Conversaciones sobre el origen de los textos del yoga: Tomás Zorzo

2023-12-28

Presentamos la primera de una serie de conversaciones con maestros y estudiosos donde compartiremos distintas visiones y opiniones sobre el origen desconocido de algunos textos de gran importancia en el estudio del Yoga y sus fuentes. Hoy hablamos con Tomás Zorzo. Escribe y entrevista Blanca San Román.

 

Sucede con bastante frecuencia que el origen de algunos textos fundamentales del Yoga es completamente desconocido e incierto. Esto es muy desconcertante para la mente occidental, que basa la credibilidad en nombres, fechas y datos exactos o muy precisos. En la cultura India, donde el mito se considera tan fiable e importante como la realidad manifiesta, los datos concretos de autorías y cronologías de un texto no tienen gran relevancia. Como veremos a lo largo de éste y próximos artículos, muchos de estos textos se deben a más de un autor, o bien son compilaciones de distintas fuentes que hablan de un tema común y alguien les dio coherencia y orden en forma de texto escrito.

Con este punto de partida, quiero compartir textos que aún siendo de gran valor han quedado relegados o vinculados a una escuela concreta y por ello no han gozado de gran difusión.

En esta primera conversación hablamos con Tomás Zorzo, uno de los estudiantes más antiguos de Sri K. Pattabhi Jois y pionero en la introducción de Ashtanga Yoga en España (ver abajo presentación completa), sobre el origen del Yoga Korunta, un texto de vital importancia en la práctica de Ashtanga Yoga, que contiene elementos fundamentales para el entendimiento de qué es Vinyasa. Este texto fue la base sobre la que según T. Krishnamacharya se cimentó toda su enseñanza de Vinyasa con su gurú Ramamohan Brahmachari, ya que describía una práctica dinámica que incluía elementos como mudras y bhandas internos, así como un énfasis muy detallado en la respiración. El texto desapareció, y según Pattabi Jois la última copia que él vi0 en una biblioteca de Calcuta fue devorado por las hormigas.

Tomás Zorzo: He estado buscando los orígenes del Yoga Korunta y no he encontrado mucho…

Blanca San Román: No te preocupes, precisamente esa es la idea de estas conversaciones: desmitificar la importancia de la fecha, la autoría y el origen de estos textos. Lo importante es su relevancia para la trasmisión del Yoga.

T. Z: Según Pattabi Jois, el texto desapareció porque fue comido por las hormigas. He mirado algunos apuntes antiguos y la única referencia a la autoría de Vamana Rsi la hace P. Jois en el Yoga Mala cuando explica el saludo al sol. Dice: “Si  se van a hacer ásanas y el Surya Namaskar, deben ser practicados de acuerdo al método de Vinyasa prescrito como dice el sabio Vamana: ‘Oh yogui, no hagas ásana sin Vinyasa’. Cuando el yoga es practicado con el conocimiento de este método apropiado, es bastante fácil de aprender, pero la práctica sin este conocimiento la vuelve muy difícil de afrontar. Por ello los estudiantes no deben olvidar aprender el método de Vinyasa así como Rechaka y Puraka y seguirlo durante su práctica.”

No dice nada más, ese era el referente. Luego, cuando se le preguntaba a Pattabhi Jois, se contradecía mucho. Cuando yo empecé en 1985 éramos solo unos tres estudiantes; él me enseñó todo, luego empezó a venir más gente. Entonces, cada uno que venía le preguntaba por los drishtis, porque era algo muy nuevo, y cuando hacíamos Sarvangasana, un día te decía: “en el entrecejo”; otro día, «en ningún sitio”. Y lo mismo en Danurasana; yo aprendí que el drishti estaba en el entrecejo, pero luego quedó establecido que era en la nariz. Otra vez durante la relajación que se hacía en el piso de arriba, alguien le preguntó: “Guruji ¿El drishti?” y el de mala gana le contestó: “El drishti está en Dios, solo pon tu atención en Dios«.

B.S. R: ¿Por qué crees que hacía eso?

