta” (carpa), y dar clases gratis.

Para Sport England, el proyecto encajaba bien con la campaña nacional «This Girl Can» (Esta chica sí puede), que buscaba promover la actividad física entre las mujeres de 14 a 25 años. Se calcula que hay unos 4 millones de mujeres entre estas edades en el Reino Unido que no hacen deporte alguno. En su promoción del deporte, siempre ha sido un reto llegar a las personas que no son por naturaleza deportistas; según las encuestas, un 75% de las mujeres no activas no les gusta la competencia inherente en el deporte tradicional, ni el juicio, implícito o explícito, sobre su cuerpo realizado por los hombres. El yoga, por su naturaleza, no competitiva, atrae a este tipo de personas y ayuda mucho a mejorar su autoestima y condición física.

Así que, el otoño pasado, en el oeste de Inglaterra, alrededor del Bristol y Bath, iba apareciendo en los campus universitarios la “yurta” rosa de “Yoga Girls Can” (Las chicas del yoga sí pueden), en la que se proporcionaban estas clases gratis. Sport England ha financiado el proyecto con 80.000 euros con fondos de su programa “Sportivate” («deportivar», por así decirlo) para cubrir la actividad desde septiembre 2015 hasta marzo 2016. Hasta la fecha se han dado hasta 5 sesiones al día en las universidades de Bath, Bath Spa, y UWE (Universidad del Oeste de Inglaterra).

A menudo estas clases introductorias no llevan a que las personas conviertan el yoga en actividad habitual. Por ello, todo proyecto de promoción deportiva financiada por el programa requiere que cada participante acuda a un mínimo de seis sesiones. Esto ha sido un reto en un proyecto móvil que cambia de lugar cada semana, pero entre los incentivos (regalo de USB con vídeo de yoga a la tercera sesión, y esterilla de yoga a la sexta) y un seguimiento continuo, además de un equipo joven y muy dinámico al frente, se ha logrado en cuatro meses llegar ya a más de 500 jóvenes y que un 35% de ellas hasta la fecha hayan adoptado el yoga como actividad habitual.

Un ejemplo a extender

Cabe mencionar también el equipo de profesores. Ya que la adolescencia y la juventud son etapas de fuertes cambios fisiológicos, emocionales, sociales, neurológicos y anatómicos, es necesario asegurar que el equipo tenga conocimientos de las necesidades de las alumnas. No es lo mismo dar yoga a personas adultas que las adolescentes. Todo el grupo de profesores ha hecho el curso Teen Yoga (Enseñar yoga a los adolescentes), acreditado por Yoga Alliance y el Independent Yoga Network, que se da en Irlanda e Inglaterra y otros lugares del mundo (Australia, Bahamas, Emiratos árabes, Europa, y también España).

Los resultados son muy positivos, además de los números ya mencionados. Las entrevistas indican que las mujeres jóvenes que han participado perciben que el yoga les ayuda a relajarse, a centrarse y a sentirse más cómodas consigo mismo. “Me arrastró mi amiga, nunca había hecho yoga, pero ahora vengo todos los días, me ayuda a mejorar en estudios y también el cuerpo”, comentó una estudiante de UWE. Otra afirma: “Hacia yoga en el colegio, pero perdí el hábito. Cuando vi la yurta, pensé: sí, esto es para mí! Ahora mismo es mi único ejercicio y me está ayudando mucho”.

Sport England y la Fundación Teen Yoga están estudiando la manera de extender este programa piloto al resto del Reino Unido. Ahora hay cuatro puntos más aguardando la llegada de la yurta en los próximos meses, y se espera llegar a unas mil mujeres en total. Uno de los  objetivos principales de la Fundación Teen Yoga es hacer asequible la investigación existente sobre el efecto del yoga en el bienestar de los jóvenes en la escuela y otros entornos. La evidencia de «Yoga Girls Can» es que el yoga puede servir para ayudar a que las jóvenes integran la actividad física en sus vidas, pero además mejora su bienestar general en un ambiente de colaboración.

Nick Kearney trabaja en la Fundación Teen Yoga.

Entre el 2 y el 9 de abril 2016, se imparte el curso Teen Yoga en Orgiva, Granada.