La columna vertebral 2/ La triple localización de los chakras

2018-11-26

En la primera entrega de esta serie hemos narrado los mitos y leyendas que existen en el yoga respecto a la figura de la serpiente como símbolo, bien de la columna vertebral o bien de las energías telúricas y emocionales que la recorren. Ahora toca hablar sobre lo chakras: qué son y, sobre todo, dónde se ubican. Escribe Joaquín G. Weil. Ilustración: Estrella del Dharma.

Este asunto muchos practicantes de yoga, incluso expertos, suelen tener algo borroso, lo cual, por otra parte, es comprensible, pues hasta los textos antiguos y modernos suelen divergir unos respecto a otros. No voy a abordar ahora los aspectos místicos de los chakras, sino que me limitaré a explicar sus aspectos físicos o fisiológicos, también energéticos, entendiendo energía en su acepción habitual o corriente, no mistérica.

En el prefacio del libro The Serpent Power, Sir Arthur Avalon afirma que los chakras se sitúan en la columna vertebral, lo cual es cierto sólo desde un determinado punto de vista, asunto que requiere explicación. Al menos cada uno de los cinco primeros chakras y todos ellos en conjunto tienen una triple localización. Sobre los dos superiores, hablaremos más adelante.

Así es la triple localización

1. Superficial o marma (punto de energía). 2. Profundo, central o genuino. 3. En la columna vertebral. Y ahora paso a aclarar cada una de ellas.

1. Los chakras, al situarse en el eje central del cuerpo, recorren el principal nadi o línea energética del cuerpo. Corresponde a lo que en acupuntura sería el meridiano propiamente dicho o central. Ahí se alinean importantes marmas o puntos de acupuntura, que es posible activar o sanar si se masajean, presionan o punzan a nivel superficial, a la altura de cada uno de los chakras: raíz, en el periné o entre los isquiones, ombligo, corazón, base de la garganta, entrecejo o centro de la frente y coronilla.

2. De modo genuino o propiamente dicho los chakras se alinean en un canal central, que sería el eje del cuerpo, llamado en sánscrito Sushumna. Entonces, en cada una de esas zonas, si bien no en superficie sino algunos centímetros hacia adentro, se encuentra cada uno de esos centros energéticos, que pueden ser tomados como referencia de una determinada fisiología: excreción, digestión, respiración y circulación, etc, y de una determinada fuerza, también en relación con la fuerza muscular y los vayus, todo lo cual sería prolijo de pormenorizar.

3. Por fin, todas estas fuerzas fisiológicas y musculares necesitan un sostén y una palanca, que es precisamente la columna. Por añadidura, la columna protege y conduce la médula que se ramifica de modo motor y sensorial hacia todas las acciones y sensaciones del cuerpo. Por lo tanto, los chakras de algún modo también pueden situarse o reflejarse en la columna vertebral. Si bien, es preciso aclarar que, puesto que desde varias vértebras se inervan las zonas y las funciones centradas en los chakras, y también en varias de ellas se concreta el sostén y la palanca de las mismas, cada chakra no puede situarse en una vértebra o punto concreto, sino que tiene que extenderse a varias de ellas, y lo hace del siguiente modo:

La columna vertebral presenta diversas cifosis y lordosis de modo alterno, es decir, curvaturas hacia delante y hacia atrás. Dejando fuera, de momento, los chakras del cráneo y también del cóccix, que correspondería en la columna al chakra base o raíz, muladhara, ,cada curvatura, sea lordosis o cifosis, corresponde a un chakra. De este modo el sacro, aproximadamente una cifosis, corresponde al chakra Svadistana, situado en el centro del bajo vientre, donde por lo general suele estar la hebilla del pantalón. La lordosis lumbar correspondería a Manipura. La cifosis torácica a Anahata. La lordosis cervical correspondería a Vishuda.

Energía ascendente

Respecto a los chakras del cráneo, constituyen un caso especial pues, aunque en principio pueda parecer extraño, también tienen una cierta correspondencia con la columna en la zona vértebras más altas de la zona cervical, pues de ellas parten y llegan las inervaciones eferentes y aferentes que alcanzan el cráneo. Por otra parte, el propio cráneo, según la antigua teoría vertebral, sería por sí una prolongación de la columna, a modo de vértebra modificada o conjunto de vértebras fusionadas (tal como ocurre en el sacro y el cóccix).

Esas cuatro serpientes que hemos mencionado, relacionadas de modo más o menos místico o mítico-legendario con el yoga, a nivel físico necesariamente tienen que ser símbolo de la propia columna vertebral, cuya forma corresponde aproximadamente al reptil. Correspondencia que queda bastante clara en la figura de la kundalini, a la cual se la representa o bien enroscada en el cóccix o bien desplegada a lo largo de la columna hasta alcanzar la coronilla con la cabeza, manteniendo la cola en el cóccix de origen (cóccix se dice tailbone en inglés, hueso de la cola). En cierto modo, el desenroscarse, el desplegarse de la energía ascendente de la kundalini viene a representar el crecimiento y el ascenso de las fuerzas hacia arriba de la columna, energía que se logra, a través de la práctica del yoga, y que se plasma en su plenitud en las asanas o posiciones físicas invertidas de equilibrio sobre la coronilla. Pero también en toda otra posición, por ejemplo en las de meditación, como el loto o Padmasana, donde el practicante cada vez va desarrollando una posición más erguida, habitualmente desde los encorvamientos iniciales.

Respecto a la energía y la salud en la columna, es interesante saber qué es y qué representa la columna desde la perspectiva de la dolencia y la consecuente sanación psicofísica. Más allá de la salud y la enfermedad, aunque en relación con esto, la columna es un órgano de expresión emocional, asunto que abordaremos en el siguiente capítulo.

Joaquín G. Weil es coordinador de YogaSala Málaga http://yogasala.blogspot.com/ y del curso formativo del IAYoga https://iayoga.org/blog/2018/10/22/gran-exito-del-seminario-formativodel-iayoga-gracias-a-tods-por-vuestra-atenta-y-activa-participacion/