T. Z.: Bueno, es que los occidentales somos muy estrictos, somos mentalmente rígidos. Yo por aquella época hacía meditación Vippassana y recuerdo a los europeos tomándose todo de forma muy rígida y competitiva. Durante la meditación no debes moverte, pero eso es un referente…

B. S. R : Claro, si te da la tos o un estornudo…

T. Z.: Exacto, pues toses y no pasa nada. Recuerdo estudiando con Iyengar que una vez nos pidió estar en Sirsasana cuarenta minutos. ¡Yo salí iluminado! (risas). Éramos unos 40 alumnos, 20 occidentales y 20 indios, y de los occidentales no bajamos de la postura ni uno, los indios subían y bajaban… Iyengar gritaba: ¡Que no baje nadie! Pero ellos seguían subiendo y bajando cuando les convenía. Esto es un reflejo de la tensión que nosotros llevamos. Creo que el origen está en nuestra tradición judeocristiana, que da importancia a la existencia, fecha de nacimiento y lugar donde nació Jesús. Para los hinduistas esto no es relevante; para ellos la verdad es verdad, no importa cuándo haya sido construida ni de qué forma se haya revelado. Imagino que es el caso del texto que has traducido…

B. S. R: El Yoga Rahasya.

T. Z.: Eso, el Rahasya de Nathamuni, que fue una revelación; es decir, el conocimiento vino revelado, igual que sucede con muchos mantras. Ese concepto de revelación, que también está en el cristianismo, tiene un punto místico… Y esos conceptos del yoga como vinyasa, ¿quién sabe? Según contaba Desikachar cuando le preguntaban sobre el origen de su conocimiento: “Cierro los ojos y mi maestro me lo dice”… ¿A qué maestro se refería, a Ranmohan Brahmachari? ¿O simplemente a su guía interior? ¿O es Ishvara? Lo veo más desde ese espacio.

B. S. R: ¿Por qué crees que necesitamos tanta concreción? Es como si nos faltara fe, esa idea del bhakti de los indios, en la que el conocimiento se trasmite desde distintos canales y es una forma de fe, ya que al fin y al cabo, venga de donde venga, la verdad proviene de Dios. Da igual quien lo trasmita, si es una verdad y es trasmitida en un estado de meditación, ¿qué más da la forma de la transmisión? Yo siento que a nosotros nos falta fe, devoción en el sentido de entrega.

Yo recuerdo en mis primeros viajes a la India había mucha desconfianza, siempre pensaba que me estaban engañando… Pero cuando conseguía confiar, tenía experiencias increíbles. Entonces me daba cuenta de que la verdad tiene muchas formas y depende de cada momento. Pero al principio me costaba creer en lo intangible.

T. Z.: Sí, eso es muy de Descartes, el pensamiento prima por encima de la existencia. Lo ves en los estudiantes nuevos que buscan un sistema. Cuando yo empecé con Guruji, era muy básico, y después fue cambiando… Vi muchos cambios, no en la base ni en el contenido, eso estuvo siempre claro, pero él se iba adaptando en la forma. Ahora llegan los estudiantes occidentales y dicen: “Esto es el sistema, y no se puede cambiar”. Lo convertimos en una religión. Incluso con el ásana; lo ponemos en un pedestal y lo sublimamos.

Parece ser que el propio Krishnamacharya integraba muchas cosas de la tradición india que él conocía muy bien, se adaptaba a las necesidades. ¿Tú también has oído que en el palacio de Mysore introducía ideas que no eran solo del yoga?

B. S. R.: Sí, se dice que enseñaba por un lado al Maharajá, a su esposa y a la corte, y por otro lado a los jóvenes de palacio que hacían un entrenamiento militar y pasaban muchas horas recitando mantras y meditando. Esta parte con los jóvenes parece que se la encargó a P. Jois, ya que él estaba muy ocupado. Y para estos jóvenes creó este sistema tan vigoroso que es como un arte marcial; de hecho, me recuerda al arte marcial que se practica en Kerala, Kalari Pattayam. Debe haber mucha influencia de otras tradiciones… Como en la India todo es devocional y la práctica es un rito interno, ¿por qué establecer tanta diferencia si lo que importa es la intención?

