Entrevista con Renata Lutti: «Las necesidades de las mujeres apenas se tienen en cuenta en las clases de yoga ni en las formaciones»

2023-03-09

Es increíble que la enseñanza del yoga, hoy mayoritariamente a cargo de mujeres, siga manteniendo de forma muy generalizada su enfoque androcéntrico original. Ya sabemos que los principales maestros introductores de la práctica fueron hombres, pero no se entiende que se ignore lo específicamente femenino en los programas actuales de yoga. El empeño de Renata Lutti y su formación son una de las excepciones. Es una entrevista de Yogaenred.

Renata

Renata Lutti es una mujer curiosa y multiapasionada. Empezó su camino de acompañamiento a las mujeres con un objetivo en mente: ayudar a que recuperen la confianza en su intuición y en la sabiduría de sus cuerpos cíclicos. Formada como instructora de yoga y doula, tiene gran interés personal por la espiritualidad desde una perspectiva femenina. Eso le ha llevado a crear espacios seguros para que otras mujeres se permitan explorar, reflexionar, conocerse con mayor profundidad y así mejorar sus vidas.

Renata es creadora de la Formación Yoga Maa, y con ella hemos conversado…

Pregunta: ¿Crees que en el contexto de la enseñanza del yoga se atienden como merecen las prácticas dirigidas a las características propias de la mujer?

Renata: A pesar de que cada vez hay más conciencia al respecto, debo decir que, al igual que sucede en el campo de la medicina, aún estamos muy lejos de que las necesidades específicas de las mujeres se tengan en cuenta no solamente en las clases sino sobre todo en las formaciones de yoga, porque si esto no se enseña a las y los futuros instructores e instructoras de yoga, entonces va a ser más difícil que se implemente en las clases regulares.

P: ¿Qué es lo más evidente que distingue un “yoga masculinizado” (seguramente el más extendido hoy día en las clases y formaciones) de un yoga que tiene en cuenta a las mujeres practicantes, que son una gran mayoría?

R: Son varios los elementos que distinguen una práctica de “yoga masculinizado” de una práctica de yoga que tiene en cuenta las necesidades específicas de las mujeres.

Por ejemplo, uno de los elementos más básicos en yoga es la alineación en las posturas que se supone que ayuda a mantener la salud de la columna y permite un mejor flujo de energía por la espina dorsal y la médula. Resulta que la pelvis masculina y la pelvis femenina son diferentes. Esas diferencias influyen en la alineación y generalmente las indicaciones que se dan a la hora de alinear el cuerpo están basadas en la pelvis masculina y no la femenina. Esto tiene un gran impacto, no solo a nivel de posibles molestias en la columna, sino también en todos los órganos y musculatura de la zona pélvica en la mujer.

Otro de los elementos importantes que distinguen una práctica masculina de una más centrada en lo femenino es tener en cuenta las distintas etapas vitales. Los cuerpos de las mujeres pasan por muchos cambios en las distintas etapas de sus vidas y si la práctica no se adecua a cada uno de esos momentos también puede tener efectos negativos a largo plazo. Hablamos de adecuar la práctica a las distintas fases del ciclo menstrual, a los meses de gestación, en el postparto y también, muy importante, en la perimenopausia.

Y aquí sólo estamos tocando la parte más física del yoga, aunque también es importante la parte energética, emocional y espiritual.

P: ¿Por qué crees que todavía sobrevive de forma dominante ese yoga moderno asexuado (en el mejor de los casos), incluso cuando es aprendido y enseñado por mujeres?

R: Pues por la misma razón que hasta hace muy pocos años no se empezó a investigar el clítoris en profundidad. En la cultura patriarcal se ha tomado como modelo el cuerpo masculino, concretamente el cuerpo de un hombre blanco y joven, como modelo de salud, considerando el cuerpo femenino como una versión “pequeña y débil” del masculino. Se da por hecho entonces, que lo que le sirve al cuerpo masculino, le sirve al femenino.

Lo mismo sucede con el llamado “yoga moderno”, ya que proviene de una cultura patriarcal y se desarrolló como una práctica dirigida a hombres jóvenes, esencialmente militares, y que la mayoría de los “grandes gurús” de las principales escuelas de yoga que han llegado a Occidente son hombres.

Teniendo en cuenta este panorama, es normal que las prácticas hayan sido predominantemente androcéntricas, pero gracias al aumento de mujeres en los distintos campos de investigación, cada vez es más patente que fisiológicamente los cuerpos femeninos tienen características y necesidades diferentes a los masculinos.

Hoy día, gracias a la cantidad de mujeres que ya llevan años practicando y enseñando estas disciplinas y han experimentado por sí mismas las consecuencias de una práctica masculinizada a largo plazo, junto con la divulgación de los estudios que demuestran estas singularidades del cuerpo femenino, hace que haya cada vez mayor consciencia de la necesidad de ajustar y adaptar las prácticas para las mujeres en las distintas etapas de sus vidas.

