El yoga en la investigación científica y en la educación

2020-02-24

El potencial ilimitado del conocimiento empieza a derrumbar arcaicas barreras sobre temas relacionados con nuestro mundo interior que están esperando ser enriquecidos desde el campo científico e investigador universal. Escribe Elisa Beatriz Acevedo Pineda.

Cuando hablamos de una educación verdaderamente integral, en el contexto actual de todas y cada una de nuestras sociedades, sin duda alguna abordamos un tema de enorme compromiso integral con la necesidad de profundos cambios la infraestructura educacional de nuestras sociedades.

En consecuencia, enfrentamos el enorme reto de introducir en las estructuras curriculares, de escuelas, colegios y universidades un conjunto de asignaturas de evidente complejidad conceptual y práctica, relativas a la mente, la salud, las emociones, las relaciones, las actitudes, no solo frente al mundo exterior sino en lo que respecta a nuestro mundo interior y su consecuente integración en la formación humana de cada individuo.

Indudablemente estamos haciendo referencia a uno de los temas que mayores reacciones a favor y en contra existe en el ámbito educacional a todos los niveles; lo cual demuestra la existencia de centros y periferias cognitivas sobre el tema, con sus visibles tolerancias e intolerancias.

No obstante, para nadie es un secreto que no solo se enferma el cuerpo, también el alma, la mente, las emociones y, con ellas, nuestro potencial de abordar y enfrentar el mundo y sus realidades tanto externas como internas. Por lo tanto, si aspiramos construir una sociedad nueva, necesitamos formar a un hombre potencialmente nuevo que conozca el verdadero arte de vivir en medio del caos dominante.

Por esta razón consideramos que el estudio y la enseñanza de cualquier estilo de yoga actúa como bálsamo y panacea para una sociedad enferma y con horizontes inciertos, en lo que a calidad de su educación se refiere.

En tal sentido debemos aclarar que aunque todos los estilos y escuelas de yoga, relajación y meditación son ampliamente recomendados, en esta ocasión (pero sobre todo en el siguiente artículo) nos ocuparemos del Yin Yoga por considerar que encierra prácticamente todas las modalidades de yoga existentes.

Cultivar la sabiduría interior

La idea es fomentar al interior de la academia ambientes sanos de convivencia, tolerancia y de un mayor rendimiento en condiciones óptimas tanto para docentes como para alumnos.

Pero aprender a desarrollar estas capacidades, no obstante existir las mismas hace cinco mil años, no es tarea fácil cuando vivimos en un mundo desequilibrado, que desconoce su entorno y, lo que es peor, su potencial interior mente-cuerpo. Por lo tanto, mantener la paz, la sabiduría y la salud integral en medio de la tormenta de un esquema de valores y paradigmas de crisis sostenidas, representa un verdadero reto para la educación en nuestras convulsionadas sociedades.

En estas condiciones necesitamos hoy más que nunca cultivar la sabiduría interior, tanto en el mundo que vemos como en lo referente al que no vemos y que nos impacta de manera profunda. Lo cual exige una estructura mental muy diferente a la tradicional, máxime cuando hemos sido educados para mirar hacia afuera y jamás hacia nuestro mundo interior, con el fin de rescatar y fortalecer su enorme potencial transformativo, pleno de capacidades y competencias para cada ser humano y para la sociedad en su conjunto.

En este sentido consideramos de vital importancia desarrollar un nuevo paradigma educativo en el cual el Yin Yoga pueda ser una alternativa futura para un nuevo estilo de sociedad basada en la paz y la inmensa sabiduría de los conocimientos y enseñanzas de este yoga suave, respetuoso, amable y profundamente saludable.

Errores del yoga actual

Antes de especificar los beneficios que para la formación humana integral tiene esta escuela, método y, sobre todo, filosofía de vida, debemos advertir sobre los errores con que, como consecuencia del proceso de mercantilización y banalización, se nos presenta el yoga actual, haciéndolo pasar por un deporte, una competencia, un método estético de adelgazamiento, un simple embeleco para ocupar ratos de ocio, una moda y estilo de vida light.

