Dar el salto de la práctica del yoga a su profesionalización es algo que puede suceder como un momento de revelación o como una idea que nos ronda la cabeza durante mucho tiempo. Con la intención de desvelar este paso de transformación vital, física y espiritual a través del yoga, hemos querido hablar con Mayte Criado.
Con más de 20 años de experiencia como formadora, Mayte Criado es la fundadora y presidenta de la Escuela Internacional de Yoga.
«Las personas que llegan a la Escuela Internacional de Yoga sienten la necesidad de transformar sus vidas –nos dice Mayte Criado–. Esto pasa por conseguir las herramientas que les permitan dicha transformación, vivir con mayor equilibrio, con mayor ecuanimidad. El yoga es una disciplina transversal a todos los aspectos de la vida, y la profundización en la misma nos eleva, nos acompaña y traspasa todas y cada una de nuestras experiencias, presentes y futuras».
La transformación, durante y tras realizar la Formación
Sigue comentando Mayte: «Las personas que se forman con la EIY, se transforman inevitablemente por los aspectos que se abordan durante la Formación. La reflexión filosófica es crucial en ese cambio, ya que en la actualidad la filosofía, el arte de repensar la manera en la que pensamos, ha quedado relegada a una materia optativa que pocas personas elige. Repensarnos conlleva, sin duda, cambio.
El estudio de anatomía desde una perspectiva muy orgánica, holística y relacionada con la práctica de ásana y de otros caminos del yoga sorprende incluso a estudiantes de Medicina, Fisioterapia, etc. Lo podemos comprobar año tras año. Destacamos una perspectiva de un yoga que es más de soltar y de dejar de hacer que de proponer un exceso de actividad de la que ya estamos saturadas y saturados en este casi primer cuarto del siglo XXI».
¿Este cambio es algo inmediato y permanente? La respuesta de la fundadora de la EIY es un rotundo sí, y añade: «Esto no es solo mérito del acompañamiento y respaldo de las diferentes maestras y maestros, sino de la predisposición de las personas que llegan con una clara intención de cambiar su vida y transformarse. Una transformación que llega desde el interior hacia el exterior. Y aunque el cambio profundo y renovador es algo más a largo plazo, no cabe duda de que tras su paso por la Escuela ya la persona no es la misma».
«Las alumnas y alumnos de la Escuela no solo sienten la necesidad de transcender, sino que adquieren la urgencia de compartir lo aprendido con los demás. De esta forma el cambio transformador se convierte en algo cíclico que pasa de maestros/as a estudiantes, e inevitablemente repercute en un cambio en el mundo y en el ser humano como individuo y como sociedad».
«La Formación da al alumno/a la oportunidad de conocer y profundizar en su propia persona –continúa Mayte–. Le va a abrir puertas que todavía desconoce. No es solo gracias a una titulación, sino a las herramientas para compartir con los demás, pero sobre todo con el propio ser».
En estos últimos años la Escuela Internacional de Yoga no solo ha ido creciendo, sino que ha podido evolucionar y adaptarse a lo que la sociedad demanda. Sin traicionar nunca la esencia que con la que nació la institución y que guía a su equipo humano en cada una de sus Formaciones: facilitar un cambio renovador de la propia existencia.
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