Reflexión en torno a la enseñanza online del Yoga

2020-05-25

Parece adecuado que los profesores de yoga, que tenemos el privilegio y la responsabilidad de dedicarnos a transmitir su sabiduría, reflexionemos sobre la pertinencia de la transmisión de las diferentes prácticas a través de las posibilidades del mundo online. Escribe Nale Parada.

Muchas personas somos conscientes de que, tanto en palabras como en hechos, podemos compartir y expresar nuestro saber pero también nuestra ignorancia. Lamentablemente, la degeneración forma parte de la sociedad del conocimiento que representa el mundo online. En el mundo humano hay belleza, bondad, verdad y sabiduría, pero todo lo auténticamente hermoso, precisamente por su atractivo, es susceptible de ser degenerado. Por eso, una constante en el mundo espiritual ha sido la protección y preservación de lo sagrado.

Mi propuesta está enfocada a intentar pensar y clarificar el problema de la pertinencia online, entendiendo por impertinencia, en el caso de un profesor, aquel que muestra su ignorancia sobre la materia que se supone que debe enseñar.

Podríamos diferenciar entre dos tipos de prácticas o de técnicas básicas que se enseñan y practican en el yoga contemporáneo: Hatha Yoga y Meditación.

Meditación en el medio online

El caso de la Meditación, donde se engloban técnicas como Yoga Nidra, Vipassana, Antar Mouna, relajaciones y otro tipo de meditaciones, no me parece problemático. Es obvio que no vamos a meditar mirando la pantalla, si acaso escuchándola. En este caso, para aprender la técnica parece clara la pertinencia de los audios, o grabaciones que en la praxis se utilizan como audios. Detenernos en el tema del campo energético de quien guía la meditación creo que sería hilar demasiado fino, y no es el propósito, pues se entiende la bondad de poder transmitir a muchos kilómetros de distancia o que le llegue el conocimiento a personas que no tendrían acceso a ello fácilmente.

Es más, dado que tanto el tono, la voz y las palabras son una manifestación de ese campo energético, me parece más interesante enfocarnos en la problemática de las enseñanzas de Hatha.

Hatha Yoga en el medio online

Desde una definición aplicada a la práctica, Hatha es cualquier estilo de yoga que utilice técnicas psico-físico-energéticas, como pranayama, pawanmuktasana, vinyasa -saludos y otros enlaces dinámicos- y asana. Es decir, prácticamente todos los estilos/escuelas/linajes de lo que llamamos yoga en la actualidad, si decidimos incluir los supuestos nuevos inventos de estilos occidentales entre ellos.

La unión de masculino y femenino energético, de compasión o sabiduría y discernimiento, tiene un profundo simbolismo y significado filosófico que retorna a ese eje esencial de armonía, equilibrio, virtud y justicia, todos intrínsecamente relacionados. Cielo y tierra; mundo interno y  mundo externo; corazón y mente; ying y yang; Ha (sol) y Tha (luna). Actualmente, el léxico del poder, el científico, se refiere a ello como la unión de hemisferio derecho y hemisferio izquierdo. O como sincronicidad hemisférica y coherencia cardiaca.

Sin embargo, sosteniendo como aspecto clave la idea del equilibrio en el Hatha, creo que nos vuelve a interesar una definición explicativa más simple o más concreta en su aplicación. Propongo definirlo como el yoga que utiliza para equilibrar técnicas que trabajan sobre todo con los koshas -cuerpos, en la filosofía del yoga- físico y energético, a fin de acceder al emocional y al mental. Sería como poner énfasis en el cuerpo físico y energético para poder acceder a la psichè, lo que para los griegos era el alma.

Cuando hablamos de cuerpo energético, estamos hablando de estados emocionales y mentales. La psicosomática expresa claramente como los  estados emocionales y mentales reprimidos se manifiestan en el cuerpo energético y físico. Por lo tanto, las técnicas de Hatha ponen énfasis en aspectos físicos y energéticos para acceder a los otros cuerpos o koshas según la terminología yóguica.

Para acceder al mundo subconsciente e inconsciente, se utilizan técnicas más relajantes, más relacionadas con activar el sistema nervioso parasimpático. Otras técnicas ponen más énfasis en la atención en el control estructural y muscular: atención y concentración a través del cuerpo.

