Os ofrecemos un interesante párrafo extraído del célebre libro Anatomía del Yoga, de Leslie Kaminoff y Amy Matthews (editorial Tutor), del que se han vendido más de un millón de ejemplares en todo el mundo. «Lo que el yoga puede enseñarnos –dice el autor– es que todo lo esencial que necesitamos para nuestra salud y felicidad ya está presente en nuestro organismo».
Los antiguos yoguis mantenían la opinión de que en realidad poseemos tres cuerpos: físico, astral y causal. Desde esta perspectiva, la anatomía del yoga es el estudio de las sutiles corrientes de energía que atraviesan las capas, o “ envolturas “, de dichos tres cuerpos. El propósito de esta obra no es ni apoyar ni refutar esta visión. Sencillamente ofrecemos la perspectiva de que, si el lector está leyendo este libro, posee una mente y un cuerpo que en este momento se encuentra inspirando y espirando en un campo gravitatorio. Por tanto, se puede beneficiar inmensamente de un proceso que le permita pensar con mayor claridad, respirar con menos esfuerzo y moverse con más eficiencia. Este es, de hecho, nuestro punto de partida y nuestras definición de la práctica de yoga: la integración de mente, respiración y cuerpo.
Otro antiguo principio nos dice que la principal tarea de la práctica de yoga es la eliminación de los obstáculos que impiden el funcionamiento natural de nuestro organismo. Esto parece bastante sencillo, pero se enfrenta a la habitual sensación de que nuestros problemas se deben a que falta, o hemos perdido, algo. Lo que el yoga puede enseñarnos es que todo lo esencial que necesitamos para nuestra salud y felicidad ya está presente en nuestro organismo. Únicamente tenemos que identificar y resolver algunos de los obstáculos que impiden actuar a esas fuerzas naturales, “como un granjero que construye un dique para permitir que el agua fluya en el campo donde se necesita» (1) . Es una gran noticia para cualquier persona, sea cual sea su edad, dolencia o falta de flexibilidad; si hay respiración y mente, puede haber yoga.
De la cuna… a la gravedad
En vez de contemplar la musculatura del cuerpo como un sistema de poleas y puntos de apoyo que tiene que funcionar para contrarrestar la gravedad, vemos el cuerpo como una serie dinámicamente acoplada de tubos en espiral, canales y cámaras que se sostienen desde el interior.
Parte de este sostén funciona de manera independiente a la acción de la musculatura y sus exigencias metabólicas. Lo llamamos principio del equilibrio intrínseco, y su funcionamiento es observable en el modo en que la columna vertebral, el tórax y la pelvis se sueldan bajo la tensión mecánica. Las cavidades contenidas por esas estructuras exhiben un diferencial de presión que hace que nuestros sistemas orgánicos graviten hacia arriba, en dirección a la región del cuerpo de menor presión, situada en la caja torácica.
¿Por qué exige práctica aprender a acceder a estas fuentes profundas de sostén interno? La tensión habitual se acumula durante una vida entera de manejar nuestras poleas musculares y puntos de apoyo en contra de la fuerza constante de la gravedad, y la modulación constante de nuestros patrones respiratorios es invocada como forma de regular nuestro paisaje emocional interno. Estos hábitos posturales y respiratorios actúan en gran medida de manera inconsciente, a menos que se introduzca en el sistema algún cambio deliberado (tapah) mediante una práctica como el yoga. A ello se debe que a menudo nos refiramos al yoga como una experiencia de estrés controlado.
En este contexto, la práctica de asana se vuelve una exploración sistemática de cómo despejar las fuerzas más profundas que sostienen al yo: la respiración y la postura. En las secciones de asanas de este libro ofrecemos sugerencias para la alineación, la respiración y la consciencia que pueden servir de ayuda en esta exploración.
En vez de contemplar la práctica de asanas como forma de imponer orden en el organismo humano, animamos al lector a emplear las posturas como forma de revelar el orden intrínseco que la naturaleza puso allí. Esto no significa que ignoramos los problemas de la alineación, la colocación y la secuenciación. Simplemente mantenemos que lograr una alineación correcta es un medio para lograr un fin, no un fin en sí mismo. No vivimos para hacer yoga; hacemos yoga para poder vivir de manera más sencilla, alegre y grácil.
(1) De los Yoga Sutras de Patañjali, capítulo 4, sufra 3, en The Heart of Yoga: Developing Personal Practice, por T. K. V. Desikachar.
Párrafo extraído del libro Anatomía del Yoga, de Leslie Kaminoff y Amy Matthews. Editorial Tutor, págs. 11 y 12