P: ¿Qué necesitan escuchar y entender las mujeres de su práctica del yoga?

R: Básicamente necesitan escuchar sus propios cuerpos y seguir sus propios ritmos sabiendo que el cuerpo femenino es cíclico y que en cada etapa se siente diferente y tiene unas necesidades diferentes.

En verdad, todo lo que digo ya lo saben las mujeres, lo que pasa que a veces, desde la sociedad patriarcal y androcéntrica que vivimos, se nos imponen unos ritmos y unas expectativas que no corresponden con nuestros cuerpos ni nuestras necesidades.

Estoy segura de que todas las mujeres en edad fértil han sentido que los días de sangrado no tienen la misma energía ni disposición para ciertas prácticas que los días en torno a la ovulación. Aun así, en muchas sesiones se sigue mandando el mensaje de que hay que esforzarse y mantenerse en la postura e ir un poco más allá con tal de lograr la “postura perfecta”. Y si una mujer no se escucha a sí misma y está en la fase del ciclo en que sus tejidos están más laxos que de costumbre, puede terminar con una lesión. Si esta exigencia y falta de respeto a sus propios ritmos se mantienen en el tiempo, puede acabar produciendo problemas a largo plazo, como es el caso de problemas de prolapsos o en el suelo pélvico debido a una mala alineación constante.

Para ello, es importante entender la fisiología y el funcionamiento del cuerpo femenino, de sus ciclos y del impacto de las distintas hormonas femeninas en el cuerpo, mente y emociones. Además, recordar que el yoga tiene un abanico muy vasto de herramientas que nos pueden servir en cada una de estas etapas para sentirnos más cómodas y en paz con nuestros ciclos femeninos y así fluir a través de ellos con armonía, aprovechando y optimizando lo mejor de cada etapa.

P: ¿Y qué deberían tener en cuenta sobre este tema las jóvenes mujeres practicantes que piensan formarse como instructoras de Yoga?

R: Lo primero, que empiecen a observar los pequeños cambios que sus cuerpos experimentan a lo largo de su ciclo y que adapten su práctica a lo que sienten en cada momento. Lo segundo, que investiguen acerca de la anatomía física y sutil femenina. Tercero, que no se limiten a un solo estilo de yoga, ya que cada estilo tiene mucho que aportar a esta visión más femenina del yoga, y es bueno tener distintos vocabularios y visiones acerca de la práctica para poder hacerla más adaptable a cada momento vital.

Y por último, que no piensen que estas necesidades específicas del cuerpo femenino son sinónimo de debilidad; al contrario, el cuerpo femenino es mucho más resiliente y tiene muchos más recursos que el masculino, y a nivel espiritual las hormonas femeninas son un regalo que, si sabemos entenderlas y fluir con ellas, podemos alcanzar estados de conciencia muy elevados y conectados con las prácticas más sencillas y asequibles.

P: ¿Cuáles son los valores característicos, definitorios, de una Escuela y Formación como la tuya, Yoga Maa?

R: El primero y principal es que la mujer está en el centro, así como reconocer que cada mujer es única y dueña de sí misma. En la enseñanza y práctica del yoga esto se traduce en que el objetivo principal es acompañar a las mujeres a reconectar con sus propios cuerpos, su intuición y su energía creativa, de manera que sepan que pueden confiar en su propia sabiduría, que es la sabiduría de la naturaleza misma.

En la parte de yoga perinatal, es muy importante recordar que nadie puede enseñar a una mujer a concebir, gestar, parir y criar a su bebé, puesto que su cuerpo está hecho para hacerlo sin ningún tipo de ayuda. Así pues, consideramos que nuestro trabajo como instructoras de yoga es brindar herramientas a las mujeres que les ayuden a retomar la confianza en sí mismas, en sus cuerpos y en sus bebés y proveer el apoyo amoroso que necesitan para conseguirlo.

Tanto en la formación como en las clases, invitamos a las mujeres a que escuchen las señales internas de sus cuerpos (y las de sus bebés durante la gestación y el puerperio) para que sientan si están realizando los ejercicios de la forma adecuada para ellas y sus bebés, y no basándonos en un molde impuesto desde el exterior.

Para ello creemos que la información es poder, y sumado a la práctica que encarna esa información, nos da la sabiduría. Así, en la formación unificamos todo el conocimiento ancestral del Yoga y el Ayurveda con la información científica actual occidental que nos ayudan entender e integrar las maravillas de la naturaleza cíclica femenina y como atender y cuidar las necesidades de las mujeres para que puedan vivir con plenitud cada etapa de la vida.

Lo más mágico de todo esto es que, a medida que vamos compartiendo la práctica desde este lugar de escucha y respeto, las mujeres van redescubriendo toda la sabiduría y recursos que están dispuestos dentro de ellas y que no necesitan a nadie más para acceder a ese increíble potencial creativo y sanador en su interior.

La Formación Yoga Maa comienza en abril en Barcelona. Toda la información puede consultarse AQUÍ