El futuro del yoga

2016-08-05

El Yoga se encuentra en una encrucijada interesante. A principios del siglo XX su «industria» era inexistente, aunque los yoguis poseían un profundo conocimiento. Hoy el mercado del Yoga llega a millones de practicantes y, sin embargo, quedan muy pocos con conocimientos profundos sobre esta disciplina tan valiosa. ¿Cuáles son los desafíos con los que se enfrenta el Yoga actualmente? ¿En que puede convertirse si no los afrontamos de manera adecuada? Escribe el Dr. Kausthub Desikachar.

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Es preciso que nos adentremos en una profunda reflexión, no sólo los practicantes, sino también los políticos y reguladores, a quienes, inevitablemente, se les otorgaron unos poderes para marcar la futura evolución del Yoga que quizás estaban por encima de sus capacidades.

1. El Yoga moderno está desarraigado

Las enseñanzas del Yoga tienen profundas raíces filosóficas; promulgan la asunción de un estilo de vida, más que el mero aprendizaje de una secuencia de ejercicios. Sin embargo, el Yoga de hoy en día se asocia principalmente al ejercicio físico y ha sido despojado de otros aspectos importantes que hacen que la práctica del Yoga sea una experiencia holística y no sólo una “performance”. En los textos clásicos más importantes se definen unos principios sólidos que describen el amplio abanico de herramientas que ofrece el Yoga, así como unas pautas claras para poder asumirlas como un modo de vida.

Cuando el Yoga llegó a Occidente en el siglo XX, sus enseñanzas fueron transmitidas por profesores hindúes que aún tenían acceso a las enseñanzas clásicas, a las raíces del Yoga. No obstante, con el paso del tiempo estos conocimientos se fueron perdiendo paulatinamente entre generación y generación. Como consecuencia de ello, los practicantes de hoy en día están muy desconectados de las raíces originales del Yoga, por no decir totalmente separados de ellas.

La mayoría de las formaciones de profesores de Yoga no incorporan este conocimiento tan amplio y profundo y se centran únicamente en la enseñanza de una serie de posturas, explicándolas exclusivamente desde la medicina moderna o la fisioterapia. Este es un camino que no solo es insostenible, sino que también puede resultar muy peligroso. Así como un árbol separado de sus raíces nunca podrá sobrevivir, un Yoga desarraigado de su esencia se enfrentará a un drama similar.

2. No se puede entender el Yoga a través de la Medicina moderna

Un gran problema del Yoga moderno es su empeño en lograr obtener la confianza y aprobación de la comunidad médica. Es un hecho que la Medicina nunca podrá entender el Yoga desde las perspectivas y herramientas científicas, porque intentar entender el Yoga a través de los ojos médicos sería como pedir a un ciego que nos indicara el camino. La ciencia médica es de naturaleza empírica y cree únicamente en la validación experimental. Esto implica que sólo atiende a valores medibles y tangibles. En contraposición, el Yoga está basado, esencialmente, en principios muy sutiles, a menudo intangibles, que al no ser verificables son rechazados por la Ciencia. Un ejemplo clásico es el Prana, a menudo traducido como ‘energía vital’ y uno de los fundamentos principales del Yoga, que, sin embargo, la comunidad médica no acepta, ni verifica, al tratarse de un fenómeno no medible.

Como bien sabemos, cuando se originó el Yoga no existía la medicina moderna que conocemos hoy en día en India, ni en ninguna parte del mundo. Los yoguis entendían el funcionamiento del cuerpo humano desde el marco energético del Yoga y desarrollaron herramientas basadas en este conocimiento. Estos recursos fueron desarrollados minuciosamente, utilizando una intuición extraordinaria y bajo constante observación. Las herramientas del Yoga utilizan mucho más que la estructura musculoesquelética del cuerpo humano, en contraposición a las terapias fisioterapéuticas, que se basan únicamente en la mecánica corporal.

Las herramientas del Yoga embarcan todos los aspectos de nuestro ser, teniendo en cuenta nuestros patrones respiratorios, nuestras emociones y nuestro intelecto. El Yoga se distingue de la ciencia médica en muchos aspectos, como en su exploración de lo sutil, es decir, aquello que no puede ser reconocido ni entendido por la medicina moderna. Quiero aclarar que no estoy diciendo que la medicina moderna no sea válida; considero que tiene un valor muy importante y es inmensamente beneficiosa. Pero utilizar la medicina moderna para descifrar la ciencia que hay detrás del Yoga no sólo es inapropiado, sino que provoca, inevitablemente, interpretaciones erróneas y aproximaciones sesgadas sobre lo que realmente es el Yoga.

