Las 5 M del yoga tántrico: vino, carne, pescado, fusión y sexo

2022-08-10

Os ofrecemos un interesante párrafo extraído del excelente libro de Richard Freeman El espejo del Yoga (editorial Kairós). «Estos estilos de prácticas pueden inducir u ofrecerte la oportunidad para experimentar las profundidades más recónditas de la naturaleza de tu mente y de tu propia realidad; pero solamente si te mantienes centrado y atento», dice Freeman.

Yoga tantrico

Imagen de ArtnIndia

Dentro de yoga tántrico hay una práctica conocida que se llama el pañcamakāra, o las cinco M. Las cinco M son: madyā, que significa «vino» o «bebidas alcohólicas»; mānsā, que significa «carne»; matsya o «pescado»; mudrā, que significa «granos secos», «granos tostados afrodisíacos» o un «sello que une los opuestos al presionarlos entre sí» (o la pareja sexual, en la tradición budista); y, por último, maithuna, que significa «relaciones sexuales». Para los integrantes de la sociedad hindú «correcta», es considerado tabú participar en algunas de estas cinco actividades, y la mera idea de contemplarlas les podía inspirar náuseas.

Dentro de lo que se llama a las escuelas de práctica de tantra de mano izquierda, se consume vino y se come carne y pescado de una forma ritualista. Esta experiencia puede ser muy intensa si eres vegetariano, como lo son muchos hindúes. La idea de mudrā, o la presión mutua, se practica al comer granos o al experimentar la presencia de una pareja sexual. Este momento se culmina, al final del rito, a través del coito. Generalmente, la práctica de pañcamakāra no se toma a la ligera; las actividades se realizan con el cuidado profundo de un ritual y con la recitación de muchos mantras. Aunque puede ser una práctica muy formal, también se puede llevar a cabo con un espíritu tranquilo y ameno. Aun en las escuelas de tantra de mano izquierda, no reina un clima de libertinaje. El ritual está diseñado cuidadosamente para prevenir nuestro hábito de reducir a otras personas, así como a nosotros mismos, a nuestras teorías al respecto.

Para gente de la sociedad moderna que come carne y pescado regularmente, que toma vino con cada comida y que ha sido expuesta a la actividad sexual desde la primera adolescencia, la práctica de pañcamakāra no les causaría mucha impresión. Para algunos, deleitarse con las cinco M sería como cualquier noche de salida. Por ende, el efecto que produciría no sería el mismo que para un hindú devoto. Quizás se podría crear una variante nueva de las cinco M para gente moderna. Tendría que incluir cosas que contengan una cualidad atrayente y sensual, pero que también nos resulten tabú. Alguien que participa regularmente en actividades sexuales debería encontrar una vuelta de tuerca nueva para que esta práctica tenga el efecto previsto.

La gente que asocia el tantra con el sexo quizás asuma que estas prácticas son simplemente el equivalente de tener sexo en exceso, participar energías o tener sexo de formas exóticas. Sin embargo, una verdadera práctica del tantra podría pedir que tengas sexo con alguien que no te atrae, o si te consideras una persona con una alta carga sexual, podría significar significar abstenerse del sexo totalmente. Dentro de la tántrico, los tabúes se invierten y el practicante cruza líneas que no sean solamente la obra de la sociedad sino de su propia mente. Cruzar este tipo de barrera produce un efecto muy potente y puede llevarte casi a la locura si no estás totalmente consciente y si no mantienes tu ego bajo control. Al mismo tiempo, estos estilos de prácticas pueden inducir u ofrecerte la oportunidad para experimentar las profundidades más recónditas de la naturaleza de tu mente y de tu propia realidad; pero solamente si te mantienes centrado y atento.

Varias de las escuelas de tantra se consideran de mano derecha. Esto significa que los practicantes son célibes o casados o son personas muy conservadoras (dentro de estos contextos). Un practicante de tantra de mano derecha consideraría que la práctica de las  cinco M se pueden realizar de manera simbólica, como un medio para despertarse y experimentar el proceso interno del yoga. Practicantes muy experimentados creen que las vivencias profundas e internas son las más atrayentes y, por lo tanto, la práctica simbólica de las cinco M sería suficiente para abrir los sentidos y la mente. Es interesante notar que los monjes célibes sienten compasión por quienes deben practicar las cinco M con el fin de captar algún aspecto de la naturaleza de la experiencia interna. También es cierto que muchos tántricos se compadece de los monjes célibes.

Un beneficio extraordinario de las prácticas del tantra es que están diseñadas para ayudarte a relajar y soltar todo.Te enseñan la capacidad de dejar las cosas ser como son. El tantra puede revelar que la realidad es simultáneamente mucho más sutil y compleja que lo que la mente jamás podría comprender y que también es tanto más bella y profunda que lo que se podría imaginar. Las prácticas desenmascaran la mente común como un solo aspecto de la verdad, y demuestran que la mente no puede ni aceptar ni controlar la vida.

Entonces, el tantra es una buena noticia para el practicante promedio. En su esencia, es un método para presentar la perspectiva de que la vida es maravillosa y eufórica; su naturaleza misma es de dicha pura. Tantra también nos permite revisar con lujo de detalles los aspectos horribles de la existencia. Aborda el hecho de la transitoriedad, de la muerte, la decadencia de todo y, en última instancia, del fin del cosmos. Podemos desmenuzar todo esto –tanto las partes alegres como las horripilantes– sin caer en la trampa de buscar atraparlas o negarlas; sin ninguna sensación de albergar deseos insatisfechos o miedo. Las prácticas del tantra nos muestran que las cosas que se pueden considerar como los aspectos más horribles de la vida, así como las más dichosas e íntimas, aquellas que nunca se pueden decir en voz alta (especialmente frente a los niños), pueden abastecer la fuente de una enorme felicidad. El tantra nos permite percibir y fundirnos con toda la gama más amplia de la vida tal cual es. Nos permite estar presentes en cada práctica del yoga, libres de los extremos del idealismo y el perfeccionismo. Quizás el regalo más estimable del tantra es que subraya la sensación de que –así como ocurre en todas las áreas de la vida– entramos en una matriz que nos envuelve con los brazos de una gran madre amorosa. Allí, podemos estar totalmente felices y en paz, sin exigencia de ser alguien o de saber algo en particular. El tantra se vuelve un método para explorar las enseñanzas más profundas del yoga y para darnos cuenta de que las cosas son bastante interesantes aquí ahora, justo como son en el momento presente.

Párrafo extraído del libro original El espejo del Yoga. El despertar de la inteligencia del cuerpo y de la mente, 2018, Editorial Kairós, pág. 208.