T. Z.: Yo en Mysore estudié con otro maestro menos conocido entonces, B. K. S. Iyengar, y aunque había diferencias con Guruji, el trabajo de vinyasa era muy parecido, prácticamente lo mismo. Este maestro había sido alumno de Krishnamacharya y de P. Jois, entonces deduzco que el concepto de vinyasa del Yoga Korunta estaba muy presente en la enseñanza. Y volviendo al tema del Korunta, fíjate como influyó por ejemplo en B.K.S. Iyengar con el uso de las cuerdas en algunas posturas.

B. S. R.: Sí, cuando yo estudié Chikitsa Krama (Yoga terapéutico), la referencia del uso de las cuerdas venía del Yoga Korunta, así como del trabajo de Uppluti; la idea de la suspensión durante la práctica se toma del Korunta. En aquella época me explicaron que korunta es marioneta, y de ahí la idea de la suspensión, de quitarle el peso y la densidad al cuerpo físico. Tú sabrás mucho más de esto: ¿en las enseñanzas de P. Jois había referencia a algún fundamento teórico?

T. Z: No, él decía que todo lo había aprendido de su maestro. Su conocimiento venía por dos lados; uno, porque era profesor de sánscrito; y otro, por la enseñanza de Krishnamacharya, que era muy física, muy basada en ásana. No creo que recibiera ninguna enseñanza filosófica de Krishnamacharya. Eran muy jóvenes, y yo creo que les enseñaba la parte más gimnástica.

Guruji contaba que conoció a Krishnamacharya porque este estaba viajando y haciendo demostraciones de yoga en los alrededores de Mysore. Guruji tenía 14 años y, según contaba, no se enteró de nada, pero le gustaron los ásanas. Luego se fue a Mysore a estudiar en el Sanskrit College, y allí comenzó a formarse con Krishnamacharya.

En el aprendizaje con Guruji había alguna enseñanza teórica, sobre todo cuando daba charlas. Yo le traduje cuando fue a Francia, donde daba conferencias. Ahí creamos mucho vínculo, y un día le pregunté: «Guruji, ¿por qué no enseñas meditación?». Y me contestó: “A los occidentales solo se les puede enseñar ejercicio físico, pero si te interesa yo te enseño meditación”. Era un hombre muy ortodoxo y estaba muy ligado espiritualmente a la enseñanza brahmínica, era su herencia. Los ásanas para él se podían enseñar a los occidentales porque estaban desligados del contexto espiritual brahmínico.

B. S. R: Entonces, ¿nunca os dio una base filosófica, algún sustento teórico?

T.Z.:  Bueno, también su inglés era bastante pobre. Él siempre decía lo mismo: “Yoga es centrar la mente en un objeto”, “Practica y todo llegará”, “Es 99% práctica y 1% teoría”. Todos estos ‘mantras’ que el repetía continuamente engancharon a la gente, sobre todo por que él era muy empático. Cuando enseñaba se transformaba, tenía un entusiasmo increíble. Si veía que eras honesto en tu práctica, se entregaba totalmente.  Ahora hay toda una creación filosófica de la enseñanza del yoga, pero Guruji enseñaba desde la presencia. Si estás en la presencia, hay Yoga; si estás en la mente, no lo hay. La fuerza que tenía era esa presencia. Ninguno tenemos título, nunca nos ha interesado. De pronto un día Guruji te decía: “Ahora puedes enseñar”. Lo que trasmitía era: “No tengas ambición, estate presente, sé honesto”.

B. S. R: ¡Es tan importante la confianza en la verdad que te transmite un maestro…! Yo recuerdo estudiando Yoga Chikitsa con Desikachar que él decía: lo que sana es la relación. Y es cierto, las herramientas son muy útiles, pero la confianza y entrega de los alumnos solo sucede cuando hay una buena relación. Ahí es cuando reconoces al guru.

T. Z.: Sí, cuando te trae a la presencia.

B. S. R.: Insisto en que es porque somos muy mentales, necesitamos admirar al profesor, identificarnos con él, y eso es el ego.

T. Z: Es el apego a la forma. Está la forma y está la esencia. Cuando yo recuerdo a Guruji no recuerdo la forma, eso es como un sueño. Pero lo que alimenta es la esencia, lo demás es pasajero. Es difícil hoy día porque el yoga se ha mercantilizado tanto que se ha hecho muy difícil la búsqueda. ¡Y era tan fácil! Cuando fui a estudiar con Guruji era muy joven, iba con el dinero contado, no sabía muy bien quién era aquel hombre, no tenía referencias. Añádele la dificultad del viaje, las diarreas (risas).  Era una continua prueba de fe, de si tu búsqueda era sincera; no te movía volver con un título porque no había tal cosa.

