El Yoga como herramienta social

2014-05-29

Víctor M. Flores nos cuenta su nueva aventura en Nicaragüa, donde ha creado el Instituto de Estudios del Yoga-Nicaragua, con la idea de que el yoga pueda servir para dar pasos contra la pobreza e igualar los estratos sociales, además de popularizar esta práctica.

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  En septiembre del año pasado dimití de mi cargo como promotor del Congreso de Yoga de la Costa del Sol, tras siete convocatorias de este salón de encuentro de esta disciplina. Este congreso ha sido durante toda su vida gratuito y ha abierto sus puertas a todo profesor y escuela de este país sin promocionar exclusivamente a los miembros del instituto que lo convoca. Del mismo modo, cedí mi puesto de director pedagógico de su escuela, delegando todas las funciones en personas brillantes que, sin duda, eclipsarán lo que hasta el día de hoy ha sido mi carrera en el yoga. Mi labor actual es la de coordinar y diseñar los cursos, así como representar los intereses de mi grupo.

El motivo que me impulsó a esto era emprender el mismo proyecto en otro país, otro continente, otra forma de hablar, otro color de piel, proyecto que Ximena Gutiérrez, profesora de Jivamukti que llevaba forjando desde hacía años. Mi destino fue su tierra, Nicaragua, dónde actualmente resido.  Me marché de mi patria con los libros que he publicado, una maleta de ropa, un Shiva y una Kali de bronce para empezar prácticamente de cero en este continente que un día Cristóbal Colón confundió con la China.

Es difícil resumir como es la vida al otro lado del mar. Vivo como describiera García Márquez a los primeros españoles que llegaron a América: aturdido por el canto de los pájaros, mareado por la pureza de los olores. Nicaragua tiene cincuenta volcanes, un lago que casi es un tercio de su territorio, su PIB está por debajo del resto de los países centroamericanos, lo que le convierte en un país con una gran población muy humilde y un elevado índice de analfabetismo. El sueldo medio es de $ 250 US. Gran parte de sus problemas actuales se deben a que, desde mediados del siglo XIX hasta el triunfo de la revolución sandinista en el año 1979, los nicaragüenses vivieron una continua guerra civil. Hoy en día es un pueblo con un índice bajo de delincuencia, orgulloso y digno, con una gran memoria de lo que supone la violencia.

Todos estos antecedentes y la biografía actual de este país me ha llevado a la concepción del yoga como una herramienta de intervención social que pueda generar un nuevo nicho de trabajadores del bienestar, concepto que aún hoy en día no ha conseguido desarrollarse del todo pese a tener en su territorio a varios resorts más hermosos y de crecimiento sostenible con el medio, como son Aqua Wellness o Morgan’s Rock.

Trabajo para profesores nacionales

Mientras que la vecina Costa Rica monopoliza en gran parte el viaje turístico espiritual y los retiros de yoga de Latino América, aún Nicaragua no ha conseguido situarse con el papel que merece y que tarde o temprano asumirá debido a sus características geográficas y climáticas. Para ello, el joven equipo que aún es el Instituto de Estudios del Yoga-Nicaragua y Buen Karma Yoga ha establecido unos patrones de intervención en los cuáles se busca que una gran población relegada a trabajos de poca relevancia, debido a su falta de acceso a una escolarización completa, pueda acceder al mercado laboral como instructores de yoga. Para ello facilita que los resorts que ofrecen clases de yoga vayan sustituyendo gradualmente a los profesores extranjeros, mayoritariamente viajeros que continuamente cambian de uno a otro, por profesores nacionales, más fidelizados a la empresa y con la oportunidad de hacer posible la ascensión tanto social como profesional.

De este modo, al ya conocido triple beneficio  del yoga (físico, mental y espiritual) se le añadiría un cuarto elemento, el social, convirtiéndose en un motor de crecimiento dentro de las clases sociales más susceptibles a los cambios económicos, permitiendo así dar pasos contra la pobreza e igualar los estratos sociales, además de popularizar esta práctica, aún una gran desconocida en la vertiente caribeña del planeta, dado que el turista espiritual no es un residente.

Entre los muchos planes de acción IEY-N y BKY ha convocado junto a Cocoberry Spa un Congreso de Yoga en la colonial ciudad de Granada, repitiendo el patrón de sus hermanos españoles (Costa del Sol-Marbella y Mediterráneo de Yoga-Valencia) como forma de dar a conocer al yoga y de promocionar a las escuelas ya ubicadas en el país, dando una cuota de 70% a los profesores de origen latino y un 30% a los angloparlantes afincados en el país, con el objetivo de que el congreso tenga un fuerte sabor latino, sin que esto suponga una segregación.

Con el objetivo de impulsar este ambicioso proyecto, el Instituto de Estudios del Yoga comenzará la convocatoria de becas de cooperación, integrando a voluntarios en un plan de estudios de seis meses en Nicaragua cuya función sea la formación de profesores latinos para que tanto América como España vuelvan a coincidir en una encrucijada de destinos en la cual, el yoga sea la insignia de una gran patria sin fronteras, y  -vuelvo a García Márquez- diseñar una carta de navegación que canalice hacia la vida la inmensa energía creadora que durante siglos se ha despilfarrado en la depredación y la violencia, y abra al fin, una segunda oportunidad sobre la tierra

Víctor M. Flores

www.institutodeestudiosdelyoga.com