Conexión entre potenciales

Hay escuelas/estilos/linajes cuyas técnicas se asientan más en indagar en emociones reprimidas y bloqueos energéticos para poder liberarse y soltar. Otras, utilizan más el esfuerzo y el control de la ejecución. Una acción mental que ejecuta el cuerpo para conectar con la unión entre materia y consciencia, con la presencia, donde se despierta y vivifica la energía vital. Incluso integrando en la práctica meditativa en movimiento la acción esforzada y entregada, encontramos técnicas aún más estimulantes. Unas trabajan claramente más el aspecto mental, viveka o el discernimiento intuitivo. Otras, más la entrega, la aceptación y el auténtico amor bondadoso hacia nosotros mismos.

La experiencia yóguica se empieza a encontrar en la integración equilibrada o conexión entre ambos potenciales.

Respecto a este tema, creo que no me voy a cansar de insistir en dos puntos con respecto al yoga que, de momento, van a servir para generar y finalizar la reflexión propuesta. Es obvio que su ignorancia o ausencia puede servir también de referencia básica para que aquellos que se inician puedan discernir y desvelar más fácilmente todo aquello que, aunque se relacione con la palabra yoga, es una más de las degeneraciones del conocimiento que muestran su propia incomprensión experiencial.

Discernir el yoga de su conocimiento degenerado

1.- Siempre hay un aspecto como mínimo de atención plena en las prácticas de yoga. Es decir, un aspecto meditativo a determinado nivel con un objeto meditativo que varia según las prácticas. Y este aspecto es esencial para poder decir que hacemos yoga, aunque sea a través de una aparente práctica física.

Esta es la razón de la presencia de un profesor en una clase; es el profesor sobre todo el que mira y el que debe aprender a mirar desde diversas capas de realidad. El auténtico profesor de yoga cuida y resguarda, con su sapiencia, el aspecto meditativo de la clase.

Lo que diferencia a un buen profesor no son las técnicas que conoce -pues se supone que tendríamos que conocer las diferentes técnicas de yoga a un nivel profundo y experiencial-, sino la pertinencia de la técnica, el momento, el grupo y, sobre todo, cómo logra, facilita, sostiene que el alumno conecte con su mundo interno.

Este aspecto va a ser muy importante en el tema que nos ocupa: la pertinencia de hacer determinado tipo de clases, sobre todo dinámicas, mirando una pantalla. Muy frecuentemente, lo único que se está mostrando es la falta de comprensión del elemento meditativo de dichas prácticas. Es obvio que si pretendieran ser clases de técnica de asana, de biomecánica o analítica para mejorar la práctica meditativa en solitario, no habría ningún problema. El problema es que si son capaces de pensar que es posible “atender o meditar” de ese modo, hay algún problema con la experiencia o comprensión meditativa. Estas prácticas como hábito, desde determinado punto de vista físico, imagino que pueden tener su interés, pero vale la pena reflexionar si es honesto llamarlas yoga.

2.- Las técnicas no son un objetivo en sí mismo, sino la comprensión que logramos a través de la técnica. Es decir, lo que indagamos y aprendemos en la esterilla es para aplicar a nuestras vidas, no para evadirnos un rato de ellas. Cuando convertimos el logro de una asana en el objetivo, no estamos practicando yoga, y si un profesor nos transmite eso, simplemente nos muestra que no ha comprendido lo esencial. Asana se utiliza para llevar a cabo una indagación interior a través de nuestro cuerpo físico, energético, emocional y mental, como mínimo, de diferentes modos, con diferentes técnicas.

Espero que estas clasificaciones aplicadas faciliten el discernimiento y la reflexión necesaria para una enseñanza de yoga en el medio online, coherente y respetuosa con la sabiduría del yoga, sobre todo, si nos presentamos como profesores.

Del mismo modo que unimos Ha y Tha, corazón y mente, compasión y discernimiento, en la enseñanza no podemos olvidar ni el amor ni la responsabilidad hacia el tesoro que compartimos y resguardamos.

Nale Parada. Licenciada en Filosofía por la Universidad de Barcelona. Acharya de yoga formada en diversas escuelas, lleva más de veinte años en el mundo del yoga y su enseñanza. Directora de la Formación de Profesores de Yoga de la Asoc. de Yoga y Filosofia.

Aquí podrás encontrar varias meditaciones con Nale:  Canal de la Asoc. de Yoga y Filosofía: https://www.youtube.com/channel/UC4ncgZXk5IHYYPEHmyzr_Qg