Siento que ahora esas dificultades se han perdido, el estudiante tiene acceso a toda la información y se confunde información con conocimiento.

B. S. R.: Bueno, es que el conocimiento te lo dan las experiencias vividas, incluyendo las diarreas (risas). Tus propias dudas sobre lo que estás viviendo te ayudan a construir la fe. Ahora puedes comprar la información, pero si no has tenido la experiencia, solo puedes vender conceptos teóricos. Para mí es como el arte: se transmite una experiencia.

T. Z: Sí, como todo lo que te acerca a la presencia, a la conciencia del ser. Recuerdo experiencias cumbre que he tenido con algunos maestros. Con Pattabhi Jois fue muy intenso, para lo bueno y para lo malo. Al principio sufrí porque me confrontaba todo el tiempo con mi ego, pero luego he comprendido que ese es el camino que tenía que seguir. Con otros maestros también he tenido experiencias cumbre en las que me han enseñado algo muy importante que ha marcado mi camino.

Volviendo al motivo de esta conversación, yo resaltaría el concepto de ‘revelación’. Es decir, las cosas se revelan a través de un sueño como en el caso de Krishnamacharya en el Yoga Rahasya. Se produce un conocimiento que va más allá de la razón, es un aspecto intuitivo, una comprensión directa. Esos textos son un mantra. Hay cosas que vienen de una revelación y muchos maestros siguen a ese guía interior.

Sobre Tomás Zorzo

Tomas Zorzo es uno de los estudiantes más antiguos de Sri K. Pattabhi Jois, pionero en la introducción de Ashtanga Yoga en España,. Certificado para la enseñanza de la tercera serie de Ashtanga Yoga por el Instituto de Ashtanga Yoga en Mysore (KPJAYI) de mano de su maestro Pattabhi Jois.

Su vocación espiritual y deseo de profundizar más sobre esta antigua tradición le llevó al encuentro de nuevas referencias. Su búsqueda hacia el origen hizo que se inspirase muy profundamente en la enseñanza de Sri Tirumalai Krishnamacharya, maestro de los maestros. Así estudió con alguno de sus discípulos y otros maestros hoy internacionalmente conocidos como B. K. S. Iyengar, T. K. V. Desikachar, A. G. Mohan, Swami Visnhudevananda, Ambu (Aurobindo Ashram) Ramesh Balsekar, Bede Griffiths, Osho, entre otros.

Además estudió psicología humanista, gestalt y diferentes terapias corporales (bioenergética, masaje ayurvédico, técnicas respiratorias, meditación) para completar su formación.

La experiencia, la investigación y los años de estudio han llevado a Tomás Zorzo (Rama) a enseñar además un yoga más integrador que denominó “Yoga Integral», basado fundamentalmente en las enseñanzas de Sri T. Krishnamacharya y la visión transpersonal de Sri Aurobindo.

Actualmente dirige el Centro Yoga Ashtanga en Oviedo.

Blanca San Román, autora de este artículo y entrevista, se inicia en el yoga en 1990, iniciando un camino de búsqueda donde prueba distintas escuelas y tradiciones formándose finalmente en la tradición de T. Krishnamacharya. Estudia en el KYM (Krishnamacharya Yoga Mandiram) en la India, donde se forma en Viniyoga y Chikitsa Krama. Es durante sus estudios en Chennai donde conoce al Srivatsa Ramaswami y comienza a formarse con él en Vinyasa Krama.

Es pionera en la enseñanza de Vinyasa Krama en España, donde imparte sus cclases y cursos. Colabora en diversas formaciones  en Madrid, Barcelona y Amsterdam.

Su interés en la meditación le lleva a iniciarse en diversas técnicas (Vippassana, Nyasa, Vedanta Advaita) .En el 2022 completa los estudios como Bachelor en Ayurveda.
Actualmente dirige el Centro de Yoga Dhara en Madrid.