3. Estandarizar no es la respuesta

Hoy en día existe un debate dentro de la comunidad yóguica sobre si se pueden o no estandarizar los protocolos del Yoga. El mero principio de la estandarización va esencialmente en contra de la naturaleza del Yoga, que insiste en que nuestras diferencias individuales no solo deben ser respetadas, sino también celebradas. El Yoga, al igual que otras disciplinas de India como el Ayurveda, promulga claramente que la estandarización de sus herramientas no funciona, ya que cada ser humano es único y se distingue de los demás por múltiples parámetros.

Del mismo modo que un mango no debería ser tratado como una piña o un mango verde no debería ser tratado como un mango maduro, un ser humano no debería ser tratado de la misma manera que otro. El Yoga no cree en prescripciones estandar, sino que tiene como objetivo proponer soluciones individualizadas para cada persona, atendiendo a diferentes parámetros como, por ejemplo, la constitución, la edad, la profesión, la época del año en la que nos encontremos, las condiciones de vida, el estado de salud, la capacidad energética y los intereses de la persona. Por estos motivos, tradicionalmente el Yoga se enseñaba únicamente de manera particular (de uno a uno) para lograr resultados de alta calidad y es así como deberíamos continuar haciéndolo.

4. Rechazar el Yoga como terapia

Recientemente, la Yoga Alliance, una de las organizaciones de certificación más relevantes de los EEUU, publicó un comunicado conforme no autorizaba que los profesores utilizaran la palabra «terapia» en el contexto del Yoga. No sólo fue un shock para muchos miembros de la comunidad del Yoga, sino que contradice las bases de sus principios filosóficos. Una de las razones por las cuales se desarrolló el Yoga es por su inmenso valor terapéutico para enfrentarse a enfermedades y condiciones fisiológicas, psicológicas y espirituales.

Solo consultando brevemente cualquiera de los textos clásicos del Yoga como los Yogasutras, el Hathayogapradipika, el Sivasamhita etc, se revela la importancia terapéutica del Yoga. Es muy probable que sea el miedo a posibles demandas legales el motivo oculto tras la decisión de la Yoga Alliance. Sin embargo, de ninguna manera debería ser una razón válida para rechazar el Yoga como un importante paradigma holístico complementario de la salud. Cada vez hay más pruebas que confirman su amplio potencial en el ámbito de la sanación.

5. El Yoga es una práctica espiritual, no egocéntrica

Una de las más bellas dimensiones del Yoga, sin necesidad de incidir en un enfoque religioso, es que es, esencialmente, una disciplina espiritual. Sin embargo, la realidad actual es que la mayoría de la gente lo practica como un sustituto de una clase de fitness o de una visita al gimnasio. El Yoga se originó como una herramienta de transformación espiritual, que implica descubrir nuestro potencial interior y su total expresión. En el mundo actual, en el cual la sociedad está tan influenciada por estímulos externos, muchas personas no tienen ni idea de su propia capacidad inherente y les falta la fuerza para conectar con su propio poder.

Desgraciadamente, también el ámbito del Yoga ha sido fuertemente influenciado por los medios de comunicación. Muchas personas que se acercan hoy al Yoga quieren un cuerpo más bonito, o quieren encajar en el estilo de vida moderno del Yoga, que parece poner más énfasis en la lealtad a las marcas, en la creación de falsas necesidades (los antiguos yoguis no utilizaban ni necesitaban esterillas de caucho de alto standing) o en las apariencias (la llamada “ropa de yoga” no se necesita para poder hacer una práctica significante) que en la esencia de la práctica del Yoga. En definitiva, la práctica del Yoga de hoy en día ha adoptado, desgraciadamente, una forma de narcisismo que se enfoca demasiado en el lado más egocéntrico de la humanidad. Un camino muy peligroso que contradice completamente el objetivo del Yoga, que es, precisamente, el de reducir la presencia del ego.

