A la «caza» de hombres santos: El mejor ayuno, el de la mente

2019-07-22

 ¡Qué paciencia y ecuanimidad tienen conmigo estos swamis que voy durante horas acribillando a preguntas!  Pero antes de someter a Swami Krishnananda al que va a ser un largo «interrogatorio» de preguntas y repreguntas, me doy un largo paseo por la zona de Swagashram, al otro lado del río y en cuyos bosquecillos hay un buen número de eremitas. Escribe Ramiro Calle.

Swami Krishnananda

Asciendo y asciendo por el paseo asfaltado y observo a los monjes haciendo sus plegarias, ejercicios de yoga, ofrendas y labores domésticas. Después trato de tomar un té en una de las dabhas (tabernas) de la zona, pero digo trato porque de tan especiado no puedo ingerirlo. Compro plátanos y me escabullo de los monos, que quieren capturarlos como sea.

Ya estoy sentado frente a Swami Krishnananda. Nos miramos con intensidad. Swami Krishnananda es una persona muy seria, pero siempre amable.

Le comento que el ser humano teme la muerte. La muerte puede llegar a inspirarle un miedo insuperable. ¿Cómo evitarlo?

«A nadie le gusta morir -dice-.  Es un sentimiento muy natural.  Para poder evitar el miedo a la muerte se debe de tratar de comprender lo que acontece con ella. No sabemos lo que nos ocurre al morir; es algo desconocido, y eso es lo que produce temor.  El miedo surge por el temor a lo deconocido. Pero si se sabe lo que sucede, ya no hay miedo. Lo que realmente ocurre es que nuestras acciones pasadas, aquellas que hemos ejcutado en vidas previas, originan ciertas condiciones o circunstancias que provocan el nacimiento en este cuerpo. El cuerpo ha sobrevenido como una especie de instrumento para satisfacer los deseos que entretuvieron nuestra mente en vidas previas. Cuando estos deseos han sido satisfechos, quedan aún otros deseos insatisfechos. La mente tiene tantos deseos que solamente una cierta parte de ellos han sido y pueden ser satisfechos. De la misma manera que se tiren los vestidos viejos, así la mente se desprende del cuerpo que es inutil para satisfacer una serie de deseos que él ya no está en condiciones de satisfacer. Eso es la muerte.  Muerte significa el desprendimiento que la mente hace del cuerpo, del mismo modo, insisto, que nos desprendemois de prendas viejas. Es un proceso científico y, por tanto, ¿por qué tener miedo? Ya no quieres el cuerpo porque no es útil y deseas uno nuevo, de la misma manera que puedes aspirar a un nuevo coche. Pero  Por eso nos asusta. Y la falta de compensión de lo que representa el proceso de la muerte es la razón de que la muerte sea temida».

¿Por qué se nace la primera vez?, pregunto. Y con toda naturalidad contesta:

«La causa es que la consciencia se separa del Universo, de la Totalidad. En el momento en que la consciencia se separa del Universo, sucede el nacimiento, pero el Ser deberá regresar a la Totalidad.  El deseo de regresar a la Totalidad es la causa del renacimiento, ¿entiende?  Sí, la causa original del primer nacimiento es porque la consciencia se separa de la Totalidad.  Hay una parte -la consciencia- que se aisla de la Totalidad y provoca el nacimiento. Mientras haya karma acumulado, habrá nacimiento».

¿Cómo eliminar el karma?

«Por la práctica del yoga y la meditación», asevera.

Ahora pregunto: ¿Es importante conquistar el vacío de la mente?

«Al principio -responde-, antes de que se trate de abstraer la mente de los sentidos, debe mantenérsela en la condición de vacuidad por corto tiempo, pero no por largo tiempo. Lo importante es llenarla con pensamientos positivos. Un médico, por ejemplo, te puede hacer ayunar si es necesario, pero no te deja siempre en ayuno. De la misma manera, el estado de vacuidad debe ser temporal, para limpiar la mrente de todo pensamiento desordenado y negativo antes de llenarla con pensamientos positivos».

¿Cómo se pueden controlar los vasanas o tendencias subconscientes y latentes?

«Se pueden controlar a través de la concentración mental en un sujeto puro, en lo Absoluto, y no en los objetos. Eso es yoga. En la meditación yóguica, la mente es retirada de los objetos y establecida en el sujeto puro, con lo que los vasanas van siendo neutralizados».

Hablamos a fondo del karma. Me dice que todo acto origina karma si hay deseo, y el karma impulsa a sucesivos renacimientos. Le pregunto si el deseo de autorrelización tamabién lo origina, y dice:

«No, el deseo de autorrealización no origina karma. Es el apego a los objetos el que origjna karma. En el yoga la mente debe irse purificando en su curso hacia la autorrealización en lo Universal.  Cuando se está en el Ser, no se piensa en nada. Se está siemplemente atento al Ser universal y no puede haber karma como reacción, puesto que no hay nada externo a lo que se reacciona. El karma viene cuando el pensamiento se apega hacia el objeto exterior sobre el que se proyecta».

Rishikesh, el que ya no es

Han sido días abordando muchos temas, incluido el del cuerpo sutil que se interpenetra con el cuerpo físico o las diferentes clases de karma o categorías de samadhis. Pero todavía debo entrevistar una noche de estas, en su kutir, a un swami muy dinámico y jóven, con el que he trabado una relación muy cordial. Se llama Adyatmananda y lo que quiero es que me hable de esta época negra, corrupta, desordenada, babélica y a veces tan oscura en la que estamos viviendo y que condujo a Hermann Hesse a ser taxativo cuando aseveró: «No creo en ninguno de los valores que propone esta sociedad».  Pero insitió en que siempre seguiría su impulso hacia la libertad interior… tal y como hizo.

Paseo por la zona. Hasta aquí han llegado grandes orientalistas y buscadores de lo Inefable, mucho antes de que se convirtiera en un supermercado espiritual, en donde, junto con los mentores verdaderos que pueda haber, hay toda clase de charlatanes y mercenarios del espíritu y donde se imparten, para que el negocio no decaiga, miles de títulos de «yoga» de todo tipo: cien horas, doscientas horas, cuatrocientas horas, quinientas horas… Facilidades que no falten. Ya hace 46 años, cuando entrevisté al presidente de la Sociedad Ramakrishna en Calcuta, entristecido me dijo: «Rishikesh ya no es lo que era».  ¡Si tuviera ocasión de verlo ahora! Pero a toda luz sigue su sombra como a toda sombra sigue su luz. ¿No será que se cumple aquella ley eterna de «cada discìpulo tiene el maestro que se merece»? Quizá, pero ante lo Incognoscible, lo mejor es rendir el ego.

Ramiro Calle

RamiroCalleMás de 50 años lleva Ramiro Calle impartiendo clases de yoga. Comenzó dando clases a domicilio y creó una academia de yoga por correspondencia para todo España y América Latina. En enero de l971 abrió su Centro de Yoga Shadak, por el que ya han pasado más de medio millón de personas. Entre sus 250 obras publicadas hay más de medio centenar dedicadas al yoga y disciplinas afines. Ha hecho del yoga el propósito y sentido de su vida, habiendo viajado en un centenar de ocasiones a la India, la patria del yoga.

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