Insistimos por lo tanto en resaltar la importancia de que en prestigiosas universidades de Europa y de Estados Unidos surjan y se multipliquen investigaciones de alto rigor y compromiso científico interdisciplinar que diseñan estudios de gran valor para la sociedad y el desarrollo de su pensamiento integral a través de prácticas a las que jamás se les había concedido el valor que realmente tienen para fomentar y más que ello implementar de manera sostenida un nuevo paradigma de vida integral.

En tal sentido, las investigaciones sobre los efectos de la práctica regular del yoga, la meditación, la atención plena, así como de otras disciplinas heredadas del patrimonio científico y cultural de Oriente, cobran enorme interés en el campo del conocimiento científico occidental.

Actualmente existen estudios, proyectos, propuestas e investigaciones en prestantes universidades como Harvard, de manera especial en su escuela de Medicina, sobre los beneficios de la meditación para la salud, liderados entre otros por la neurocientífica Dra. Sara Lazar.

En la Universidad de California, por su parte, los estudios científicos sobre el yoga son de gran impacto por su inmensa transversalidad. La Dra. Helen Lavresky dirige en este centro de pensamiento científico importantes investigaciones sobre los beneficios del yoga a nivel cerebral en casos de Alzheimer y demencia. En este sentido es importante anotar que varios hospitales geriátricos se han comprometido a implementar las prácticas de Yin Yoga para serenar, calmar y liberar emociones en sus pacientes.

En la escuela de Medicina de la Universidad de Massachusetts tenemos a una verdadera autoridad mundial sobre estos estudios científicos y sus aplicaciones prácticas: el Dr. Jon Kabat Zinn, autor de importantes libros sobre mindfulness para el manejo del estrés, el dolor crónico y su consecuente equilibrio físico y mental.

Además de lo anterior, existen otros valiosos referentes sobre el yoga como centro de importantes investigaciones interdisciplinarias. Citaremos como ejemplos estos nombres:

National Institutes of Health, Universidad de Pensilvania, revista Psychosomatic Medicine de la Universidad de Ohio, Universidad de Pittsburgh, Instituto Santa Cruz de la India, Universidad del Yoga de la India, Oneness University también de la India, Universidad de Nueva Delhi, investigaciones de Juan Mao del Jilin Institute of Physical Educacion de Changchun en China, Universidad St. Francis Xavier, Universidad de Búfalo de Nueva York, Universidad de El Salvador con su programa académico de tecnicatura universitaria en Yoga, investigaciones del Dr. Singh Khalsa de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard ya mencionada con anterioridad, Universidad de Boston, Instituto Universitario del Gran Rosario en Argentina, Universidad Maimónides de México con sus estudios en Yoga y Ayurveda, entre otros, sobre las relaciones de la medicina, la psicología, la psiquiatría y las neurociencias con las valiosas tradiciones meditativas de Oriente, como aspectos vitales de lo que hoy conocemos como neurobiología de la meditación.

Tantos impactantes proyectos en el campo de la investigación y desarrollo de conocimientos transversales ratifican que ciencias y yoga no son saberes incompatibles sino complementarios, demostrado a través de estudios neurocientíficos que implican análisis e investigaciones cerebrales y sus relaciones con las respuestas emocionales, planteando un nuevo campo en las investigaciones científicas antes desconocido: la ecología de las emociones y de los estados mentales tanto positivos como negativos.

Las neurociencias contemplativas presentan igualmente estudios sobre la neuroplasticidad cerebral y el infinito poder curativo de la resiliencia como forma capaz de reprogramar el cerebro a través del equilibrio entre sus dos hemisferios, mediante lo que bien pudiéramos denominar como una “regeneración cerebral” con cambios fisiológicos en el cerebro.

En consecuencia, estos estudios interdisciplinarios entre ciencias y tradiciones meditativas, ciencias y procesos mentales, ciencias y actividades cerebrales a través de diferentes prácticas mente-cuerpo configuran un apasionante campo investigativo para las neurociencias contemplativas jamás imaginado en el campo de la producción de conocimientos científicos.

(Segundo artículo de la autora sobre ‘Yin Yoga en la educación’, la próxima semana)

Elsa Beatriz Acevedo Pineda. Ciencia, Tecnología, Sociedad e Innovación
Asociación Colombiana de Periodismo Científico
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