6. Ciegos siguiendo al ciego

El Yoga se ha convertido en un negocio tan grande que la cantidad de profesores crece tan rápido como los champiñones. No sólo están a menudo poco cualificados, sino que tampoco existe aún una organización lo suficientemente cualificada para supervisarlos y guiarlos. Organizaciones como la Yoga Alliance, la Asociación Internacional de Terapeutas del Yoga (International Association of Yoga Therapists) y otras han emergido por la popularidad creciente del Yoga en un intento por completar las tareas encomendadas a agencias legítimas de certificación.

Sin embargo, surgen dos problemas en este contexto. El primero es que muchos practicantes se preguntan, razonablemente, quién ha dado a esas organizaciones el derecho de gobernar a otros. El segundo interrogante subyacente es si los que toman las decisiones en estas organizaciones han estudiado profundamente todos los aspectos que embarca el Yoga. La mayoría, afortunadamente no todos, son estudiantes y profesores de la era moderna formados de manera insuficiente en las enseñanzas yóguicas clásicas. Sus conocimientos se limitan a enseñanzas modernas. Esto se traduce en currículos reducidos y estandarizados, que suelen tomar prestados aspectos de la Medicina Occidental o de la Fisioterapia.

Muchos de estos reguladores se sienten obligados a aceptar ideas y puntos de vista occidentales para tomados en serio y para evitar, en los casos más extremos, el riesgo de demandas legales. Si continuamos de esta manera, la siguiente generación de estudiantes de Yoga no serán formados en el Yoga Clásico, aunque dispongan de manera ilimitada de las herramientas y los objetivos del Yoga. De este modo, nos enfrentaremos a un panorama donde el Yoga se convertirá en una versión ligera, tipo New Age, de fisioterapia y ejercicio físico. Un escenario bastante escalofriante. Es imperativo, por tanto, que estas instituciones que ‘gobiernan’ el Yoga empiecen, realmente, a defender y representar el Yoga sin desviarse de sus principios esenciales. Sería conveniente que invitaran a practicantes con mucha experiencia, formados en la tradición ancestral y con raíces profundas en las enseñanzas clásicas para elevar el nivel general y arrojar luz a las generaciones futuras.

Conclusión: se necesitan más enseñanzas de calidad, no más cantidad.

Los parámetros del mundo empresarial contemporáneo presionan al sector del Yoga para convertirse en un negocio de masas. Esta presión conlleva una serie de compromisos y peajes que originan los problemas expuestos en este artículo. El Yoga necesita enfocarse en formaciones de alta calidad. Antiguamente, los grandes yoguis tenían una cantidad limitada de estudiantes. Estudiantes dedicados que se comprometían a largo plazo y con profundidad al estudio del Yoga en su totalidad. No eran acróbatas ni gimnastas que saltaban de un asana a otro, ignorando el sentido real del Yoga como experiencia espiritual. Si la comunidad del Yoga no reacciona rápidamente a la realidad aquí expuesta, si no empieza a cuestionar el camino que ha tomado el Yoga moderno y no rectifica las deficiencias actuales, el verdadero Yoga será condenado a un lugar oculto e inaccesible para la inmensa mayoría de la sociedad, tal y como ya sucedía hace siglos, cuando el Yoga sólo estaba al alcance de unos pocos que vivían alejados de la sociedad.

(Traducción por Dana Ginevro. Revisión por Coral Cruz)

El autor de este artículo, el doctor Kausthub Desikachar, hijo y alumno de T. K. V. Desikachar, empezó a estudiar yoga cuando tenía nueve años. Hoy trabaja como yogaterapeuta en ofrecer soluciones eficaces para todo tipo de desequilibrios mentales, emocionales y físicos. Combina las enseñanzas del Yoga, el Ayurveda, los Vedas y la psicología moderna con el objetivo de empoderar a sus clientes en su camino de sanación, haciéndoles descubrir su propio potencial.

El Dr. K Desikachar es reconocido por su conocimiento profundo de la tradicion del Yoga y su capacidad de explicar esas enseñanzas milenarias de manera accesible y adaptable en nuestra sociedad moderna. Imparte formaciones y talleres para profesores de Yoga en diferentes países en Oriente y Occidente. El 5, 6 y 7 de mayo del 2017 da un seminario sobre la Anatomía sutil del Yoga en Barcelona.

Para reservar tu plaza puedes contactar con Dana Ginevro: info@yogadana.org.

En julio 2017 empieza su formación de Yogaterapia Holistica en Chennai, India. Mas información en www.khyf.net.