Revelaciones sobre el crecimiento interior, la Kundalini y los nadis

2023-03-02

Estamos en este plano físico-temporal para expandir nuestra conciencia y para evolucionar como seres espirituales. Los seres encarnados en un plano denso debemos aprender de nuestro nuevo entorno y del aprendizaje que nos ofrece un medio tangible y un factor tiempo que nos permite crecer. ¡Sin tiempo no hay crecimiento! Escribe Pedro López Pereda.

kundalini

Imagen de Okan Caliskan en Pixabay

A esa transformación que experimentamos (en un tiempo determinado) al desarrollar nuestro potencial energético, nuestra sensibilidad y nuestra inteligencia, o cuando acrecentamos nuestra creatividad, amor y sabiduría, le llamamos crecimiento interior.

Los logros que alcanzamos en esos periodos de nuestra vida en los que experimentamos un proceso de crecimiento interior se almacenan en los chakras y se denominan frutos de nuestro crecimiento interior. Estos frutos permanecen en los chakras hasta que son remitidos a nuestro Ser.
Los chakras son campos electromagnéticos en forma de vórtices. Tienen una vibración muy alta, cuya frecuencia se corresponde con la de su propio color. Disponen de una extensión y un contenido que cambian con nuestra propia evolución. En este contenido se preservan los frutos de nuestro crecimiento interior.

Al proceso de convertir estos frutos en conciencia y remitirlos a nuestro Ser lo llamamos ascenso de la Kundalini (palabra sánscrita que significa «enroscada»). Podemos afirmar que la ascensión de Kundalini es la culminación de todos los actos de nuestra vida.

La práctica del yoga actúa como un catalizador que acelera el proceso de ascenso de la Kundalini. La energía Kundalini permanece latente en la base de la columna vertebral y se activa cuando los frutos contenidos en los chakras impares (Muladhara, Manipura y Vishuddha) o en los de los pares (Svadhisthana, Anahata y Ajna) se armonizan en extensión y semejanza en cada uno de estos dos grupos (pares o impares) de chakras.
El ascenso de la energía Kundalini se realiza de forma serpenteante desde el chakra Muladhara hasta Sahasrara, la sede del Ser, por los tres nadis principales Ida, Pingala y Sushumna.

Los nadis son canales del cuerpo sutil llamado Pranamaya. La palabra nadi proviene del sánscrito y significa tubo, canal o vena.
Sushumna es el canal central, denominado también Trikunda o Trisanki, ya que su interior está formado por tres nadis concéntricos. En el centro de los tres se forma el Brahma nadi o canal de Luz. A Sushumna le llamamos el canal central, ya que en su trayectoria acompaña a la columna vertebral y serpentea por sus curvas naturales (sacra, lumbar, torácica y cervical). En la práctica de yoga, la postura del pez (Matsyasana) potencia la acción de Sushumna, así como la sinergia generada por la energía de un maestro experimentado ayuda a completar exitosamente todo el proceso de ascenso.

SUSHUMNA

Ida y Pingala también tienen una configuración interior parecida a la de Sushumna, pero sus canales trasportan los frutos de los chakras impares y su trayectoria curvilínea serpentea alrededor de los dos lados del cuerpo. Ida se inicia por la izquierda y Pingala por la derecha. En yoga se pueden trabajar de forma importante estos dos nadis con la postura dedicada al sabio Bharadvaja: Bharadvajasana.

Existen más formas para llevar los frutos del crecimiento interior a Sahasrara, algunas muy sofisticadas, pero en todas ellas lo importante es ser conscientes de que estamos viviendo un proceso complejo, único y mirífico, y por ello hay que experimentarlo con discernimiento, amor y cordura.

Pedro López Pereda. Creador del centro Namaskar de yoga y autorrealización en la línea de Antonio Blay. Presidente de la Fundación Yoga y de la Asociación Yoga Meditativo. Miembro de la Asociación Nacional de Profesores de Yoga. Maestro de Reiki.

Ha publicado, entre otros libros: El mandala oculto (2017), El cuenco vacío (2018) y Las leyendas del Yoga. El origen mitológico de la meditación, el pranayama y las posturas de yoga (2021).